EL DOCTOR GUZMÁN
NOVELA
POR PEDRO FERNÁNDEZ CUESTA
Retrato del Doctor Guzmán, por Kuesta
Retrato de Pedro Fernández Cuesta, por Marta Ferreras
EL DOCTOR GUZMÁN
1-CATALINA KUPFERBERGEN.
De no haber conocido al Doctor
Guzmán (–Sus ojos, señorita, reconcilian a Heráclito con
Parménides) la vida de Catalina Kupferbergen probablemente hubiera
discurrido (–¡Jo! ¡Me aburro!) de la forma más convencional.
Como casi todas las jovencitas
de su edad (Casi como niñas de verdad: labios rojos como sangre)
Catalina Kupferbergen no creía en nada. No aspiraba a nada.
Se puso a estudiar bellas Artes
como podía haber estudiado otra cosa.
Y si se decidió por esta
carrera fue, principalmente, porque había que estudiar poco (–Me
han dicho que en Bellas Artes hay que estudiar poco.)
Y porque la gente que estudiaba
Bellas Artes era, según palabras de la propia Catalina Kupferbergen,
“superguay”.
Al poco de comenzar sus estudios
Catalina Kupferbergen comprobó que, efectivamente, la gente era
“superguay”: Hizo muchas amistades.
Comprobó también algo que le
gustó: No había que saber dibujar ni pintar para aprobar (E incluso
para sacar buenas notas).
Catalina Kupferbergen no se
interesaba por nada especialmente. Excepto por una cosa: “Tempestad
y Peligro”: Voz y guitarra: Francisco Fröbel. Percusión: Salvador
Blättner. Bajo: Juan Ignacio Rochowanski.
–"Tempestad y Peligro” me
mola cantidad. Su último album es flipante. Salvador Blättner está
buenísimo.
Sí. De no haber conocido al
Doctor Guzmán (-Sus ojos, señorita, reconcilian a Heráclito con
Parménides) la vida de Catalina Kupferbergen probablemente hubiera
discurrido (–¡Jo! ¡Me aburro!) de la forma más convencional.
2-LA GRAN EXPOSICIÓN DE ARTE
CONTEMPORÁNEO.
Conoció al Doctor Guzmán en la
Gran Exposición de Arte Contemporáneo, que tenía lugar cada cinco
años en la Gran Ciudad donde ella estudiaba (es un decir) y vivía
(en un piso de estudiantes).
El Doctor Guzmán no tenía
buena opinión del arte moderno, pero quería ver hasta dónde podían
llegar las cosas. Hasta qué extremos podía llegar el ser humano en
su degeneración.
Toda la mañana estuvo
recorriendo las salas. –Ni una sola obra de arte– pensó, y
perdió toda esperanza.
Bajo la lona del Gran Circo del
Arte Contemporáneo la chusma de élite pensaba que la Vida Real
estaba allí.
–Ni una sola obra de arte–
pensó Guzmán, y de pronto la vio a ella: Catalina Kupferbergen.
Catalina Kupferbergen le
deslumbró. Guzmán tembló. En su corazón bramó una tempestad que
le anunció, con toda la violencia, el AMOR. Sintió que la primavera
regresaba, y la ternura herida: Como si una muñeca sonriera pálida
entre las negras flores. ¿Y por qué razón? Porque se había
enamorado a primera vista. ¡Tal fue la importancia de unos ojos!
El viento truculento y fantasmal
de la pasión le empujó: –Tengo que hablar con ella a cualquier
precio– pensó.
Catalina estaba sola y miraba un
cuadro.
Guzmán
pensó que su belleza era lasciva y purpúrea y sintió ya su
nocturno y dulce aliento por anticipado. Sintió un crepitar de balas
en su interior. O como si Lawrence de Arabia dinamitara su férreo
corazón. –¡Mata lo inferior dentro de ti!– pensó Guzmán, y se
acercó a ella.
–Permítame que le diga,
señorita, que ese cuadro que mira con tanta atención es sin duda el
mejor de toda la exposición, y con esto demuestra usted tener un
gusto exquisito.
Catalina miró a Guzmán con
cara de asombro, impasible, con los labios entreabiertos como si
posara, con cara de tonta, para una revista de moda. Guzmán pensó
que sus ojos azules eran como un viento que gritaba azul en el
bosque. Pensó que toda ella era una verdadera locura. Pensó que sus
labios eran como un viernes que te invita a vivir. Pensó que sin
ella el mundo era una oscura mentira, pero que con ella era como si
un guerrero azul flameara en la cúspide del infinito.
Había un concierto de hogueras
en el corazón del Doctor Guzmán. Pensó que los ojos de ella
acogían el bien y el mal y reconciliaban a Heráclito con
Parménides.
Ella continuaba impasible. –Sus
ojos, señorita, reconcilian a Heráclito con Parménides– dijo
entonces Guzmán por decir algo.
Catalina rió entonces. Rió
también Guzmán.
Media hora después los dos
charlaban en la cafetería de la Gran Exposición.
3-EN OTRO LUGAR DE LA GRAN
CIUDAD.
En otro lugar de la Gran Ciudad,
mientras el Doctor Guzmán y catalina Kupferbergen charlaban y reían
en la cafetería de la Gran Exposición, en una pequeña habitación
planchaba Vicky. Junto a la cama, un cofre negro cerrado tenía
aspecto de féretro infantil. Vicky planchaba sobre una mesa roja.
Máscaras de carnaval en las paredes y una caja vacía. Paredes
descoloridas de un amarillo enfermo. Vicky planchaba sobre la mesa
roja, muy cerca del cofre negro y la cama deshecha. Su mirada tenía
la melancolía de una lluvia negra y helada. De algo oscuro y dulce
perdido para siempre.
4-AL DÍA SIGUIENTE.
Al día siguiente, Catalina
Kupferbergen escribió en su diario: ¡Jo! Creo que me he enamorado.
5- SU RELACIÓN CON GUZMÁN.
–Tiene que tener un pastón-
pensó Catalina al saber que Guzmán vivía en un castillo.
Tenía el Doctor Guzmán un
Mayordomo muy estirado y antipático que, cuando quería poner una
sonrisa agradable, ponía una mueca horrible.
El castillo tenía muchísimas
habitaciones.
El castillo donde vivía el
Doctor Guzmán tenía pasillos larguísimos. Y muchos cuartos de
baño. Y una biblioteca con tantos libros que no se podían ni
contar.
Un día Catalina intentó
contarlos y no pudo.
Había libros de filosofía y de
muchas otras cosas, pero sobre todo de filosofía. También había
libros de arte. Y de historia. Y de matemáticas. Y novelas y libros
de poesía. Tenía también el Doctor Guzmán muchas escopetas y
pistolas y espadas, puestas todas por las paredes. Y ESCULTURAS
AFRICANAS.
–¡Jo! ¡Yo flipo!
En el castillo, que estaba en
las afueras de la Gran Ciudad rodeado por un bosque, vivían:
Guzmán, su Mayordomo y criados y criados.
Catalina nunca quiso instalarse
en el castillo. Tampoco habló nunca a sus tres mejores amigas (que
vivían con ella en un piso de estudiantes) del Doctor Guzmán y su
castillo.
–¡Jo! ¡Yo flipo!
6-EN LA MISMA GRAN CIUDAD.
En la misma Gran Ciudad donde
Catalina Kupferbergen estudiaba (es un decir) y vivía (en un piso de
estudiantes con sus tres mejores amigas), en la misma Gran Ciudad
donde vivía el Doctor Guzmán (En su castillo, en las afueras,
rodeado por un bosque), en la misma Gran Ciudad donde vivía Vicky,
vivían (cada uno en su propia casa) los miembros del grupo de rock
alternativo “Tempestad y Peligro”: Voz y guitarra: Francisco
Fröbel. Percusión: Salvador Blättner. Bajo: Juan Ignacio
Rochowanski.
7- FRANCISCO FRÓBEL.
De sus travesuras infantiles
(China, china, capuchina, en esta mano está la china) la más sonada
fue su intento de envenenar un pozo. El dolor y la furia golpeaban su
pecho de niño (El florón está en mis manos, en mis manos está el
florón, y la niña que lo tenga que lo guarde con amor).
También quemó unos libros de
su padre: Llamas sagradas y verticales que purificaron su cerebro de
niño.
Otro día escupió a un profesor
universitario y teólogo, amigo de su padre (Contaba Francisco seis
años). Francisco fue castigado. En el colegio Francisco fue
castigado. Y fue, durante algún tiempo, objeto de las burlas de sus
compañeros crueles (tengo una muñeca vestida de azul, con su
camisita y su canesú). Hasta que Francisco empezó a repartir
(¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡PLAFF!) bofetadas: A sus crueles
condiscípulos. Entonces sus compañeros (¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡PLAFF!
¡QUE NO DECAIGA!) empezaron a respetarle. Pero los maestros (¡ZASS!
¡CUIDADO! ¡PLAFF!) continuaron castigándole.
Su
primer (I’m free! I’m
free! And I’m waiting for you to follow me) grupo de rock lo creó
a los diecinueve años: Se llamaba “The Happy Generation”.
El grupo tuvo éxito: Francisco
abandonó sus estudios.
Francisco siempre se creyó un
artista creador. Un genio.
–Para mí la música es un
juego, una comedia. En cada actuación tiene lugar un acontecimiento
cósmico. El rock es sabiduría trágica –diría más adelante
Francisco.
El mismo año en que creó y
lideró “The Happy Generation” Francisco se interesó vivamente
por la filosofía de Nietzsche. Desde muy joven: ¡Crítica total de
la cultura! ¡Un concierto de hogueras en su cabeza! ¡Éxtasis de
unas horas de iluminar-golpear-veredas pasión para clamor de
catedrales! Desde muy joven: ¡Contra el racionalismo! Lluvia. Nubes
en la lejanía. ¡Ahora es el momento! Música de Wagner. ¡Oh, moral
implacable! Alarido-oración del alma adolescente de Francisco que el
viento fantasmal del otoño arrastraba como hoja muerta.
¡Ditirambos! En la ciudad, los
hombres intentaban pasar inadvertidos. Caminaban, como Francisco, por
el oscuro sendero de la vida y de la muerte. Pero él quería apartar
de su alma joven el dolor tenebroso de la muerte y reírse del
tráfico intenso y las calles anchas. Reírse de las oficinas, de la
realidad. Vivir, con mirada alegre y agresiva, un sueño como un
himno, como un relámpago. No sollozar: ¡Amenazar! No sufrir:
¡Golpear! ¿Cómo reprochárselo? ¿Qué puede hacer un joven cuando
agoniza su infancia y las nubes desfiguradas incendian el cielo al
atardecer? Francisco fue un feroz lector de Nietzsche. ¡Su apetito
era insaciable! Como una Mantis Religiosa era capaz de devorar,
enteras, presas mucho mayores que él mismo. La acción de aquellos
libros fue devastadora en el alma del joven Francisco. Soñaba, se
estremecía con pensamientos voluptuosos. Un delirio de nenúfares
purpúreos palpitaba en sus ojos.
Quería ser un héroe
encontrando la salida del laberinto antes de que, al anochecer, su
risa reposara bajo los cipreses.
–¡Aún es temprano!–
pensaba Francisco, y una ebriedad de oro era el sol que flameaba en
su alma. Su alma que, entre la niebla, buscaba la salida del
laberinto tropezando con tétricos fantasmas y con el frío azul de
la luna. A veces creía ver un ángel familiar entre la niebla
helada: Sonriendo. Y entonces su alma ardía como un bosque y su
espíritu se abismaba al fondo de un estremecimiento purpúreo.
Saboreaba, devoraba los
relámpagos mentales de Nietzsche, que hacían que sus sueños
pisoteados y su melancolía se transformaran en alegría tenebrosa e
incandescente.
Ahora sabía que la filosofía
era algo profundamente negativo y que Nietzsche no era un filósofo
sino un poeta que, con su llave negra y dorada, estimulaba su
espíritu de ataque. –¡Voluntad!– gritó el adolescente
Francisco, y se consagró al adiestramiento físico: Para
fortalecerse, para confiar en sí mismo. –La chica que me vuelve
loco se ha marchado- pensó Francisco –, pero tengo que recobrar la
fe en mí mismo, ¡demostrarme que soy superior a los demás!
Una ausencia infinita. Tardes.
Horas tristes y oscuras de la adolescencia. Horas lúgubres y
dementes: Temor de la luz que destruye los dulces sueños de la
noche. Amor a las lápidas polvorientas cubiertas de hojas de otoño.
El nacimiento de la tragedia.
Retorno a Heráclito. Contra todo. Odio ciego, cólera espléndida y
vertical en el abismo de su corazón negro.
–¡Sí, la metafísica
debilita la vida!– pensaba Francisco cuando todos los años, en
otoño, aparecía la melancolía.
–¡Contra el más allá de los
fenómenos!– gritaba Francisco cuando enfermaba su corazón
enamorado.
Y cuando Francisco tenía a su
lado un cuerpo desnudo comprobaba que, efectivamente, el arte abre a
la esencia del mundo.
¡Romanticismo! Delirio de
sueños dulces. ¡Dolor purpúreo que le despertaba a media noche!
Francisco presentía que las
palabras de Nietzsche surgían de la honda negrura de la muerte, pero
le daba igual. ¡Se emborrachaba de inmensidad! Se reía de los
rebaños y de las virtudes. Y su alma se pudría cada vez más en el
sinsentido del odio.
¡Lascivia! Francisco se
arrodillaba ante el florido altar del sexo. ¡Muerte de Dios!:
Francisco devoraba su existencia sin arrepentimiento.
Las llamas sagradas y verticales
del amor lo purificarían todo, creía él.
Y desde la cúspide de su
IGNORANCIA juvenil creía poseer la suprema sabiduría.
Pero...
La sangre del crucificado
torturaba todavía sus pensamientos.
–¡Tierra, trágame!
