domingo, 17 de agosto de 2025



PARA MARTA
                                 Yo quisiera,
                                 rítmico (cadencioso),
                componer un poema, es decir, algo músico,
                                               que fuera,
                                               casi impávido,
                                               sólo sonido puro, para así, 
                                               sin palabras,
               vacías tantas veces si han perdido el aroma 
               por reiterada usanza, decir
FELICIDADES
                                     

viernes, 11 de julio de 2025


DE AGUJA A GALLO (CUENTO POPULAR)

    Hace mucho tiempo, un viajero, que viajaba solo y a pie, llegó una noche a una posada.
    –¿Qué desea? –preguntó la posadera.
    –Quisiera posada para mí y para mi aguja –dijo el viajero.
    –¿Para usted y para su aguja?
    –Sí, pero mi aguja tiene que dormir en la cresta de un gallo. 
    –¿En la cresta de un gallo?, ¡qué cosa más rara!
    –Sí, sí... en la cresta de un gallo.
    –Bueno, bueno, como quiera... –aceptó la posadera.
    Total, que aquella noche la aguja durmió sobre la cresta de un gallo, en el corral.
    Pero sucedió que, al llegar el alba, cantó el gallo:
    –¡Quiquiriquí!
    Y con tan mala fortuna que, al erguirse el gallo para cantar, la aguja cayó de su cresta, yendo a parar a un montón de paja.
    Con la luz del día, el viajero despertó en su camastro.
    Bajó de su habitación y vio a la dueña, trajinando ya en la cocina.
    –¿Qué tal ha dormido mi aguja? –preguntó a la dueña el viajero.
    Pero fue imposible encontrar la aguja entre la paja.
    –¡Muy bien! –exclamó el viajero–, entonces me llevaré el gallo.
    Y, ¡dicho y hecho!, el viajero dejó la posada llevándose el gallo.
    Ya por el camino, iba cantando alegremente:
    –De aguja a gallo...
    El viajero caminó durante todo el día. 
    Volvió la noche, y pensó en buscar de nuevo posada.
    –Quiero posada para mí y para mi gallo –dijo el viajero.
    –No hay problema –dijo el posadero.
    –Pero mi gallo tiene que dormir encima de un caballo.
    –¿Encima de un caballo?; bueno, bueno, de acuerdo.
    Y así, aquella noche, mientras el viajero dormía en su cuartucho de la posada, su gallo lo hacía en el establo, sobre un caballo.
    Pero se ve que al caballo le molestaba aquel gallo, así que ¡PLAS! de una coz lo mató aquella noche.
    A la mañana siguiente, el viajero reclamó su gallo y, al saber que lo había matado el caballo, dijo:
    –A cambio de mi gallo, me llevaré el caballo.
   Y ya iba al trote sobre el caballo por esos caminos, mientras cantaba:
    –De aguja a gallo, de gallo a caballo...
    Ya atardecía cuando el viajero presenció un entierro.
    Estaban enterrando a una anciana.
    Cuando el entierro concluyó y todos se fueron, el viajero se acercó. 
    La penumbra ya empezaba a cubrir el campo.
    El viajero desenterró a la muerta y la cargó sobre su caballo.
    Y, mientras cabalgaba, ya cercana la noche, cantaba...
    –De aguja a gallo, de gallo a caballo, de caballo a vieja...
    –A las buenas noches –dijo la dueña de la fonda.
    –Las tenga usted –dijo el viajero.
    –Usted dirá.
    –Quiero posada para mí y para mi abuela.
    «La abuela debe de estar fatigada por el viaje, pues viene dormida», pensó la dueña de la fonda.
    El viajero añadió: –Sólo pongo una condición: mi abuela tendrá que dormir con la criada. 
    –Bueno, así nos ahorramos una habitación –dijo la dueña.
    Todo se dispuso aquella noche como había pedido el viajero:
    La criada compartiendo su lecho con la abuela.
    El viajero en su habitación.
    Y el caballo, claro está, en la cuadra.
    Pero ocurrió que la moza, molesta durante la noche, dio un codazo a la anciana, diciendo:
    –¡Hazte pa’llá mala vieja!
    Al recibir el codazo, la muerta se cayó de  la cama.
    A la mañana siguiente, dijo el viajero:
    –Como la criada ha matado a mi abuela, yo me llevaré a la criada.
    –Me parece justo –dijo la dueña–, pero mejor metamos a la moza en un saco cerrado, para que pueda llevársela sin que se le escape.
    –Sí, será mejor –asintió el viajero.
    Y al poco se alejaba de la fonda a lomos de su caballo, que también cargaba con el saco. Pero lo que no sospechaba es que le habían dado el cambiazo.
    Ya en el campo, en un ameno lugar donde fluía un remansado arro- yo, y mientras su caballo pastaba, el viajero comenzó a cantar:
    –De aguja a gallo, de gallo a caballo, de caballo a vieja, de vieja a moza...
    Y, mientras comenzaba a abrir el saco, añadió: 
    –¿Quién con ésta no retoza?
   Pero, en ese preciso momento, saltó del saco un galgo y ¡ZAS! le comió la nariz.
FIN