Sí. El mismo año en que creó
y lideró “The Happy Generation” Francisco se interesó vivamente
por la filosofía de Nietzsche. El grupo tuvo éxito: Francisco
abandonó sus estudios. Luego: Giras, peleas (¡ZASS! ¡CUIDADO!
¡PLAFF! ¡ME HAN HERIDO! ¡QUE TE JODAN!), denuncias, conciertos
(¡QUE NO DECAIGA!), en directo, etc.
Luego: “Tempestad y Peligro”:
Voz y guitarra: Francisco Fröbel. Percusión: Salvador Blättner.
Bajo: Juan Ignacio Rochowanski.
–La mayoría de los grupos
actuales tienen una falta total de seguridad instintiva– diría más
adelante Francisco.
Y luego (MÚSICA ENFERMA E
INSONDABLE) conoció a Vicky. Ella era el amor (o eso pensaba
Francisco) pero: ¿Dónde estaban los pájaros, dónde la melodía de
frondas verdes, los árboles, la luz? Sólo un perfume extraño y
efímero que abrasaba (¡Ah, qué bien!) magnífico. Sólo un
misterio que abatía y desgarraba y empapaba de lágrimas los
cristales.
Un día Vicky dijo a Francisco:
–No te merezco. Y abandonó precipitadamente el cadáver vivo de
Francisco en su huída. Cadáver vivo de Francisco Fröbel que se
pudriría entre rosas negras y enfermas. ¿Qué acaricias entre tus
suaves manos, Vicky? ¿Un corazón? Sí. Abandonaste precipitadamente
el cadáver de Francisco para poseer su corazón. Y ahora, dulce
Vicky (dulce criatura melancólica) acaricias tu tesoro con manos
suaves. Y lo estrechas suspirando contra tu pecho desnudo. Pero,
perdona que te lo diga Vicky, hay algo lóbrego en este corazón
terrible y negro ya marchito.
¡Mírame a los ojos Vicky, no
te hagas la idiota! Alza tu rostro, muéstrame tus ojos (cuyos
párpados ahora ocultan) y contesta: El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
Francisco siempre siguió
pensando en ella, a pesar de otras mujeres...
8- SALVADOR BLÄTTNER.
Fue un niño bueno: Al corro la
patata, comeremos ensalada, lo que comen los señores, naranjitas y
limones. Achupé, achupé, sentadito me quedé.
Fue un niño bueno, pero pronto
se dio cuenta (¡Qué me dices! ¡Asombroso! ¡Ah! ¡Oh cielos! ¡Es
extraño! ¡Caramba, caramba!) de una cosa: Tenía que fingir ser
malo. (¡Qué me dices!)
A los veinticinco años entró
en el grupo “Tempestad y Peligro”, cuyo líder, Francisco Fröbel,
procedía de los desaparecidos “The Happy Generation”.
Luego: Giras, peleas
(¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡PLAFF! ¡ME HAN HERIDO! ¡QUE TE
JODAN!), denuncias, conciertos (¡QUE NO DECAIGA HERMANOS!)
en directo, etc.
9-JUAN IGNACIO ROCHOWANSKI.
Fue un niño enfermizo y de
carácter retraído: A mi burro, a mi burro le duele la garganta; y
el médico le ha puesto una bufanda blanca.
A los veinticuatro años entró
en el grupo “Tempestad y Peligro”, cuyo líder, Francisco Fröbel,
procedía de los desaparecidos “The Happy Generation”.
Luego: Giras, peleas
(¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡PLAFF! ¡ME HAN HERIDO! ¡QUE TE
JODAN!), denuncias, conciertos (¡QUE NO DECAIGA TÍOS!)
en directo, etc.
10- AL PRINCIPIO.
Al principio, el Doctor Guzmán
no hablaba nunca de cosas importantes. Solía decir bromas (–Mi
profesor de metafísica tenía cabeza de bombilla) para hacerle reír
a ella. Pero luego empezó a hablar de cosas (–El equipo encabezado
por Harry T. Chugani, de la Universidad de California, ha demostrado
que la actividad de la corteza prefrontal aumenta cuando...) que a
Catalina Kupferbergen le resultaban, según sus propias palabras, “un
coñazo”.
–El equipo encabezado por
Harry T. Chugani, de la Universidad de California, ha demostrado que
la actividad de la corteza prefrontal aumenta cuando...
Y Catalina no entendía nada
(¡Jo! ¡Me aburro!).
Pero no importaba. Porque otras
veces (las más) Guzmán era muy simpático: –Mi profesor de
metafísica tenía cabeza de bombilla.
11- EN LA GRAN CIUDAD.
En la Gran Ciudad vivía también
el Doctor Pelayo.
El Doctor Pelayo caminaba en
círculo. Por senderos espinosos o dulces llanuras. Eternamente:
Nunca alcanzaría la paz.
Eternamente en círculos por un
reducido espacio caminaba.
¿Te imaginas?
El Doctor Pelayo se encontraba
encerrado en una especie de cárcel flotante, en medio del espacio.
(¡Oh, cielos!)
El Doctor Pelayo subía
escaleras pero siempre regresaba al punto de partida: Eternamente.
¡Qué me dices! ¡Asombroso!
El Doctor Pelayo existía y no
existía. Era realidad y era fantasía. Era cuerpo y sombra de un
cuerpo. Era creación y era creador.
(No será tanto).
El Doctor Pelayo creía volar
lejos, muy lejos de la tierra. Y a la vez era parte de la tierra,
aprisionado en la tierra. Sus alas batían veloces y a la vez estaban
inmóviles. Volaba hacia adelante pero su sombra lo hacía en sentido
contrario.
¿Te imaginas?
El Doctor Pelayo se desdoblaba
llenando todo el paisaje. Era campo sembrado y nubes de tormenta, mar
y tierra, pueblo y vacas pastando.
(¡Caracoles!)
El Doctor Pelayo era grande y
pequeño, uno y múltiple. Los espacios que su ser dejaba vacíos
eran también él mismo.
¡No! ¡Basta!
El Doctor Pelayo se agrandaba,
se inflaba de forma monstruosa, pero nunca estallaba, dando lugar a
una tensión angustiosa eternamente mantenida.
(¡Socorro!)
El Doctor Pelayo trataba de
defenderse de algo horrible que le acosaba, destruyéndolo. Y con
furia se destruía a sí mismo, sin darse cuenta.
¡Por favor! ¡No!
Sí. Lo que pasa es que todo
esto le ocurría al Doctor Pelayo sin salir de su habitación.
(Ah, eso es otra cosa).
Otra cosa: El Mayordomo de
Guzmán era lo contrario del Doctor Pelayo. Pues el estirado y
antipático Mayordomo de Guzmán era instintivo, pasional, brutal,
casi no-humano (Animal). ¿Y el Doctor Guzmán? Quizá una síntesis
de los dos. O tal vez ambos vivían (Y LUCHABAN) en el alma de
Guzmán.
12- LA GRAN CIUDAD: EL GRAN
CIRCO.
En las afueras de la Gran Ciudad
(Negros postes de la luz: sus cables, renglones del cielo), en la
explanada donde se alzaba la inmensa tienda, bramaba un viento helado
que anunciaba, frío y azul, a las doradas hojas del otoño, la
muerte.
Mientras, en el corazón de la
Gran Ciudad, bajo la lona, una canción alegre: Risas. Festejar.
Danzar. Disputar. Estremecer... ¡Sollozar!
Cuando agonizaba el sol en la
Gran Ciudad el frío azul de la luna llamaba a los tétricos
fantasmas sin alma de la noche: Niñas casi como mujeres de verdad:
Labios rojos como sangre. Con movimientos que quemaban y abismaban el
espíritu al fondo de un estremecimiento negro y purpúreo. Con
piernas que se deshacían en incienso y música para, infierno azul,
olvidar. Devastar. Verter para elevar. Contemplar. Venerar para
desnudar. Amar. Saborear para devorar. Confundir. Gemir. No pensar.
¡Enmudecer!
–Las muñecas han sido siempre
y siguen siendo el juguete favorito de los hombres de alma negra que,
durante el día, trabajan en oficinas (Por poner un ejemplo).
Tétricos fantasmas de la Gran
Ciudad que era como una GRAN BLASFEMIA: Calles anchas, tráfico
intenso, sueños pisoteados, labios rojos como sangre. Como sangre
para que te sintieras dichoso. Para estimular a los UNIVERSITARIOS
SIN CEREBRO y a los intereses egoístas de sus PROFESORES. Para
estimular almas negras de funcionarios: Para que olvidasen la
humillación, la vejación de no ser más que animales durante el
día.
Para intentar localizar, entre
la negra podredumbre de la noche luminosa, a la chica que a uno le
volvía loco. ¡Qué dulce esa boca peligrosa que tiembla!: Dulzura.
Canciones. Labios. Para clamor éxtasis: Hogueras de pasión: Vida.
¡Y qué azules eran los ojos de aquella mujer, Dios! Y su alma... ¡Y
su alma... oh, cuán negra era, madre!
Los hombres y las mujeres de la
Gran Ciudad no amaban las tristes y oscuras aldeas, la muerte, la
oración y el silencio. No habían conocido los bosques solitarios,
azules y salvajes. Y olvidaron los dulces paisajes de la infancia.
Los hombres y las mujeres de la Gran Ciudad temían la luz del sol,
que destruía los dulces sueños de la luminosa noche de la Gran
Ciudad (Una oscura mentira). Temían las lápidas polvorientas
cubiertas de hojas de otoño. Temían los pájaros azules, los
Ángeles solitarios. Temían las catedrales abandonadas: ¡TEMÍAN A
DIOS!
Por eso en el corazón de la
Gran Ciudad, en la noche, se escuchaba un canto que era como una GRAN
BLASFEMIA.
13- (PERO NO TODOS CANTABAN).
En la vieja Catedral Gótica,
que en el corazón de la Gran Ciudad todavía se alzaba, el BUEN
JESÚS CRUCIFICADO sollozaba. ¡Toda la Vieja Catedral sollozaba! SE
DESHACÍA COMO UNA GRAN HOGUERA.
14- ¡AL CORRO LA PATATA!
Estudiantes universitarios,
oficinistas, obreros, niñas casi como mujeres de verdad con sus
labios de sangre roja y amarga: ¡TODOS ELEVABAN SU SATÁNICA Y
BLASFEMA CANCIÓN AL GRAN SEÑOR DE LA NOCHE LUMINOSA DE LA GRAN
CIUDAD!
15- PERO AQUELLA NOCHE:
Pero aquella noche, como todas
las noches, no todos cantaban: Eran las doce de la noche. Junto a una
cama, un cofre negro cerrado tenía aspecto de féretro infantil:
Vicky planchaba sobre una mesa roja. Máscaras de carnaval en las
paredes descoloridas y enfermas. Vicky planchaba sobre la mesa roja,
muy cerca del cofre negro y la cama deshecha. Su mirada tenía la
melancolía de una lluvia negra y helada. De algo oscuro y dulce
perdido para siempre.
Vicky
no cantaba. Caminaba por un sendero religioso y oscuro. Afuera: El
tráfico intenso, las calles anchas, las nubes desfiguradas de la
noche. Vicky no cantaba: REZABA: Pater noster qui es in caelis.
Sanctificetur
nomen túum. Advéniat regnum túum. Fíat voluntas túa, sicut in
caelo et in terra. EL
PAN NUESTRO DE CADA DÍA DÁNOSLE HOY Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS,
ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES; Y NO NOS DEJES
CAER EN LA TENTACIÓN; MAS LÍBRANOS DEL MAL. AMÉN.
16-
¿Y EL AMOR?
Aquella noche, como otras muchas
noches, Francisco, Salvador y Juan Ignacio se enredaban en extrañas
filosofías (Los tres solían reunirse en casa de Francisco).
–Sí, pero sólo dos de sus
dieciséis capítulos...
–¡El eterno retorno! ¡Tu
símbolo celeste!– interrumpió, ironizó Francisco.
–Sí, sólo dos de sus...
–¡Es esencialmente inmoral!–
exclamó Juan Ignacio.
–Sí, pero sólo dos de sus
dieciséis capítulos...
–¡El eterno retorno! ¡Tu
símbolo celeste!– interrumpió, ironizó, exclamó Francisco.
–¡Es esencialmente inmoral!–
repitió Juan Ignacio, y continuó diciendo: –Nocturno amigo, es
esencialmente inmoral todo ese ¡BAWG! ¡PAW! ¡TCHHHH! ¡PZZRAT!
–¡No dispares Juan Ignacio!–
bromeó Salvador, y continuó diciendo: –Sólo quiero explicar que
dos de sus dieciséis capítulos...
–¡El eterno retorno! ¡Tu
símbolo celeste!– interrumpió, ironizó, exclamó Francisco...
Otoño. Francisco, Salvador y
Juan Ignacio se enredaban en extrañas filosofías (?)
–¡Eso es amargo como una
negra blasfemia!– interrumpió, ironizó, exclamó, gritó Juan
Ignacio –y puedes meterte por el...
En la melancolía de una noche
purpúrea Francisco, Salvador y Juan Ignacio se enredaban en extrañas
filosofías (?)
–Sí, sí, de acuerdo. Pero
sólo dos de sus dieciséis capítulos...
Francisco, Salvador y Juan
Ignacio se enredaban en extrañas filosofías aquella noche de otoño,
en una de aquellas famosas reuniones en casa de Francisco: Aquellas
noches, aquellas reuniones interminables...
La casa de Francisco: Las sucias
cortinas, los cráneos de animales con largos cuernos por las
paredes. Una pequeña cómoda de madera y, sobre ella, libros y
papeles en desorden. Una guitarra eléctrica sobre la cama deshecha y
afuera, tras la ventana: El tráfico intenso, las calles anchas, las
nubes desfiguradas...
Con gesto vanidoso sonreía él:
Juan Ignacio. Con gesto cruel sonreía él: Salvador. Había algo de
lóbrego y truculento en su mirada: Francisco. Francisco, Salvador y
Juan Ignacio se perdían en el confuso bosque de sus palabras
inútiles:
–Yo puedo escuchar la llamada
de la tierra en los hogares humildes– bromeó Salvador.
–Y yo en los labios podridos
de los acróbatas ebrios– exclamó Juan Ignacio.
–¡Yo en el rock más chocante
y sorpresivo!– interrumpió, ironizó, exclamó Francisco.
–¡Una pregunta esencial! ¿Qué
grupo lideró anteriormente...?
–¡Es David Lagamme, un buen
amigo!– exclamó Juan Ignacio.
–¡Tierra trágame!– exclamó
Francisco, y continuó diciendo: –Quisiera robar un cadáver el día
de Pentecostés enarbolando antorchas...
–¡Mata lo inferior dentro de
ti el día de Pentecostés!– bromeó Salvador.
–¡JA, JA, JA, JA! (Ju, ju,
ju, ju,,,) ¡JE, JE, JE!
Francisco, Salvador y Juan
Ignacio reían.
Afuera, tras la ventana, el
tráfico intenso.
–¿Qué diferencia existe
entre el animal y el hombre?– preguntó Francisco.
–¿Puedo yo dominar mis
emociones?– preguntó Juan Ignacio.
–¿Pueden ser dulces unos
ojos?– preguntó Salvador.
Tras el cristal: Calles anchas,
tráfico intenso, sueños pisoteados: los tétricos fantasmas de la
noche.
–¿Cómo puedes creer que el
alma se divide en tres partes?– preguntó Juan Ignacio.
–¿Qué sería del rock sin la
violencia?– preguntó Francisco.
–¿Y el amor?– preguntó
Salvador.
Tras el cristal: Calles anchas,
tráfico intenso, sueños pisoteados: los tétricos fantasmas de la
noche.
–Nuestra música es contra
natura, por eso es tan buena– dijo Francisco.
–No te jactes– dijo Juan
Ignacio.
–Me interesa el amor– dijo
Salvador.
Tras el cristal: Calles anchas,
tráfico intenso, sueños pisoteados: los tétricos fantasmas de la
noche.
–Odio la prensa musical–
dijo Juan Ignacio.
–Fui expulsado del instituto–
dijo Francisco.
–¿Pueden ser dulces unos
ojos?
En la habitación, tres hombres
(Francisco, Salvador y Juan Ignacio) se perdían en el confuso bosque
de sus PALABRAS INÚTILES:
–Nunca me gustó el instituto–
dijo Francisco.
–Eras muy violento– dijo
Juan Ignacio.
–Me interesa el amor.
Tras el cristal: Calles anchas,
tráfico intenso, sueños pisoteados: los tétricos fantasmas de la
noche.
–¿Dónde van los suicidas
tras la muerte?– preguntó Juan Ignacio.
–Nunca me gustó tomar
apuntes– dijo Francisco.
–¿Y el amor?
En la habitación, tres hombres
(Francisco, Salvador y Juan Ignacio) se perdían en el confuso bosque
de sus palabras inútiles:
17- ¿QUÉ DIFERENCIA EXISTE
ENTRE EL ANIMAL Y EL HOMBRE?
–¿Qué diferencia existe
entre el animal y el hombre?– pensó Francisco. –El animal no
lleva prendas con sellos de prestigio (fibras fabricadas por Du Pont:
Es importante que usted, en el momento de la compra, busque una
cálida etiqueta). Los animales no saben que la fantasía abre los
anchos caminos (Las niñas dulces y sentimentales gustan de la
poesía). El hombre puede decir: –Yo no lo merezco. Y también: –Me
encuentro honrado con todos ustedes. El hombre puede pensar: –Hoy
va a lucir el sol. ¿Por qué precisamente este día?
El nuevo año está llamando a
la puerta.
El hombre puede decir: –¡Ha
estallado la guerra caliente!– Y comprar radiadores con todas las
ventajas de la calefacción central y ninguno de sus inconvenientes
(Termostato regulador de temperatura incorporado y piloto indicador).
El hombre puede gritar: –¡El calor es sano!
El hombre puede
18- EXAMINAR DE CERCA
un busto femenino suave y
natural.
19- EL HOMBRE PUEDE
tener miles de “fans”. El
hombre puede tener una bellísima y rubia acompañante. Puede saludar
efusivamente a un amigo. Su peinado puede ser sencillo. O TENER
SANGRE DE ASTURIANOS EN LAS VENAS. El hombre puede arrodillarse
fervorosamente ante un altar. Puede llegar tarde a una fiesta e irse
luego rápidamente.
20-
O TENER UNA BELLÍSIMA ACOMPAÑANTE con
prendas íntimas variadas y alegres (Ella cuidaba los conjuntos
interiores). Se sentía femenina. Combinaba cuidadosamente las
prendas íntimas con las exteriores.
Vicky tenía
20- VARIOS SUJETADORES A
JUEGO.
Colores lisos y estampados. La
más amplia colección de estampados. ¿Llegué a conocer a fondo a
Vicky? ¿Qué diferencia existe entre un hombre y un animal?– pensó
Francisco.
La mujer moderna, a la vez que
cuida su elegancia externa, no debe abandonar la moda interior.
Vicky: Un anchísimo cinturón ajustaba tu abrigo.
Disfrutábamos en intimidad con
intensidad. Su forma de amar era variada y asequible. Siempre la
posición más adecuada. Nos acoplábamos en la intimidad según
nuestras posibilidades y gustos.
Encendida y aromática Vicky.
Carne blanca. Su boca dulce era la indicada.
Con ella nunca eran necesarias
las palabras. Bastaba una insinuación de acercamiento. Y luego nos
acoplábamos según nuestras posibilidades y gustos.
Noches de apasionadas
expansiones con Vicky.
¿Qué diferencia existe entre
un hombre y un animal?
La esbelta libélula devora al
saltamontes purpúreo. El águila real, flameante, a la abutarda (que
muere con ojos atónitos). Y el camaleón azul, cuya lengua supera en
longitud su propio cuerpo, captura a la esbelta libélula y se
regocija con su dulce cuerpo en la noche.
En la habitación, tres hombres
(Francisco, Salvador y Juan Ignacio) se perdían en el confuso bosque
de sus palabras y sus pensamientos inútiles:
22- ¿QUÉ DIFERENCIA EXISTE
entre un hombre y un animal?–
pensó Francisco.
Tras el cristal: Calles anchas,
tráfico intenso, sueños pisoteados: los tétricos, fríos fantasmas
de la noche. ¿Y el amor? Porque todos los chicos quieren lo mismo y
luego la luz que destruye los dulces sueños de la noche.
–¿Qué diferencia existe
entre un animal y un hombre?
El hombre puede pensar: Hoy va a
lucir el sol.
Y
devastar en un momento una obra de siglos.
(Restos negros de una catedral
azul volada con dinamita)
(Campanario e iglesia alcanzados
por la artillería)
El hombre puede decir: Yo no lo
merezco. Y abandonar precipitadamente cadáveres en su huída
(Negruzcos cadáveres que se pudren entre rosas negras y enfermas).
El hombre puede gritar:
¡Magnífico avance!
Y contemplar impasible la agonía
de los moribundos.
¡Magnífico
avance!: Un halcón peregrino se lanza sobre su presa en picado,
desde lo alto, muy vertical, alas casi plegadas, llevando dos luces
de rodaje en las patas principales (La planta motriz está
constituida por dos turbo-reactores Pratt & Whitney).
Me encuentro honrado con todos
ustedes, caballeros: ¡Magnífico avance! ¡Magnífico instinto
animal! Este es nuestro lema, caballeros: ¡Matar para no ser
matados!
¿Qué diferencia existe entre
el animal y el hombre?
Instinto: Estudiantes
universitarios SIN CEREBRO que se ríen del mendigo que duerme sobre
el asfalto. Todo es una cruel mentira.
¡Todo! Pero... ¿Me esforcé yo
en llegar a conocer a fondo a Vicky? Disfrutábamos en intimidad con
intensidad -pensó Francisco- pero...
CON ELLA NUNCA ERAN NECESARIAS
LAS PALABRAS. El alma de Vicky era como un cofre cerrado del que
salía una débil luz. Intenté forzar la cerradura y la luz se
apagó. Ahora mi vida es como si viajara siempre en un vagón
23- DE UN TREN
en marcha. Tras los cristales
siempre llueve. Ni siquiera puedo descansar en el cementerio. Porque
(por ahora) todas las tumbas están completas.
24- OTOÑO. LAS SUCIAS
cortinas. Cráneos de animales
con largos cuernos en las paredes. Una pequeña cómoda de madera y,
sobre ella, libros y papeles en desorden. Afuera, tras la ventana, el
tráfico intenso, las calles anchas, los tétricos fantasmas de la
noche.
Francisco, Salvador y Juan
Ignacio se enredaban en extrañas filosofías (?):
25- NUNCA ME GUSTÓ
el instituto– dijo Francisco.
–Eras muy violento– dijo
Juan Ignacio.
–¿Y el amor?
–Me interesa
26- EL AMOR
–pensó Salvador –pero:
¿Existe el amor?
27- EN LA HABITACIÓN:
Tres hombres: Francisco,
Salvador y Juan Ignacio.
–¿Qué diferencia existe
entre el animal y el hombre?
–¿Puedo yo dominar mis
emociones?
–¿Pueden ser dulces unos
ojos?
Tras el cristal: Calles anchas,
tráfico intenso, sueños pisoteados: los tétricos fantasmas de la
noche. ¿Y el amor?
Había cráneos de animales con
largos cuernos en las paredes.
Había una pequeña cómoda de
madera.
Había, sobre la cómoda de
madera, libros y papeles en desorden.
Había una guitarra eléctrica
sobre la cama deshecha...
–¿Puedo yo dominar mis
emociones?– pensó Juan Ignacio.
–¿Puedo yo dominar mis
emociones? Porque, hace unos días, casi se me saltan las lágrimas
releyendo “Heidi” de Juana Spyri. ¿Qué pensarían de mí mis
amigos si supieran esto?
¿Qué pensaría el irónico,
lóbrego y truculento Francisco?
¿Qué diría el bromista de
Salvador?
El caso es que me gustó releer
“Heidi” de Juana Spyri. Fue el primer libro que leí en mi
infancia. La historia me pareció
28- ESTÚPIDA
pero me gustó. Casi se me
saltan las
29- LÁGRIMAS.
¡A mí, a Juan Ignacio
Rochowanski, un tipo duro!
¿Y por qué va a ser
30- ESTÚPIDA
la historia? Yo soy
31- ESTÚPIDO
por mis prejuicios.
“Heidi”:
buen libro. ¿Quién sería la autora? Me gustaría saber algo de la
vida de Juana Spyri (José Antonio Vidal Sales -1974- sobre la
adaptación).
Pobre Heidi, pensaba que su
abuelo sería un viejecito simpático y encantador.
Pero... ¿Por qué?
El destino... ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
¿Por qué el pequeño universo
de Heidi (¡Oh, sí!) pareció llenarse de luz?
–Te quedarás a vivir con tu
abuelo, Heidi.
–¿De veras, tía Dora?–
dijo (y tembló su dulce voz)
La tristeza más honda en el
pequeño universo de Heidi.
–Pero... tú también te
quedarás... ¿Verdad?
–No, Heidi... Yo debo irme a
Francfort, a Alemania.
–¡A Alemania! (La tristeza
más honda en el pequeño universo de Heidi)
–Pe... pero... Alemania...
¿Antes o después de las NEGRAS HORAS?
Porque la
32- NEGRA
muerte, en Alemania, alejó la
luz. Abrió la herida. Pero, tras las negras horas, una muchacha
sonreía pálida entre las negras flores.
–¡Un espectáculo satánico,
Heidi!
–Pero... ¿Por qué razón,
tía Dora? Mira: Arriba, la alegría de los berlineses por la
unificación.
–¡Sí! Pero mira abajo, niña
tonta, mira aquí: En la lóbrega calle, un viento fantasmal y
truculento. Silban las ratas en el negro cerebro de hierro. Un clamor
de campanas
33- NEGRAS
enturbia la alegría.
–Sí tía. Pero, ¿Y la
llamada de la tierra en los hogares humildes?
34- ¡A TOMAR POR CULO!,
GRITÓ
la tía Dora.
–Tú no eres buena, tía Dora.
–¿Tiemblas amor mío?
–Sí, tía Dora.
–¿Y por qué razón?
–El racionalismo escolástico
no satisface a la juventud. Además, la ciudad continúa sangrando.
¿Te das cuenta?
–Sí, bobita, pero no tienes
por qué preocuparte, yo no me voy a Berlín sino a Francfort.
–Ah bueno, entonces nada–
contestó Heidi.
35- EN LA HABITACIÓN: TRES
HOMBRES:
1- Francisco Fröbel
2- Salvador Blättner
3- Juan Ignacio Rochwanski.
–¿Qué sería del rock sin la
violencia?– preguntó Francisco.
–¿Qué sería del rock sin la
violencia?– pensó Francisco.
Pues sin la violencia: ¿Cómo
emocionar al maldito público de UNIVERSITARIOS SIN CEREBRO que nos
siguen?
Entono una melodía fría como
una guadaña. La guitarra arde, abrasa mis dedos. Un negro abismo se
abre bajo mis pies. Y la vida y la muerte murmuran dulcemente (en mi
oído) secretos que no puedo descifrar: ¿Qué sería del rock sin la
violencia?
En éxtasis devoro mi
existencia. En éxtasis devoré tu cuerpo, Vicky. ¡Magnífico
avance! En el suelo tus prendas íntimas, pero: ¿Llegué a conocerte
a fondo? Tu anchísimo cinturón en el suelo y tú y yo disfrutando
en intimidad con intensidad. Siempre la posición más adecuada. ¿Qué
diferencia existe entre un animal y un hombre? Yo era un saltamontes,
Vicky, y tú una esbelta libélula: Mutuamente nos devorábamos. O
quizá tú eras un águila real, Vicky, y yo una avutarda de mierda
que muere con ojos atónitos.