viernes, 4 de julio de 2025

                                        A mi tía Águeda
    En este mes de julio, rimando alejandrinos,
    ritmar quiero el pasado, los recuerdos divinos.
    En un arcón del alma, buscando entre neblinas
    he encontrado, de pronto, mi infancia en Paradinas.
    Un vislumbre de infancia como un edén perdido;
    el tiempo inexorable fue mi fruto prohibido:
    me arrojó de mí mismo con su fluir de días,
    me quitó poco a poco las cosas que eran mías.
    Me quitó aquella aguja, y el gallo y el caballo
    (un cuento en el estío como un agua de mayo).
    El tiempo es la serpiente, es el fruto y es Eva
    y es Adán; es torrente que todo se lo lleva.
    Donde viven los cuentos que contaba mi tía
    anhelo intensamente poder volver un día
    (un ánima bendita buscando su asadura
    fue para mi inocencia la leyenda más pura).
    De la nesciencia adulta quiero rasgar el velo;
    sólo siendo aquel niño podré alcanzar el Cielo.
                           ***
    NOTA: 
En este poema se alude a dos de aquellos cuentos que nos contaba tía Águeda cuando éramos niños: De aguja a gallo y El ánima bendita.

domingo, 16 de febrero de 2025

 A PROPÓSITO DE HOT JAZZ JACK
[Pedro Fernández Cuesta, Hot Jazz Jack, una aventura de Ferdinand Blake, Ápeiron Ediciones, 2024]
(Reflexiones en tercera persona sobre mi novela)

    1. Ferdinand Blake, 
el detective de Hot Jazz Jack, es un detective típico y atípico. Toda la novela Hot Jazz Jack es atípica, aun integrando en ella lo típico. Así, en conjunto, la novela se muestra atípica, aunque este apartamiento de lo conocido pueda no percibirse de entrada.
    2. En Hot Jazz Jack 
se integran ciertas convenciones, como la del protagonista alto, joven, fuerte, apuesto, valiente, inteligente y noble. Así es el detective Blake, un personaje como de historieta de las de antes (de las de antes: de aquellas que todavía aquí, en España, nadie llamaba cómic).
    3. El protagonista
como dechado de todas las virtudes retrotrae a aquellos héroes de la infancia como el inspector Dan, el capitán Trueno o el sheriff King.
    4. La sublimación 
de las cualidades humanas de estos héroes de historieta es propia del mito. Sin desdeñar la realidad, Hot Jazz Jack pertenece a lo mítico. Se trata, eso sí, de una mitología personal, individual. El autor, lejos de las grandes mitologías, crea su propia mitología.
    5. El autor
evita conscientemente una psicología compleja en la caracterización del detective Blake. Y, sin embargo, cuando un personaje regatea datos psicológicos puede producir, en el lector con imaginación, un efecto contrario: el de la potenciación de lo dado. Esto es lo que experimentó el autor con aquellos personajes de historieta: regateaban tanto sus sentimientos que, las pocas veces que los mostraban, estos adquirían un valor extraordinario.  
    6. Hot Jazz Jack 
es sutilmente vanguardista. La primera novela del autor, El doctor Guzmán, publicada en 1997, era extremadamente vanguardista. Entre esta primera novela y Hot Jazz Jack aparecieron otras muchas obras de Pedro Fernández; en todas ellas están presentes, en mayor o menor medida, los rasgos estilísticos que se muestran en El doctor Guzmán. En mayor o menor medida, es decir, con mayor o menor explicitud. En Hot Jazz Jack lo vanguardista se muestra tenuemente, sutilmente, pero se muestra. Se muestra: textos entre paréntesis ( ) o corchetes [ ] que súbitamente se interponen en la narración, cual ecos cubistas. Se muestra: también como reminiscencia de la vanguardia (y de la histo- rieta), las onomatopeyas: ¡RIIING RIIING! ¡Clic! hum ¡ejem! ¡PLAS! ¡PLAS! ¡Ajá! ¡Chaff! ¡Guau! ¡Guau! ¡BANG! Se muestra: Expresio- nismo: «El viejo letrero estaba torcido, todo el edificio (dos pisos, ventanas asimétricas) parecía torcido, como aquel barrio entero (casas agrietadas que se apoyaban unas contra otras), como aquellas miradas atravesadas de los transeúntes torvos». Se muestra: división no con- vencional de los capítulos (tres) en apartados de duración imprevisible (varias páginas o dos líneas). Etcétera, etcétera... Mas, simultánea- mente, Hot Jazz Jack es clásica, clara, impresionista.
    7. Una novela vanguardista,
o, si se quiere, experimental, es aquella que, sin desdeñar la tradición, se adentra por caminos no hollados. Cada obra del autor de Hot Jack Jack, aun manteniendo unas constantes, un estilo, es siempre distinta. Cada novela es una nueva búsqueda. El estilo que permanece es la esencia del yo.
    8. Los vanguardistas más profundos,
como Picasso, Modigliani, Klee, Lorca, Kafka o Azorín son así, pues se adentran por caminos no hollados sin desdeñar la tradición. 
    9. Al autor siente predilección
por las historietas de antes, por las películas de antes, por las novelas de antes... y eso se nota.
    10. Hot Jack Jazz 
no tiene nada que ver con la novela negra actual; se sitúa en el polo opuesto. La novela negra actual ofrece brutalidad, morbo, crueldad... y, para justificar esta carnaza, este cebo, disfraza  de necesidad (crítica social, por ejemplo) la gratuidad de esta brutalidad, de este morbo, de esta crueldad. 
    11. La fuerza de una novela 
debe residir en los valores puramente literarios.
    12. Ferdinand Blake, detective poeta,
va escribiendo, a medida que avanza en cada una de sus investigacio- nes, un  soneto, que concluye al dar con la solución del caso. 
    13. Ésta es la segunda aventura 
de Ferdinand Blake. La acción transcurre en los años 30, en Bigstrong City, una ciudad imaginaria. 
    14. Cuando el joven escritor Jack Caine desaparece
misteriosamente y Ferdinand Blake decide ocuparse del caso, empieza a tejerse la trama. Una trama aderezada de emociones y peligros.
    15. Pero, además,
Hot Jazz Jack es una historia de amor entre el joven Jack y la joven Mae. Un amor que bien puede calificarse de romántico; concepto éste vulgarizado y demonizado en nuestros días, y que el autor de Hot Jack Jack, que conoce bien la historia del movimiento romántico, revitali- za. Porque, más allá de la vulgarización y de la demonización, existe un auténtico romanticismo de profundo origen.
    16. También
está Sheilla Sullivan (la chica que hace tilín a Blake), y Chuck (su perrito), y Manfred Strong (el hercúleo ayudante se Blake); y luego están los malos, y los regulares... y etcétera, etcétera, etcétera...
    17. En la novela policiaca típica
o estándar (la que sigue el patrón clásico) cualquier dicho o hecho que se presente en su transcurso ha de estar supeditado a la trama policia- ca. En Hot Jazz Jack, en cambio, todo dicho o hecho está supeditado a una trama o correspondencia más amplia, formal, literaria, que sobre- pasa la estricta trama policiaca (sin que ésta llegue a ser nunca, para el autor, mero pretexto). En Hot Jazz Jack la parte depende del todo a la vez que el todo depende de la parte; y el todo policiaco, aún siendo un todo, es también parte de un todo más amplio: la novela en su conjun- to. Hot Jazz Jack pertenece, por derecho propio, al género policiaco, pero de forma atípica; y así, muchos puristas del género quizá inter- preten como defectos lo que no son sino virtudes. Convendría recapa- citar, en todo caso, en lo siguiente: si indagamos en la génesis de las narrativas de género (policiaca, terror, amor, ciencia ficción...) com- probaremos que éstas no estaban constreñidas, en sus orígenes, por re- glas o normas restrictivas, temáticas o formales, y que, por el contra- rio, estas narrativas pre-genéricas dialogaban libremente entre sí. Pero ya se sabe: lo convencional facilita la labor editorial (las ventas) así como la labor de los críticos de profesión.
    18. Con educación,
sutileza y buenas maneras, Hot Jazz Jack se salta todas las conven- ciones periclitadas, todas las rutinas e inercias literarias. 
***