Quisiera volver a regocijarme
con tu cuerpo en la noche:
¿Qué sería del rock sin la
violencia?
¿Qué sería del rock sin la
36- MALDITA
violencia?
El hombre puede decir: Yo no lo
merezco. Y abandonar precipitadamente cadáveres en su huída.
El alma de Vicky era como un
cofre cerrado del que salía una débil luz. Mi vida es como un tren
en marcha. Siempre en marcha bajo el cielo tormentoso: ¿Qué sería
del rock sin la violencia?
37- CUERPO MILAGROSO,
Vicky. ¡Qué lejos la muerte
cuando estabas tú cerca!. Ahora que te has ido el tren corre dada
vez más deprisa. ¡La muerte se apresura, Vicky! ¡Me pierdo en el
sinsentido de la vida! Vagabundeo por un mundo que no me pertenece,
como un sonámbulo rígido y pálido. Tengo frío, Vicky. Canto: Y mi
voz surge de la honda negrura de la
38- MUERTE.
Toco: Y mi música es como una
plegaria, borracha de violencia infantil. Te quiero Vicky.
39- ME DESANGRO
sin tu amor, Vicky: ¡Resucita!
Resucita en mi vida, Vicky. Vivo
asesinado en lo negro. El sol abrasa: Tengo frío. Mi vida se ha
quebrado. Vivo por los alrededores de la muerte. Hay siempre
40- RATAS NEGRAS
en mis bolsillos. La vida: ¿Por
qué? ¿Cuándo se celebra su fiesta? ¿Hacia adelante? ¿Para qué?
¿Hacia arriba? ¿Por qué? No tengo fe, Vicky. Camino por callejas
ruinosas. Todo es NADA. El primer motor es NADA. ¿Dónde están las
llaves? Cuando sea un viejo ebrio caminando por una lóbrega calle...
¿Quién se apiadará de mí? La tierra entera cruje bajo mis pies,
Vicky: ¿Qué sería del rock sin la violencia?
¿Dónde termina el silencio de
la noche?
EN LA HABITACIÓN: Tres hombres:
Francisco, Salvador y Juan Ignacio. Tras el cristal: Calles anchas,
tráfico intenso, sueños pisoteados: los tétricos fantasmas de la
noche.
41-
¿PUEDEN SER DULCES
unos ojos?, pensó Salvador.
Otoño. Las sucias cortinas.
Cráneos de animales con largos cuernos por las paredes. Una pequeña
cómoda de madera y, sobre ella, libros y papeles en desorden. Sobre
la cama deshecha una guitarra eléctrica. Afuera, tras la ventana, el
tráfico intenso, las calles anchas, los tétricos fantasmas de la
noche. Francisco, Salvador y Juan Ignacio se enredaban en extrañas
filosofías (?)
–Nunca me gustó el instituto–
dijo Francisco.
–Eras muy violento– dijo
Juan Ignacio.
–¿Y el amor?
Tras el cristal comienza a
AMANECER.
42-MÁS COSAS SOBRE CATALINA
Y GUZMÁN.
Como el adolescente necesita
asimilar el material ambiental (para formar un mundo interior propio)
poco a poco Catalina Kupferbergen fue aprendiendo algunas cosas del
Doctor Guzmán: Aprendió, por ejemplo, que Marx (¡Los comunistas-
gritó Marx -declaran abiertamente que sus planes no pueden ser
realizados sino mediante LA DESTRUCCIÓN VIOLENTA DE TODO el orden
tradicional!) era MALO. Y que Nietzsche (Hay que aprender- dijo
Nietzsche -a amarse a uno mismo con amor sano y saludable: soportar
estar consigo mismo y no vagabundear de un lado a otro: así enseño
yo), aunque se equivocó en algunas cosas, dijo cosas muy bien
dichas.
Aprendió también que Kant era
uno gracias al cual luego aparecieron los románticos. Y que los
románticos, en realidad, no tenían que regalar flores para serlo
(Un árbol que asusta. Negro árbol de pena y miedo. Árbol de otoño.
Doliente árbol de horror. ¿Sufres? Árbol gélido desnudo. Pájaros
negros como monjes, sin alma, tus pacíficos compañeros. Tus ramas
se quiebran como una
43- CORONA DE ESPINAS
sobre el sangrante cielo de la
tarde).
Aprendió también que Satanás
(Se enalteció tu corazón, corrompiste tu sabiduría a causa de tu
esplendor; yo te he arrojado a tierra; delante de los reyes te he
puesto por espectáculo) era como un rebelde.
Pero lo que Catalina no podía
aceptar era eso de que Caín tampoco fuera tan malo.
–¡Jo! Yo flipo.
44- UNA INTERESANTE
EXCURSIÓN.
Otoño. Una interesante
excursión. Muy temprano, hacia las afueras, a través de la Gran
Ciudad, él caminaba. Negros árboles con sus amarillas hojas de
otoño. Un murmullo apenas vespertino y frío y tinieblas nocturnas
que persistían. Figuras lentas y dispersas. Salvador Blättner
caminaba hacia las afueras, a través de la Gran Ciudad casi
desierta. El cielo tenía un color sucio y triste. Los grandes y
rígidos edificios de la Gran Ciudad tenían el color del otoño.
Florida por el oro de las primeras luces despertaba la ciudad de su
sueño fantasmal, crujía bajo la bóveda celeste. Borrosos, velados
edificios. Salvador Blättner caminaba solo, a través de la Gran
Ciudad, hacia las afueras.
45- LAS AFUERAS.
Los negros postes de la luz. Sus
cables, renglones del cielo. Casas calladas, pequeñas y
enternecedoras. Casas amarillas, azules y rojas. Dos mujeres
enlutadas caminaban a lo lejos muy juntas, como dos manchas negras
sobre un fondo luminoso. Las gotas de rocío sobre la hierba verde y
las hojas caídas. Una farola aún encendida y los jardincillos y el
alegre jolgorio de los pájaros.
Flameaba el sol de otoño cuando
Salvador Blättner caminaba por las afueras de la Gran Ciudad.
Atrás quedaba la Gran Ciudad.
Sólo árboles de
46- RAMAS ONDULADAS
junto al sendero. Dulce frescor
del día que comenzaba. Una mujer, con una gran cesta, caminaba a lo
lejos. Entre la fronda, apenas asomaba una casita de tejado rojo y
oscuras chimeneas. Otra casita, a la izquierda, se camuflaba, entre
la verde vegetación y las verdes ramas de los árboles, con su verde
tejado. Goteaba el dulce rocío y susurraban las ramas de los árboles
una melodía triste. Viejo sendero melancólico y en calma por el que
Salvador Blättner caminaba.
Sembrados. Campos amarillos,
dorados, que se fundían con la luz. Las montañas azuladas en la
lejanía. Un carro azul. Casas azules y dispersas. Dos hombres
descargaban un carro, a lo lejos. Aves salvajes. Viejo sendero
polvoriento por el que Salvador Blättner caminaba.
En el bosque solitario, al
mediodía, fluía la luz entre los árboles. Entre las difuminadas
ramas doradas. Salvador Blättner estaba sentado, apoyado contra un
árbol, bajo los ramajes cuyas sombras extrañas temblaban.
Una serenidad fervorosa.
De incienso la siesta también
se mecía, especialmente en sus azules, con el dorado del luminoso
espejo del agua y los felices pájaros que cruzaban el bosque de los
árboles enlazados, para retener el dulce hastío de una mentira de
oro entre las nubes, que con infantil ternura a la voluptuosidad del
mediodía daba desfallecimientos y guirnaldas. Formas caprichosas de
las nubes que se extasiaban en una música mágica de difusa melodía
confusa que se hundía en el verdor húmedo de la somnolencia.
Salvador Blättner se sentía
feliz.
47- ROMANTICISMO (REFLEXIONES
SOBRE UN ÁRBOL).
Un árbol que asustaba (Lo veía
siempre Francisco Fröbel desde la ventana de su casa). Negro árbol
de pena y miedo. Árbol de otoño. Doliente árbol de horror.
¿Sufrías? Árbol gélido desnudo. Pájaros negros como monjes, sin
alma, tus pacíficos compañeros. Tus ramas se quebraban, como una
corona de espinas, sobre el sangrante cielo de la tarde. Árbol
horrible, tratando de abrazar las nubes desfiguradas. Ramas como
danza borracha petrificada, hogar de cuervos que sus negras alas
batían. ¿Pedías, árbol negro, misericordia? ¿Amenazabas, árbol
negro, con tus ramas desgarradas tenebrosas? Árbol amante del viento
fragoroso y salvaje del invierno. Árbol doliente: ¿Acaso las formas
de tus ramas expresaban el espanto de almas en pena? ¿Acaso eras un
puente entre el mundo infernal y el de los vivos? Iracundo árbol sin
sueño: Hundías el alma del que te contemplaba (Francisco
Fröbel) en la infinita angustia, en la más lóbrega noche. ¿Contra
quién te rebelabas? ¿A quién iba dirigido tu grito sublime? ¿A
quién querías igualarte? ¿Qué sueño, qué locura monstruosas
hacía que te rebelaras agitado en vez de esperar, en calma, tu
muerte? Negro árbol: Nunca pudiste desprenderte del suelo en
que naciste: Tu destino. Nunca por más que, doliente, con horror,
con sufrimiento, agitaras gélidas ramas pidiendo respuesta al cielo,
sangrante y misterioso, de la tarde. Nunca: El lugar de tu nacimiento
sería el lugar de tu sepulcro.
Mientras, cuervos como monjes,
sin alma, tus pacíficos compañeros de viaje. Y acaso...
Los que llevaran lejos, muy
lejos, tu mensaje indescifrable.
48- LA CATEDRAL.
En el corazón de la Gran Ciudad
todavía se alzaba: La Vieja Catedral Gótica.
Fantástica Catedral: Nos
anticipabas el Gran Sueño.
Hermosa Catedral: Tenebrosa
el alma afligías y consolabas con tu grito armónico y azul.
Catedral azul y fría: Había fuego en tu interior. Fuego de una CRUZ
que eternamente flameaba majestuosa, alimentada con la sangre de
CRISTO. Catedral: Entenebrecías nuestros sentidos para la vil
materia y elevabas nuestras almas medrosas y anhelantes a las
purpúreas regiones de la VIDA. Helada Catedral: En tu interior
un alma de fuego llamaba a los tristes caminantes olvidados. Catedral
extasiada en tu propia belleza que era la BELLEZA DE TU HUÉSPED:
DIOS. Gélida Catedral nocturna: En tu interior se derretía el alma
del viajero. ¡Oh, resplandeciente! ¿Qué susurraba el viento
nocturno que te acariciaba? ¿Qué SUBLIMES MENTIRAS para destruir
las falsas verdades de la vil materia? ¿Qué SUBLIMES VERDADES para
arrancar lágrimas a los poetas?
Catedral: ¡Siempre resonará tu
música en mi alma! ¡EN LA TINIEBLA DE MI VIAJE HACIA LA DULCE
MUERTE!
49- UNA LÁMPARA ROTA.
Un hombre maduro de gran bigote.
Apuntaba con su pistola a un joven: Que con la suya también le
apuntaba. ¿Quién dispararía primero?
Los
dos vestían de forma elegante. El hombre maduro llevaba un sombrero
de copa. El joven llevaba la cabeza descubierta. Entre los dos: Una
mesa y, sobre ésta, una lámpara y una botella de champagne. A la
derecha de estos hombres (¿Quién dispararía primero?) una mujer:
¡Aterrorizada!
Un hombre joven muerto en el
suelo. Un hombre maduro, de gran bigote, apuntando con su pistola a
una mujer (su mujer): ¡Aterrorizada! Entre los dos: Una mesa y,
sobre ésta, una lámpara rota (a causa del disparo del joven) y una
botella de champagne (la que hubieran bebido de no aparecer el de
bigote).
¿Quién dispararía primero?
Probablemente el de bigote, puesto que ella (Visiblemente
horrorizada) estaba desarmada.
Una mujer joven muerta en el
suelo. Un hombre maduro, de gran bigote, suicidándose. Sobre la mesa
una lámpara rota y una botella de champagne.
EL AMOR: ¿QUÉ ES? ¿CUÁNDO SE
CELEBRA SU FIESTA?
50-MÁS COSAS SOBRE CATALINA
Y GUZMÁN.
El Doctor Guzmán era muy
gracioso. Se le ocurrían cosas muy divertidas: En cierta ocasión
contó a Catalina que él había tenido muchas vidas.
Y que se acordaba de todas.
En una de esas vidas pasadas
MURIÓ: A causa de un marido celoso.
–¡Jo! ¡Yo flipo! –exclamaba
divertida Catalina ante estas... ¿OCURRENCIAS?
Pero un día ocurrió ALGO MUY
EXTRAÑO:
Catalina caminaba hacia la
Facultad de Bellas Artes por una calle solitaria. Entonces un perro,
que parecía rabioso, la atacó. Catalina, aterrorizada, gritó:
¡Doctor Guzmán, sálvame!
¿Por qué gritó aquello? No
sé. Le salió así.
El Doctor Guzmán estaba muy
lejos, en su castillo rodeado de un gran bosque, a algunos kilómetros
de la Gran Ciudad: No podía oírla. Pero Catalina, aterrorizada,
gritó; ¡Doctor Guzmán, sálvame!
Y entonces ocurrió algo muy
extraño: El rabioso perro de mirada homicida se tranquilizó al
instante. –El doctor Guzmán me ha salvado– pensó Catalina
mientras acariciaba la cabeza de tan (ahora) mansa bestia.
Más tarde pensó: –No, sólo
fue una coincidencia; el Doctor Guzmán no tiene poderes mágicos.
Pero otro día:
Ella se encontraba con Guzmán
en el castillo cuando el doctor (alguien le llamó por teléfono) se
ausentó (–Espérame aquí si quieres, en menos de una hora estoy
de regreso, guapa.) del castillo: Y Catalina se quedó allí sola: en
la biblioteca (lujosa estancia) del Doctor Guzmán. En la biblioteca
del Doctor Guzmán: libros (tantos que no se podían ni contar), un
sofá tapizado (terciopelo granate), la chimenea (lacada en azul muy
suave), el amplio ventanal...
Aquel día Catalina llevaba un
JERSEY DE LANA MULTICOLOR Y UN CHAL. Y una gorra a cuadros. Y una
falda larga: mezcla de varios estampados de COLORES ALEGRES.
Catalina estaba allí: Sola.
Sentada en el sofá tapizado (terciopelo granate), frente a la
chimenea lacada en un azul muy suave. Y luego: El amplio ventanal,
los innumerables libros, su jersey de lana multicolor que le quedaba
tan bien, su chal, su gorra, su falda estampada...
Se sentía alegre, multicolor y
animosa. Y le dio por investigar. Y, curioseando por aquí y por
allá, dio con algo sorprendente:
–¡Una puerta secreta!
¡Una puerta secreta!: Catalina
tiembla. Siente el abrazo suave del misterio (que abre senderos
luminosos al alma)
¡Una puerta secreta!: ¡El
misterio! ¿Cuándo se celebra su fiesta?
¡Una puerta secreta!: ¡Por
cien mil lobos!
¡Una puerta secreta!: Las manos
suaves de Catalina tiemblan.
¡Una puerta secreta!: En la
melancolía de una tarde purpúrea.
–¡Jo! ¡Yo flipo!– exclamó
Catalina –, ¡Una puerta secreta!
Con mucho miedo entró por ella.
Con mucho miedo, muy despacio,
caminó por un largo pasillo.
Con mucho miedo llegó a una
pequeña habitación llena de...
–¡Perros disecados! ¡Cientos
de perros disecados! Bueno... por lo menos veinte perros disecados.
Y todos llevaban una pequeña
placa con su nombre y la fecha en que fueron disecados.
Por ejemplo: Leal. Disecado el 4
de Mayo de 1970.
El que más le llamó la
atención de todos aquellos perros disecados se llamaba LUCERO:
Disecado el 1 de Enero de 1800.
–¡Jo! !Yo flipo! ¡DEL SIGLO
DIECINUEVE!
¿Por qué le llamó la
atención? Por lo BELLO Y LO SUBLIME que era.
Cuando el Doctor Guzmán regresó
ella no le dijo nada de su descubrimiento.
Luego, días después, hablando
con Guzmán, Catalina sacó el tema: –Pues a mí me gustan poco los
perros– comentó.
Entonces el Doctor Guzmán
empezó a hablar de perros y dijo: –Yo tuve un perro al que quería
mucho: Se llamaba LUCERO.
–¡Qué me dices! ¡Ah!
¡Asombroso! ¡Oh! ¡Caracoles!– pensó Catalina –, ¿Cómo pudo
tener Guzmán un perro en el siglo diecinueve?
No dijo nada a Guzmán. Pero
durante los siguientes días no pensó en otra cosa: ¿Quién es este
Guzmán que ha vivido en otras épocas? ¿Tiene poderes mágicos?
–Bah, qué tonterías pienso–
acababa por decirse al fin–, alguna explicación lógica tendrá
todo esto; pero prefiero no preguntarle nada a Guzmán: ¡Me molan
tanto los misterios!
Sí. A Catalina le molaban los
misterios. Es natural. ¿A quién no le molan los misterios?
51- EL MISTERIO
de un oscuro sendero. El
misterio de una niña que acaricia con una mano la cabeza de su
estúpido perro y con la otra sostiene una caja en la que se puede
leer: “Jarabe reconstituyente de Hipofosfitos marca Salud”. El
misterio de una mujer joven muerta en el suelo. El misterio de
alguien que camina en círculos por senderos espinosos o dulces
llanuras, eternamente. El misterio de alguien o algo que existe y no
existe. El misterio de un cementerio nevado, lóbrego paisaje de
cruces monótonas y fantasmales. El misterio de una hermosa Catedral,
que nos anticipa el Gran Sueño. El misterio de un árbol que asusta,
negro árbol de pena y miedo. El misterio de un cofre negro cerrado,
con aspecto de féretro infantil. El misterio del amor: ¿Qué es?
Nadie lo sabe. El misterio de las calles anchas y el tráfico
intenso, tras el cristal. El misterio de los tétricos, fríos
fantasmas de la noche. El misterio de la sangre del Crucificado
(torturado por los pecados de los hombres). El misterio de las llamas
verticales y sagradas del amor, que lo purifican todo. El misterio de
las horas tristes y oscuras de la adolescencia. El misterio de las
lápidas polvorientas cubiertas de hojas de otoño. El misterio de un
delirio de sueños dulces: ¡Dolor purpúreo que nos despierta a
media noche! El misterio de la niebla que nos impide encontrar la
salida del laberinto. El misterio de las nubes en la lejanía: ¡Ahora
es el momento! El misterio de los hombres grises que, en la ciudad,
intentan pasar inadvertidos. El misterio de unos ojos que reconcilian
a Heráclito con Parménides. El misterio de una mujer con labios
entreabiertos y cara de tonta. El misterio de una noche como todas
las noches. El misterio de un bosque solitario, azul y salvaje. El
misterio de una canción alegre, bajo la lona. El misterio de una
mujer que plancha sobre una mesa roja. El misterio de unos campos
amarillos y dorados, que se funden con la luz. El misterio de una
música mágica y difusa. El misterio de la vida y la muerte. El
misterio...
Sí. A Catalina le gustaban
(molaban) mucho los misterios. Y es natural, pues: ¿A quién no le
gustan (molan) los misterios?
52- JUNTO A LA CAMA,
un cofre negro cerrado tenía
aspecto de féretro infantil. Vicky planchaba sobre la mesa roja.
Máscaras de carnaval en las paredes y una caja vacía. Paredes
descoloridas de un amarillo enfermo. Vicky planchaba sobre la mesa
roja, muy cerca del cofre negro cerrado y de la cama deshecha. Su
mirada tenía la melancolía de una lluvia negra y helada. De algo
oscuro y dulce perdido para siempre.
A la izquierda, zona del
dormitorio presidida por un cofre negro cerrado, con aspecto de
féretro infantil. En cuanto a la decoración: máscaras de carnaval
en las paredes, combinadas con absoluta libertad. Como elemento
unificador, paredes descoloridas de un amarillo enfermo. A la derecha
una mesa roja donde ella planchaba. ¡Todo está permitido en esta
casa! Todo: Un cofre negro cerrado con aspecto de féretro infantil,
una plancha sobre la mesa roja, máscaras de carnaval en las paredes,
una caja vacía, paredes descoloridas de un amarillo enfermo, una
melancolía de lluvia negra y helada, una cama deshecha, un algo
oscuro y dulce perdido para siempre... ¡No en vano, afuera, el
tráfico intenso, las calles anchas, las nubes desfiguradas... No en
vano el viento fantasmal de la tarde de otoño recogía un
alarido-oración que el corazón de hierro de la Gran Ciudad no
escuchaba. No en vano afuera las tiendas abrían sus
puertas: ¡Utilice nuestros servicios especiales! ¡ESPECTÁCULO
SATÁNICO! ¿Y por qué razón? El mundo se estremecía. Dios no
sonreía en el aire helado de la Gran Ciudad. ¡Todos los viernes el
mundo te invita a vivir! ¡Luces de neón! Y los estudiantes
(universitarios sin cerebro) que se reían del mendigo que dormía en
el asfalto. Todo era una negra, cruel mentira. ¿Y el amor? Porque
todos los chicos quieren lo mismo y luego la luz que destruye los
dulces sueños de la noche. ¡La vida ríe fantástica en la Gran
Ciudad! ¡SEXO!
53- ¡SEXUALIDAD!
¡Muerte de Dios! ¡Sólo
oscuras mentiras! Sólo una canción para alejar la idea de la
muerte. Junto a la cama, un cofre negro cerrado tenía aspecto de
53- FÉRETRO INFANTIL.
¿Y el amor?
55- TEMPESTAD Y PELIGRO:
“En cada actuación tiene
lugar un acontecimiento cósmico”. Música quejumbrosa, tenebrosa
como un horrible soplo de aire corrompido en el bosque de la
monotonía. Rock expresionista e implacable. Rock fantasmal y
sepulcral. Rock-ruido: Caos tempestuoso. Podredumbre. Idealismo.
Inocencia y sarcasmo. Música que hierve. Gritos que... Es decir:
“Tempestad y Peligro”: Voz y guitarra: Francisco Fröbel.
Percusión: Salvador Blättner. Bajo: Juan Ignacio Rochowanski.
Veamos qué tiene que decir a
nuestros lectores Francisco Fröbel, compositor y líder de la banda:
–Todos estos grupos que se
limitan a seguir la moda...
–Nuestra música no se somete
a principios preestablecidos, tampoco representa un sistema
permanente.
–Sí, se puede decir que
creemos en el estilo si por esto se entiende expresión de libre
individualidad. Como mucho aceptaría el estilo como limitación de
una posible diversidad, pero limitación voluntaria, es decir, no
impuesta por un principio exterior y extraño, sino por mi propia...
nuestra propia individualidad.
–Para mí la música es un
juego, una comedia. En cada actuación tiene lugar un acontecimiento
cósmico. El rock es sabiduría trágica.
–La mayoría de los grupos
actuales tienen una falta total de seguridad instintiva.
-Tendremos que hacer más y más
giras hasta que se den cuenta de quiénes somos.
–Las modas vienen y van pero
lo auténtico permanece. Nunca me verás con una gorrita de ésas, ni
con una camisa a cuadros.
–Ya no me pego con nadie. Creo
que he madurado.
56- DEL DIARIO DE FRANCISCO
FRÖBEL.
Soñé que me arrestaban después
de verme envuelto en una pelea. El juez me da a elegir entre multa o
prisión. Me quedo con lo segundo pero la cárcel es un hotel. Afuera
llueve y la cama tiene las sábanas de color negro. También hay un
cofre negro cerrado de aspecto siniestro. Del cofre sale una débil
voz (la voz de Vicky) pidiendo socorro. Está cerrado y cuando
intento forzar la cerradura la luz se apaga. Entra el revisor
ofreciéndome una gran vela encendida: Me encuentro en el vagón
de un tren en marcha. -Me gustó mucho vuestro nuevo álbum, habéis
evolucionado mucho de un álbum a otro- me dice el revisor: Que
es Vicky completamente desnuda. Intento abrazarla y la luz se apaga y
se enciende otra vez. Vicky se ha transformado en una horrenda
anciana de gesto siniestro, rostro cadavérico y negra túnica. Trato
de escapar, pero tropiezo con el baul, caigo sobre la cama de sábanas
negras: Están húmedas. Afuera continúa lloviendo. Alguien grita:
!Esta tumba ya está completa!
Desde que Vicky me dejó sueño
esto a menudo.
57- EN UN CAFÉ.
–¿Cuándo me empezaste a
querer?– preguntó Catalina.
–Desde el primer día.
–¿Desde el día de la Gran
Exposición?
–Sí.
–Hace entonces más o menos
tres semanas que me quieres.
–Más o menos.
–El descafeinado de la
señorita... y su café, Doctor Guzmán.
–Gracias.
58- AQUEL DÍA.
Aquel día el Doctor Guzmán
paseaba por la Gran Ciudad cuando: ¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡HAZ EL AMOR Y
NO LA... ¡PLAF! ¿Qué era todo aquello? En un primer momento, el
Doctor Guzmán se sintió atraído por aquella fiesta de bofetadas,
por aquel éxtasis-clamor de (¡PLAFF! ¡CUIDADO!)
golpear-acariciar: ¡Me han herido! ¡Que te jodan! Atraído por
aquel luchar-lluvia de puñetazos-piedras (¡Que no decaiga!).
Seducido por aquel entusiasmo de hierros-piedras en movimiento. Por
aquel peligro-dolor de pisotones-blasfemias ahogadas-intensidad. Por
aquel infierno de sangre joven-elevar-no pensar-olvidar en la lucha.
¿Pero qué era en realidad todo
aquello? Universitarios seguramente, universitarios descerebrados y
desocupados jugando a rebeldes.
¡Una
pedrada gratis por cada tres bofetadas! Un auténtico tumulto. Sí.
En un primer momento el Doctor Guzmán se sintió atraído por
aquella fiesta de bofetadas, pero pronto:
–Esto es cosa de
universitarios sin cerebro– pensó.
–¡Haz
el amor y no la guerra!– gritaban. Y agitaban sus cuerpos
delirantes, mientras lanzaban la primera, la segunda, la tercera
piedra... ¡Lluvia de piedras! ¿Y por qué razón? ¡Haz el amor y
no (¡PLAFF! ¡CUIDADO! ¡ME HAN HERIDO! ¡QUE TE JODAN!)
la guerra. Haz el amor y no la guerra: -Pero aquellos universitarios
sin cerebro jugaban a la guerra. Y: ¿A qué llamaban amor esas malas
bestias de jóvenes? El acto sexual no es amor sino (¡Ah!) instinto.
Esto es cosa de hippies- pensó -, confunden amor con apetito e
idolatrar con devorar. Quizá toda esta lucha es puro instinto. Pero
están intentando devorar una presa mucho mayor que ellos mismos. Su
ferocidad es considerable. Quizá tengan espíritu de Mantis
Religiosa. O quizá en algún momento de su vida todo chico
(Adolescencia dorada) siente necesidad de entregarse a la acción
violenta a falta de (¡Ah, qué bien!) poder satisfacer su instinto
sexual animal. Sí. Instinto animal y no amor. ¿Acaso los perros
necesitan enamorarse para copular?
Había algo de delirio
voluptuoso en aquella lucha. Y confusas ideas en la mente de quienes
la organizaban: Hablaban de pacifismo y apoyaban revoluciones
armadas, condenaban por antidemocráticos a gobiernos capitalistas y
apoyaban regímenes dictatoriales comunistas. Citaban a Marcuse, a
Freud, a Marx, a Hesse... Aquello era como el alarido desfigurado de
una quinceañera en un concierto de rock (Ojos incendiados por el
deseo sexual) Alejémonos: Pueden atacar por millares. ¡PZZZZRAT!