viernes, 14 de febrero de 2025

     HOY 
(yo, tú, para ti) es el día; de mí a ti para ti esta rosa azul [de los enamorados]. ¿Qué rosa es ésta? fusión es vagarosa (mas la mente la palpa) que ser esencia tanto ansía, tan humilde (rosa casi invisible) de sí misma embriagada (ella, la rosa) anhelando ser fuego y siendo idea. Era el día a san Valentín consagrado. Y era, es (hoy) la rosa que llega (para ti, Marta) disfrazada de escritura en clave de poema flanqueado, cual camino, de estrellas luminosas que lo ritman.

lunes, 10 de febrero de 2025


POEMA
Junto a mi casa viven dos amigos
altos, esbeltos, silenciosos,
buenos;
son dos árboles.
***

miércoles, 1 de enero de 2025

 Entrevista a Pedro Fernández Cuesta
con motivo de la publicación
de su novela 
HOT JAZZ JACK
por el periodista Lechugueto
(continuación 5)

    Lechugueto:
El otro día yo te preguntaba por tu novela y tú me hablabas de tebeos. Y es curioso porque, quizá, esa fijación tuya con los tebeos explique muchas cosas; por ejemplo el hecho de que Blake, el protagonista de tu novela, se parezca mucho a un personaje de tebeo, en el sentido de un personaje plano, sin ese relieve, sin esa profundidad psicológica que se supone ha de tener un personaje de novela de enjundia (pienso, por ejemplo, en Dostoievski). ¡Y fíjate que digo tebeo y no cómic!, porque en el cómic moderno los personajes, muchas veces, no son planos o al menos intentan no serlo. Te pondré un ejemplo: El sheriff King sería el típico personaje de tebeo, mientras que Alack Sinner, en cambio, sería un personaje típico del cómic moderno. Y no me malinterpretes, ¿eh?, que yo no tengo nada en contra de los personajes de tebeo, pues al fin y al cabo yo soy, en mi origen, un personaje de tebeo.
    Pedro:
 Me alegro de que me plantees esta cuestión, Lechugueto, ya que de forma premeditada he pretendido que Blake careciera de complejidad psicológica. ¿Que por qué? Pues para hacer de él no el trasunto de un posible (verosímil) ser de carne y hueso sino un arquetipo. ¿En qué sentido un arquetipo? Pues en el sentido de un personaje donde lo mítico (lo suprahumano) se da la mano con lo humano. O, dicho de otra forma, un personaje donde se aúna lo infinito y lo finito. Esto lo había percibido en esos personajes de tebeo como El sheriff King, El capitán Trueno o El inspector Dan. ¿Personajes planos?, no, sino que adquieren la profunda trascendencia del mito. Y aún digo más: muchas veces, por la escasa psicología de esos personajes, esta psicología (que acaba apareciendo –aunque uno no lo quiera–) adquiere, cuando se muestra (por inusitada) una fuerza extraordinaria. El sheriff King, por ejemplo, muy rara vez exteriorizaba sus afectos, pero cuando lo hacía, precisamente por lo inusitado del hecho, la significación de este rasgo adquiría un valor magnífico. 
    Lechugueto:
¡Qué interesante! Esto daría para todo un ensayo de pro y de contra.
(continuará)