¡Disparad a todas partes donde asome un indio! –Pobres: Tantas
películas de violencia (reales o de ficción) en la televisión les
han trastornado.
¡Amplia gama de situaciones de
miedo aquel día! (Cuatrocientas cabezas de ganado fueron detenidas
en la mañana de ayer) ¡Qué felices los jóvenes estudiantes con
todo aquel amenazar-sufrir-golpear-sollozar-soñar-atormentar. Pues:
¿Qué hace un joven cuando muere su infancia y se siente vacío?
Bajo la lona del Circo los
jóvenes, con expresión amenazadora y petulante, entonaban aquel día
un himno ridículo y alegre. –¡Haz el amor y no la guerra!–
gritaban. –¡Copula como una bestia y haz la guerra!– deberían
haber gritado para ser consecuentes con sus actos.
–Creo que voy a ponerme
triste– pensó Guzmán–, y se alejó apresuradamente de allí.
59- EN UN CAFÉ.
–Pero entonces, ¿Quiénes
montaron toda esa movida el otro día?– preguntó Catalina.
–Universitarios sin cerebro.
–Yo soy universitaria.
–Tú eres la luz que invita a
vivir todos los excesos y a cometer todos los errores.
–¿Yo no tengo cerebro?
–Tus labios son rojos como la
sangre.
–Estás loco Guzmán, y yo
estoy flipada.
–¿Por qué?
–Por quién: Por ti. Soy una
piba de veintitrés tacos que está flipada por el Doctor Guzmán que
podría ser mi padre. Una verdadera locura.
–Sí, Una verdadera locura.
60-EN EL CEMENTERIO DE LA
GRAN CIUDAD.
Silbaba entre los árboles el
viento. Salvador caminaba alegre entre las lívidas tumbas cubiertas
de hojas de otoño. ¿Qué haces aquí, Salvador el alegre? Los
solitarios muertos no pueden compartir tu alegría. ¿O acaso es tan
intensa tu alegría que no necesitas la compañía de los vivos?
Salvador Blättner: Solitario siempre. Siempre alegre. El único vivo
aquí. ¿Quién podrá compartir tu alegría?
El viento de otoño balanceaba
los cipreses, acariciaba con su suave melodía el alegre corazón de
Salvador. Del alegre Salvador que entre pálidas tumbas caminaba
feliz.
¿Sólo la muerte podrá acabar
con tu alegría, Salvador Blättner? ¿Por qué traes tu alegría a
este paisaje de dolor? ¿Por qué con tu alma feliz transformas (en
tu cerebro) este paisaje de dolor en un feliz paisaje?
Si la suerte hubiera sido menos
piadosa contigo, Salvador, tu alma no resplandecería ante este
blanco paisaje solitario. Quizá hubieras llorado, de rodillas, ante
este tétrico paisaje de cruces monótonas y fantasmales.
61- MÁS COSAS SOBRE CATALINA
KUPFERBERGEN.
Pasaban los días. Catalina
seguía viviendo en su piso de estudiantes, con sus amigas Rosalía,
Juana y Jacinta. Muchos días quedaba con Guzmán. A veces iban a
algún café (–El descafeinado de la señorita... y su café Doctor
Guzmán) a tomar algo; otras veces al teatro (Algún melodrama
romántico) o al cine (–Bésame como si fuera la última vez). Y
solían terminar en el castillo. Pero Catalina nunca dormía allí.
Prefería hacerlo en su piso de estudiantes. Era una forma, pensaba
ella, de conservar su independencia. No quería atarse a nadie
demasiado. Además, cuando se quedaba a dormir en el castillo (Alguna
vez, sí) luego solía llegar tarde a clase.
–¡Jo! ¡Yo flipo!
Pasaban los días. Catalina veía
menos al Doctor Guzmán. No porque a ella no le apeteciera. Todo lo
contrario: le apetecía demasiado verle. Tanto que sentía miedo.
(-¿Por qué tendré tanto miedo a atarme a alguien?) Muchas veces el
Doctor Guzmán la telefoneaba y ella le decía, mintiéndole, que hoy
era imposible, que tenía que pintar, o estudiar, o hacer algún
trabajo para Lidón. Luego se arrepentía (La pobre) pero sin
propósito de la enmienda. Eso sí: Todas las semanas veía al Doctor
Guzmán un par de días (Como mínimo).
–¿Por qué tendré tanto
miedo a atarme a alguien?
62- LE GUSTABA PASEAR SOLA.
Pues
se sentía libre. Sola. Sin ataduras (–¡I’m free!– pensaba). Y
un buen día, paseando, paseando, llegó hasta la puerta del
Cementerio de la Gran Ciudad.
–Nunca he estado en el
Cementerio– pensó.
Le gustaba mucho hacer cosas por
primera vez en la vida.
Ni corta ni perezosa entró en
el Cementerio.
63- CATALINA PASEABA POR EL
CEMENTERIO.
Silbaba entre las tumbas el
viento frío. Otoño. Lívidas tumbas con sus cruces lívidas. Apenas
un murmullo en la calma de la tarde. Catalina caminaba por el
Cementerio casi desierto. El cielo tenía un color pálido y triste.
Los grandes y rígidos cipreses tenían la helada melancolía de algo
dulce perdido para siempre.
El Cementerio: En la tarde de
otoño. Las viejas tumbas: tumbas calladas, pequeñas y
enternecedoras. Y sobre las tumbas: Flores amarillas, azules y rojas
(Casi todas de plástico). Dos mujeres enlutadas rezaban muy juntas,
a lo lejos, junto a una tumba: Eran como dos manchas negras sobre un
fondo luminoso y blanco. Y las hojas caídas. Y, a veces, el alegre
jolgorio de los pájaros.
Una mujer, con una gran cesta,
caminaba a lo lejos, entre las tumbas. Entre las tumbas apenas se
asomaba un panteón de piedra oscura. Otro, a la izquierda, se
camuflaba entre las ramas de los árboles. Ramas que susurraban una
triste melodía.
Y, a veces, el alegre jolgorio
de los pájaros.
(Viejo sendero melancólico y en
calma del Cementerio, por el que Catalina Kupferbergen caminaba).
De pronto, entre las blancas y
tristes nubes, fluyó la luz
64- DEL SOL.
Catalina estaba ahora sentada
sobre una tumba, bajo los ramajes cuyas sombras extrañas temblaban.
Calma. Serenidad fervorosa: Catalina, allí sentada, por primera vez
en su vida pensó en
65- LA MUERTE.
La
muerte: ¡Tierra, trágame!
La muerte: ¿No lo entiendes?
La muerte: ¡Jo! ¡Qué
mierda!
La muerte: Sueños pisoteados.
La muerte: El mundo se
estremece.
La muerte: ¿Por qué?
La muerte: Reposar en calma,
bajo la losa.
La muerte: Nubes desfiguradas
incendian el cielo.
La muerte: Dolor tenebroso
La muerte: Que destruye los
dulces sueños.
La muerte: Creo que voy a
ponerme triste.
La muerte implacable, la
siniestra muerte, la muerte como una anciana fantasmal y cruel. La
muerte como un suplicio al atardecer. La muerte como una ausencia
infinita, como un abismo de sombras, como un cuerpo putrefacto, como
un dormir siempre, como una lluvia eterna y monótona... ¿No lo
entiendes?
Sí. Sentada sobre una tumba,
bajo los ramajes cuyas sombras extrañas temblaban, Catalina, por
primera vez en su vida, pensó en la muerte.
66- PENSABA EN LA MUERTE Y,
BRUSCAMENTE
una voz la sacó de su
ensimismamiento.
–¿Eres real o eres un ángel?–
dijo alguien.
Catalina se volvió con rapidez
y le vio a él: –¿Eres real o eres un ángel?– volvió a
preguntar Salvador Blättner, con una sonrisa ligeramente irónica.
–Pe... pero... ¡Tú eres
Salvador Blättner! ¡Salvador Blättner, no me lo puedo creer!
(Catalina estaba vivamente excitada. No en vano ella era una gran
admiradora de “Tempestad y Peligro”).
–¡Salvador Blättner, el
batería de “Tempestad y Peligro”!
–No grites tanto, que vas a
despertar a lo muertos– dijo Salvador tratando de tranquilizarla.
Pronto Catalina se tranquilizó
un poco. Y empezó a hacer a Salvador montones de preguntas sobre el
grupo, sobre las canciones, sobre Francisco Fröbel... Preguntas que
Salvador trataba de contestar lo mejor que podía.
Sólo después de una media hora
de preguntar, referidas al grupo “Tempestad y Peligro”, Catalina
preguntó a Salvador:
–¿Y qué haces tú aquí en
el cementerio?
–Pasear. ¿Y tú?
–Yo también– respondió
Catalina con un simpático movimiento juvenil.
Y aquella tarde de otoño,
sentados
67- SOBRE UNA TUMBA
y charlando, Salvador y Catalina
se hicieron amigos. Eso que no hablaron de nada importante. Sólo del
grupo, y de Francisco, y de Juan Ignacio, y de por qué no sacaban
otro disco, y de por qué no hacían más giras...
(Dos mujeres enlutadas rezaban
muy juntas, a lo lejos, junto a una tumba. Silbaba entre las tumbas
el viento frío. Entre las blancas y tristes nubes fluía la luz...)
68- BUENO, TENGO QUE IRME
–dijo Salvador levantándose
apresuradamente–; lo he pasado muy bien charlando contigo,
Catalina, ya nos veremos.
–¿Cuándo?– se apresuró a
preguntar Catalina.
–¡Cuando el destino quiera!–
gritó alegre Salvador Blättner, que ya se alejaba.
–¡Cuando el destino quiera!–
pensó Catalina–, muy gracioso!... ya podía haberme dejado su
teléfono... o yo el mío a él... ¡Jo! ¡Qué rabia! (Dos mujeres
enlutadas rezaban muy juntas, a lo lejos).
69- SALVADOR BLÄTTNER
DESPERTÓ SOBRESALTADO ESA NOCHE:
–¡Dios mío! ¿Por qué la
dejé escapar?
70- BUENO, BUENO, BUENO...
¡Un poco de silencio, por
favor! Veamos si me he enterado, aunque sea mínimamente, de qué va
la historia. Veamos: Un chico conoce a una chica en un cementerio y
se enamora perdidamente de ella. ¡CORRECTO! ¿Se refieren al
movimiento alternativo del pistón? Bueno... NO EXACTAMENTE– la
corrigió amablemente –NO EXACTAMENTE...
71- ¿POR QUÉ LA DEJÉ
ESCAPAR?
–Fui un estúpido no quedando
con ella para otro día.
Ahora nunca podré encontrarla.
¿Qué sé de ella? Sólo su nombre: Catalina.
Seguro que es estudiante pero...
¿De qué?
72- DEL AMOR.
Aun a riego de incurrir en
posibles repeticiones:
El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
Cada día, cada hora, cada
minuto los enamorados la celebran.
Amor. Pasión. Deseo. Instinto.
Diferentes tipos de amor.
Sexo y amor: Deseo sexual, etc.
¿Existe o es un invento de los poetas?
El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
Cada día (PRIMAVERA), cada hora
(¿POR QUÉ TANTAS CONTROVERSIAS?), cada minuto los enamorados (Hum,
me temo que surgirán complicaciones) la celebran: ¡Con toda la
violencia que les es propia!
¡Enarbolando antorchas de
deseo! ¡Enfermos o radiantes!: Locos, delirantes o místicos. Como
acróbatas ebrios (Almas enlutadas por delirios de muerte).
Amor perdido: Alma enlutada.
Tristeza. Soledad. Corazón confuso. Ilusiones inútiles. Clamor de
campanas negras. Aire azul. Color azul que abraza un dolor febril de
guadañas. Lechuza lúgubre que enturbia la floresta del alma
enamorada. Cada día, cada hora, cada minuto... pero, probablemente,
jamás Salvador Blättner conseguiría el amor de Catalina
Kupferbergen.
Amor perdido: –Ahora nunca
podré encontrarla– pensó Salvador: Alma enlutada. Tristeza.
Soledad. Corazón perdido y confuso. Ilusiones inútiles. Clamor de
campanas negras (El cielo tenía un color sucio y triste) que
enturbiaba el aire azul. Color azul que abrazaba un dolor febril de
guadañas. Lechuza lúgubre (–Quiero a la chica del Cementerio, la
quiero–) que enturbiaba la floresta del alma enamorada de Salvador
(¡La quiero, Dios mío, la quiero!)
Aun a riesgo de incurrir en
posibles repeticiones:
El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
Cada día, cada hora, cada
minuto Francisco la celebraba: Con toda la violencia que le es
propia.
Sí. Con toda la violencia. Pues
ella, bellísima acompañante, cuidaba los conjuntos interiores, se
sentía femenina, combinaba cuidadosamente las prendas íntimas con
las exteriores.
Vicky tenía varios sujetadores
a juego. Por eso (Colores lisos o estampados) Francisco la amaba con
toda la violencia.
Francisco (Amor correspondido)
disfrutaba (¡Mira sólo las carnes que te sirven!) en la noche que
gemía mientras el viento fantasmal y truculento, anunciador de la
muerte, hacía muecas tras el cristal: ¡Impotente! ¿Y por qué
razón? También en el pequeño corazón de Vicky bramaba un viento
helado que anunciaba, frío y azul, la muerte.
No: ¡Yo la quiero!
Su alma era como un cofre
cerrado del que salía una débil luz. Intenté forzar la cerradura y
la luz se apagó. Ahora tras los cristales siempre llueve. Ni
siquiera puedo descansar en el cementerio porque (por ahora) todas
las tumbas están completas.
Sí: (Yo la quiero)
Pero (Aun a riesgo de incurrir
en posibles repeticiones) el amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se celebra su
fiesta?
Porque, después de la cópula,
el macho de la Mantis Religiosa (Arriba, en el momento de la
fecundación) suele ser devorado (¡No! ¡Dios mío! ¡No!) por la
hembra.
(Lleva este nombre por la
posición de sus patas delanteras, levantadas como en oración: Todas
las Mantis son depredadoras.)
Reproducción: Finales de agosto
(Sólo se nutre de presas vivas).
Reproducción: El macho (Amor
correspondido) disfruta: ¡Mira sólo las carnes que te sirven!
Reproducción:
Finales de agosto. El macho agoniza. La hembra, con rostro cadavérico
e infantil, parece sonreír (fantasmal y cruel). El aire trae una
melodía purpúrea.
Todas las Mantis son
depredadoras. En su pequeño corazón brama un viento helado que
anuncia, frío y azul, la muerte.
Arriba, el momento de la
fecundación: Arde el macho. El sol abrasa. Finales de agosto (Y la
cópula bajo la sombra tardía).
El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta? ¿Al atardecer? Atardecer. Dulce criatura
melancólica. Negros cabellos. ¿Tiene alma tu delicado cuerpo?
¿Habitas sonámbula en un tenebroso sueño?
Dulce criatura melancólica: ¿Qué
acaricias entre tus suaves manos? ¿Qué estrechas contra tu pecho
mientras en tu rostro sonámbulo refleja el alma una humildad como de
santidad embriagada?
Dulce
criatura melancólica: Tú eres el silencio que precede a la
muerte. Tu rostro pensativo y pálido (hermoso) es sólo una máscara
venenosa que oculta las turbias aguas del dolor. ¿Qué acaricias
entre tus suaves manos? Las cuerdas del alma pulsas (Estremeces en
extraña música) con tu rostro de otoño. Música enferma e
insondable que ensombrece el alma. Tú eres el amor pero: ¿Dónde
están los pájaros, dónde la melodía de frondas verdes, los
árboles, la luz? Sólo un perfume extraño y efímero que abrasa
magnífico. Sólo un misterio que abate y desangra y empapa de
lágrimas los cristales. Los cristales de un vagón de tren siempre
en marcha. Dulce criatura melancólica: Puedes decir: No te merezco.
Y abandonar cadáveres en tu huída. Negruzcos cadáveres de amantes
abandonados que se pudren entre rosas negras y enfermas.
¿Qué acaricias entre tus
suaves manos? ¿Un corazón? Sí. Abandonaste precipitadamente el
cadáver de tu amado para poseer su corazón. Y ahora, dulce criatura
melancólica de rostro pensativo y pálido (hermoso), acaricias tu
tesoro con manos suaves. Y lo estrechas suspirando contra tu pecho
desnudo que se estremece. Pero hay algo lóbrego en este corazón
terrible y negro ya marchito.
Y si tú, dulce criatura
melancólica, alzaras levemente tu rostro, tus ojos (cuyos párpados
ahora ocultan) ¿no desvelarían algo del misterio?
73- EL AMOR: ¿QUÉ ES ?
¿Cuándo se celebra su fiesta?
¿Al anochecer?
Al anochecer (tú, el
melancólico) en qué piensas? Bajo el plomizo y sangrante
firmamento, bajo el espanto de los fantasmales formas de las nubes,
en silencio y calma, con la cabeza inclinada y la mirada sonámbula:
Tú, ¿en qué piensas?
¿Qué tristezas se esconden en
el interior de tu cálida estancia, alma de enamorado?
¿Acaso acaricias con tus
pensamientos el corazón de la anhelada chica del Cementerio?
El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
74- ¿DÓNDE SE CELEBRA SU
FIESTA?
¿En un café?
–Pero entonces ¿Quiénes
montaron toda esa movida el otro día?
–Universitarios sin cerebro.
–Yo soy universitaria.
–Tú eres la luz que invita a
vivir todos los excesos y a cometer todos los errores.
–¿Yo no tengo cerebro?
–Tus labios son rojos como la
sangre.
–Estás loco Guzmán, y yo
estoy flipada por ti. Soy una piba de veintitrés tacos que está
FLIPADA POR EL DOCTOR GUZMÁN que podría ser su padre. Una verdadera
locura.
Afortunadamente (treinta por
ciento de los casos) el amor es un fenómeno transitorio como el
viento que grita azul en el bosque. Aunque pensándolo bien...
El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
¿En la noche ebria de deseo?
EBRIOS DE DESEO, nocturnos se
abrazaban los enamorados en la sombría alcoba. Salvajes se abrazaban
solitarios desnudos. Sus quejidos atravesaban el cielo estrellado. Y
se hundían sus cuerpos en el abismo azul sin tiempo. En la tiniebla
dulce de los no nacidos.
El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
Miles de personas (Gentío
horripilante que estremece) siguieron la brillante ceremonia (Risa,
emoción y campanas) por televisión: Esplendor y festejo. El conde y
la condesa. Algo que se pudre en lo negro. Las princesas a la
izquierda manteniendo (el cielo es azul) la serenidad, saludando a la
multitud horripilante: miles de personas aclamando ebrias de
entusiasmo y estupidez.
Como un sueño: El banquete
nupcial, los príncipes, las grandes duquesas: elegantes de verdad
(manos suaves como de cadáver). Y el odio. Y la dicha. Y el cielo
purísimo...
¿Y el amor?
El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
75- ERA DE NOCHE.
Llovía tras los cristales.
Salvador estaba solo. –¿La volveré a ver algún día?– piensa.
–Es absurdo, ¿por qué pienso
esto? No la volveré a ver en mi vida. Mi única vida: sin ella.
Era de noche. Llovía tras el
cristal. Salvador estaba solo.
–Tus ojos infantiles,
Catalina, despertaron con suave caricia lo mejor y lo peor de mi
alma- pensó.
–¿La volveré a ver algún
día? Es absurdo, ¿por qué pienso esto? No la volveré a ver en mi
vida. Mi única vida: sin ella.
SIN TI. Paseo por callejas sin
rumbo. Te quiero.
Oh, tus dulces palabras. Y mi
corazón que arde. Te quiero.
Mi corazón, que se hiela sin
ti, se incendia a tu lado: ¿Te volveré a ver algún día?
Es absurdo, ¿por qué pienso
esto? Sólo tengo una vida. Mi única vida. ¡Y estaré condenado a
vivirla sin ella!
Era de noche. Tras los
cristales, la lluvia, el tráfico intenso... Salvador estaba solo.
Salvador estaba triste. Trataba de no pensar en ella. Era inútil.
El amor: ¿Qué es?
Nadie lo sabe. Nadie podrá
nunca explicarlo ni definirlo. Pero Salvador estaba enamorado. Estaba
triste. Estaba solo. Trataba de no pensar en nada y pensaba en ella.
Siempre en ella. Siempre en la chica del Cementerio. Siempre en
Catalina.
Al anochecer. ¿En qué piensas,
Salvador el enamorado? Solo en tu habitación, solo en la Gran
Ciudad, solo en el Mundo, en el Universo, en silencio y calma, con la
cabeza inclinada y la mirada sonámbula: Tú: ¿En qué piensas?
–Pienso en ella. Siempre en
ella.
¿Qué tristezas habitan en el
interior de tu cálida estancia, alma de enamorado? ¿Acaso acaricias
con tus pensamientos (Tú, Salvador el melancólico) el corazón de
la anhelada?
–Sí, pienso en ella. Siempre
en ella. Yo, Salvador, pienso en ella. Cada día, cada hora, cada
minuto. El amor existe. No es un invento de los poetas. Pero no sé
dónde se encuentra mi amor. Por eso estoy perdido y confuso. Pienso
que mis ilusiones son inútiles, pero cuando recuerdo su mirada no
tengo más remedio que mantener la esperanza. No tengo más remedio
que pensar que algún día la encontraré para poder seguir viviendo.
Hay un clamor de campanas negras en el aire azul. Hay un clamor azul
que abraza un dolor febril de guadañas. Hay una lechuza lúgubre (la
tristeza) que enturbia la floresta de mi alma enamorada. Cada día,
cada hora, cada minuto... pero posiblemente jamás consiga el amor de
ella- pensó Salvador.
76- EL AMOR: ¿QUÉ ES?
¿CUÁNDO SE CELEBRA SU FIESTA?
En la Gran Ciudad, cada cinco
años, tenía lugar: la Gran Exposición de Arte Contemporáneo. Toda
la mañana estuvo el Doctor Guzmán recorriendo las salas y de pronto
la vio: Catalina. Ella le deslumbró. Él tembló. En su corazón
bramó una tempestad que anunció el AMOR. –¡Jo!, creo que me he
enamorado- escribió poco tiempo después Catalina en su diario. Y
luego, en un café, preguntó a Guzmán: –¿Cuándo me empezaste a
querer?. –Desde el primer día– respondió Guzmán.
77- JUNTO A LA CAMA.
Junto a la cama, un cofre negro
cerrado tenía aspecto de féretro infantil. Ella planchaba sobre una
mesa roja. Máscaras de carnaval en las paredes y una caja vacía.
Paredes descoloridas de un amarillo enfermo.
78- ELLA PLANCHABA
sobre la mesa roja, muy cerca
del cofre negro y la cama deshecha. Su mirada tenía la melancolía
de una lluvia negra y helada. De algo oscuro y dulce perdido para
siempre.
Fin del otoño. Un paseo por las
afueras de la Gran Ciudad. Al atardecer (Él: Salvador el
melancólico) caminaba. De los negros postes por el cielo se
deslizaban: LOS CABLES: Su. A. Ve. Men. Te. Salvador caminaba. Las
negras siluetas de los edificios, los hombres y mujeres que avanzaban
como borrosas manchas a lo lejos. Y las farolas ya encendidas.
Salvador Blättner caminaba solo, por las afueras de la Gran Ciudad.
Al atardecer. Su mirada tenía la melancolía de una lluvia negra y
helada. De algo oscuro y dulce perdido para siempre. Casas enlutadas,
calladas, pequeñas y enternecedoras. Casa amarillas, azules y rojas.
Y los árboles de ramas onduladas que perdieron las hojas.
De incienso la tarde fría
también se mecía, especialmente en sus azules, con el dorado
luminoso de las charcos (ESPEJOS HÚMEDOS) y las silenciosas figuras
que avanzaban (borrosas manchas) por las afueras de la Gran Ciudad,
al atardecer: Música mágica y caprichosa que se hundía en el alma
negra de Salvador.
79- SÍ. EL MISMO AÑO
en que creó y lideró “The
Happy Generation” Francisco se interesó vivamente por la filosofía
de Nietzsche.
El grupo tuvo éxito: Francisco
abandonó sus estudios. Luego: Giras, peleas (¡ZASS! ¡CUIDADO!
¡PLAFF! ¡ME HAN HERIDO! ¡QUE TE JODAN!), denuncias, conciertos
(¡QUE NO DECAIGA!) en directo, etc.
Luego: “Tempestad y Peligro”.
y luego (MÚSICA ENFERMA E
INSONDABLE) conoció a Vicky (En aquel tiempo Francisco, Salvador y
Juan Ignacio vivían juntos).
En
aquel tiempo: Cuando regresó a casa se encontraba muy cansado. Se
sentó en el diván (así llamaba Francisco al sofá) y pensó que no
sería capaz de levantarse de allí en toda la tarde. En aquel
tiempo: Las sucias cortinas, los cráneos de animales con largos
cuernos por las paredes. Una pequeña cómoda de madera y, sobre
ella, libros y papeles en desorden. Una guitarra eléctrica sobre la
cama deshecha y afuera, tras la ventana: El tráfico intenso, las
calles anchas, las nubes desfiguradas... Sentado en el diván,
Francisco pensó que no sería capaz de levantarse de allí en toda
la tarde. Salvador y Juan Ignacio tuvieron que avisarle, al menos
tres veces, de que ya era la hora de comer (En aquellos tiempos
Francisco, Salvador y Juan Ignacio vivían juntos).
Luego, en la comida, resulta que
Francisco se enteró de que había invitaciones para el concierto de
Arnold Schoenberg en la Catedral (En el corazón de la Gran Ciudad
todavía se alzaba la Vieja catedral Gótica). Francisco pidió para
él dos invitaciones y se le concedieron.
Se le concedieron pero...
¿Aceptaría? (Al fin y al cabo sólo había hablado con ella un par
de veces).
80- ¿ACEPTARÍA VICKY?
Y de hacerlo: ¿Lo haría por
compromiso?
81- SE LO PENSÓ BASTANTE
TIEMPO.
Por fin (Cuando pensó: –Ahora
es la hora de llamar o nunca) se sentó trágicamente junto al
teléfono con las dos invitaciones en la mano, como paralizado.
82- EL CORAZÓN
le latía con increíble fuerza
cuando marcó el número de Vicky (Emoción, aliento entrecortado...)
–Hola, ¿sabes quién soy?
–Sí, eres Francisco (Parecía
contenta por la llamada).
A las ocho Francisco se dirigió
a casa de Vicky.
83- UNA GRAN MULTITUD
se agolpaba a la puerta de la
Catedral: Gente sin invitación que pretendía que le dejasen entrar
(Helada Catedral: En tu interior un alma de fuego llamaba a las
tristes multitudes olvidadas).
Un encargado abrió paso a
Francisco y Vicky entre la masa (Gentío horripilante que estremecía)
y consiguieron entrar: Afuera empezaba a llover. Dentro de la
Catedral todos los asientos estaban ocupados: Gentío horripilante
que estremecía, risas, emoción y festejo. Y las grandes duquesas
elegantes de verdad (manos suaves como de cadáver).
Llovía tras las vidrieras de la
Catedral. Francisco y Vicky se sentaron atrás, en el suelo, apoyados
en una columna. Comenzó el concierto.
84- FRANCISCO ESTABA
PREOCUPADO POR VICKY
y cada poco tiempo la preguntaba
si estaba cansada. Ella decía que no. Luego, al final del concierto,
le dijo que le dolía un poco la espalda.
85- ACABÓ EL CONCIERTO
y la multitud (Gentío
horripilante que estremece, risas, emoción y festejo) abandonó la
Catedral.
Prácticamente solos en el
Templo quedaron Francisco y Vicky. Hermosa catedral: Tenebrosa el
alma anhelante de Francisco afligías y consolabas con tu grito
armónico y vertical (Azul).
Catedral azul y fría: había
fuego en tu interior (Afuera llovía).
86- PRÁCTICAMENTE SOLOS
en el Templo quedaron Francisco
y Vicky.
Catedral azul y fría (Afuera
llovía): Había fuego en tu interior. Fuego de una CRUZ que
eternamente flameaba majestuosa, alimentada con la sangre de CRISTO.
Catedral: Aquella noche entenebreciste los sentidos de Francisco para
la vil materia y elevaste su alma medrosa y anhelante (Se sentaron
atrás, en el suelo) a las purpúreas regiones de la VIDA. Catedral
extasiada en tu propia belleza que era la belleza de tu HUÉSPED:
DIOS. Gélida Catedral nocturna, en tu interior se derretía el alma
del Viajero Francisco (Se sentaron atrás, en el suelo). ¡Oh,
resplandeciente! ¿Qué susurraba o gritaba la música nocturna que
te acariciaba o afligía? ¿Qué SUBLIMES MENTIRAS de Schoenberg para
destruir las falsas verdades de la materia? ¿Qué SUBLIMES VERDADES
para arrancar lágrimas al Viajero Poeta Francisco?
Entonces Francisco
(prácticamente solos habían quedado en el Templo) encendió una
vela a un santo.
–¿Crees en Dios, Francisco?
–No lo sé. Pero espero que
encendiendo esta vela se me cumpla un deseo.
–¿Me invitas a un café,
Francisco?
–¡Claro que sí, Vicky!
87- TOMARON UNAS CERVEZAS
en un bar con una decoración de
colores estridentes (También una ración de “ensaladilla a la
española”).
Vicky habló a Francisco de sus
viajes, de primitivas ceremonias, de sus padres... Luego hablaron de
camareros, de camareras, de la última moda, de japoneses, de
música... (Vicky tenía el pelo negrísimo).
Más tarde, los dos se
encontraban en casa de Vicky.
Ella preparó café. Por allí
andaba Guirlandaio, el gatito, que aquella noche estaba algo violento
y agresivo.
88- A LA MAÑANA SIGUIENTE:
–¡RIINNGGG...!
–Dígame.
–Hola Juan Ignacio, soy
Francisco. Sólo llamo para decir que estoy bien y que no me he
muerto.
–¿Desde dónde llamas?
-Eso a ti no te importa,
curioso.
(En aquel tiempo Francisco,
Salvador y Juan Ignacio estaban tan unidos que este tipo de llamadas
eran corrientes).
89- LOS PRIMEROS DÍAS
en que Francisco empezó a salir
con Vicky llovía constantemente. Estaba feliz (Apenas tenía fuerzas
para comer: casi no dormía).
Lloviendo a chaparrón y sin
paraguas. Y a la vuelta Salvador y Juan Ignacio le decían que
llevara una vida ordenada.
–El mundo es asqueroso, pero
me gusta. ¡Estoy enamorado de ti, Vicky!
–¿Estás de broma?
–Para besar no hay que pedir
permiso, Francisco.
–Ya, pero... ¿Es esta la
postura más adecuada?
–¡Por favor Francisco,
estamos en un bar y hay que tener respeto!
–¡A tomar por culo con el
respeto!
–¡Estás loco, Francisco!
Tócame algo.
–Lo que tú quieras.
–Qué bien tocas. Te quiero.
–Te amo.
(Vicky tenía el pelo
negrísimo).
90- COMO YA ERAN LAS SEIS DE
LA MAÑANA
fueron a casa de Vicky a
desayunar. Las ventanas estaban empañadas por el frío y Francisco
dibujó un corazón con una flecha en el cristal.
–Bajo mi aparente cinismo y
mis bromas se esconde una persona triste.
–En realidad nunca me
pareciste demasiado feliz, Francisco.
91- ELLA ERA EL AMOR (O ESO
PENSABA FRANCISCO)
pero: ¿Dónde estaban los
pájaros, dónde la melodía de frondas verdes, los árboles, la luz?
Sólo un perfume extraño y efímero que abrasaba (¡Ah, qué bien!)
magnífico. Sólo un misterio que abatía y desgarraba y empapaba de
lágrimas los cristales (Francisco dibujó un corazón con una
flecha).
Un día Vicky dijo a Francisco:
–No te merezco. Y abandonó precipitadamente el cadáver vivo de
Francisco en su huída. Cadáver vivo de Francisco Fröbel que se
pudriría entre rosas negras y enfermas.
¿Qué acaricias entre tus
suaves manos Vicky? ¿Un corazón? Sí. Abandonaste precipitadamente
el cadáver de Francisco para poseer su corazón. Y ahora, dulce
Vicky (dulce criatura melancólica) acaricias tu tesoro con manos
suaves. Y lo estrechas suspirando contra tu pecho desnudo. Pero,
perdona que te lo diga Vicky, hay algo lóbrego en este corazón
terrible y negro ya marchito.
(Vicky tenía el pelo negrísimo)
–¿Estás de broma?
92- ENTONCES FRANCISCO
(PRÁCTICAMEN- TE SOLOS
habían quedado en el Templo)
encendió una vela a un santo.
–¿Crees en Dios Francisco?
–No lo sé. Pero espero que
encendiendo esta vela se me cumpla un deseo.
93- SÍ. ESPERABA QUE SE ME
CUMPLIERA
un deseo: ¡Que fueras mía, mi
hermosa Vicky de pelo negrísimo y labios rojos como sangre!
94- ¿ME INVITAS A UN CAFÉ,
FRANCISCO?
–¡Claro que sí, Vicky!
(Tomaron unas cervezas en un
bar)
(Tomaron una ración de
“ensaladilla a la española”)
Más tarde, los dos se
encontraban en casa de Vicky. En una pequeña habitación sombría.
Junto a la cama (donde nocturnos se abrazaban los enamorados) un
cofre negro cerrado tenía aspecto de féretro infantil. Dos tazas de
café sobre la mesa roja. Máscaras de carnaval en las paredes y una
caja vacía. Paredes descoloridas de un amarillo enfermo. Ebrios de
deseo, nocturnos se abrazaban Francisco y Vicky en la sombría
alcoba. Salvajes se abrazaban solitarios desnudos. Sus quejidos
atravesaban el cielo estrellado. Y se hundían sus cuerpos en el
abismo azul sin tiempo. En la tiniebla dulce de los no nacidos.
(Lluvia tras los cristales).
–¿Estás de broma?
–No, Vicky (Vicky tenía el
pelo negrísimo). No estoy de broma.
95- VICKY TENÍA EL PELO
NEGRÍSIMO:
–No, Vicky. No estoy de broma.
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
–No lo sé. Pero espero que
encendiendo esta vela se me cumpla un deseo.
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
Sus quejidos atravesaban el
cielo estrellado.
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
Las ventanas estaban empañadas
por el frío.
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
–En realidad nunca me
pareciste demasiado feliz.
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
–¡Ah, qué bien!
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
–¿Desde dónde llamas?
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
–Ya, pero...
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
¿Crees en Dios?
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
Por allí andaba Guirlandaio, el
gatito, que aquella noche estaba algo violento y agresivo.
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
Gente sin invitación pretendía
que le dejasen entrar.
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
Prácticamente solos en el
templo quedaron Francisco y Vicky.
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
Luego, en la comida (...) de
Arnold Schoenberg (...)
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
(...) pero... ¿Aceptaría? (Al
fin y...) (...)
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
(...) con increíble fuerza
(...) entrecortado...
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
Máscaras de carnaval en las
paredes (...) vacía.
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
Las negras siluetas (...)
edificios, los hombres y (...)
VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO:
Música enferma e insondable.
96- MÚSICA ENFERMA E
INSONDABLE:
Vicky tenía el pelo negrísimo.
MÚSICA ENFERMA E INSONDABLE:
Y luego en un café.
MÚSICA ENFERMA E INSONDABLE:
El amor: ¿Qué es? ¿Cuándo se
celebra su fiesta?
MÚSICA ENFERMA E INSONDABLE:
En la noche ebria de deseo.
MÚSICA ENFERMA E INSONDABLE:
Risas, emoción y campanas.
MÚSICA ENFERMA E INSONDABLE.
Llovía
tras los cristales.
MÚSICA ENFERMA E INSONDABLE:
Al anochecer.
MÚSICA ENFERMA E INSONDABLE:
Dulce criatura melancólica.
MÚSICA ENFERMA E INSONDABLE:
¿Sueño o realidad?
MÚSICA ENFERMA E INSONDABLE:
Soñé que me arrestaban
97- DESPUÉS DE VERME
ENVUELTO
en una pelea. El juez me da a
elegir entre multa o prisión. me quedo con lo segundo pero la cárcel
es un hotel. Afuera llueve y la cama tiene las sábanas de color
negro. También hay un cofre negro de aspecto siniestro. Del cofre
sale una débil voz (la voz de Vicky: música enferma e insondable)
pidiendo socorro. Está cerrado y cuando intento forzar la cerradura
la luz se apaga (...) Afuera continúa lloviendo (...) a menudo.
98- FUI EXPULSADO DEL
INSTITUTO- DIJO FRANCISCO.
El
dolor y la furia golpeaban su pecho adolescente: I’m free! I’m
free! And I’m waiting for you to follow me.
–¿Tenéis veinte duros que os
sobren?
–¿Para qué los quieres
Francisco?
–No, para nada, es que
colecciono.
–¡JA, JA, JA, JA! (ji, ji,
ji) JE, JE, JE...
99- DEL DIARIO DE SEBASTIÁN
(COMPAÑERO DE
Francisco en el instituto): En
clase de “Cara Trucha” me muero de la risa con las gracias de
Francisco. Después de clase regresamos juntos. Nos cruzamos con un
chaval guaperas rubio que lleva una corbata muy llamativa. Yo le digo
a Francisco: Mira qué corbata. Cuando se cruza con nosotros le dice
Francisco al chaval: ¡Guapo! El chaval se queda mirando y entonces
Francisco se empieza a enrollar con él diciéndole que si no sé qué
de que le conoce, que si no sé qué de que le conoció un día en un
baile Y QUE ÉL ESTABA (él: el chaval rubio guaperas) CON UNA
CHAVALINA PEQUEÑA HECHO UN DON JUAN CON SU CORBATA. Después de un
rato de TOMAR EL PELO al pobre chaval (EL RUBIO GUAPERAS DE LA
CORBATA LLAMATIVA) continuamos el camino. Entramos en un bar y
tomamos: YO UNA CAÑA Y FRANCISCO UN CAFÉ. YO: A ver cuándo pagas
tú, cabrón. ÉL: Mañana que cobro. Francisco empieza a desvariar:
CON LA GENTE DEL BAR. Y luego empieza a HACERSE EL GRACIOSO. Y a
hacerse un PORRO. Y le dice el camarero que aquí no.
Y luego entra en el bar un negro
a vender baratijas y Francisco le dice que quiere condones. El negro
se los da pero Francisco no le hace caso: LE DICE AL NEGRO que eso no
da dinero, que se dedique a vender costo. El negro mira con una cara
un poco asustada. Es un negro negro. Tiene la mirada de los típicos
negros de película.
Y LUEGO QUIERE FRANCISCO que yo
le acompañe a PUTAS y le digo que no tío.
Y luego también por el camino
Francisco se quedó con una tía y se puso a darle la vara. Yo le
digo a la TÍA que mi AMIGO no es peligroso y dice Francisco que a
veces muerde y no quiere decir dónde. A la tía le dice por ejemplo:
ERES COMO LA PALAS ATENEA. YO DIGO: Más guapa, la Palas está ya
pasada. Francisco: Pues sí. También se queda con una tía que tiene
un acompañante garrulo mucho mayor que ella. Luego discutimos
Francisco y yo sobre si el tipo en cuestión será el PADRE o el
MARIDO de la TÍA (Es una TÍA que va por clase). Si es su marido me
suicido, dice Francisco. Luego me entero de que Francisco ha leído a
Nietzsche y dice que el más profundo de los libros de Nietzsche es
“Así habló Zaratustra”.
Por la calle Francisco da gritos
EUFÓRICO.
100- EN CLASE DE “CARA
TRUCHA”:
En clase de “Cara Trucha” me
muero de la risa: Éxtasis de unas horas de iluminar-golpear-veredas
pasión para clamor alegre y agresivo como un relámpago.
Después de clase regresamos
juntos: Lluvia. Nubes en la lejanía. ¡Ahora es el momento! ¡Música!
¡Alarido oración (de dos almas adolescentes idiotas) que el viento
fantasmal del otoño arrastraba como hoja muerta!
¡Ditirambos! En la ciudad, los
hombres intentaban pasar inadvertidos: Por el oscuro sendero de la
vida (¡Mira qué corbata más ridícula, tío) y de la muerte. Ellos
querían apartar (¡Guapo!) de sus almas jóvenes el dolor tenebroso
de la MUERTE (Continuamos el camino) y reírse del tráfico intenso y
las calles anchas (¡PUTO TRÁFICO!). Reírse de los profesores, del
instituto, del “CARA TRUCHA”, de la realidad. VIVIR (Entramos en
un bar) CON MIRADA ALEGRE Y AGRESIVA. Vivir (Entramos en un bar) un
sueño como un himno: ¡Como un relámpago!: A ver cuándo pagas tú.
¡Como un relámpago!: Mañana que cobro.
No sollozar: Francisco empieza a
desvariar con la gente.
¡Amenazar!: El negro mira con
cara un poco asustada.
Agoniza la infancia: Las nubes
desfiguradas incendian el cielo al atardecer. ¿ME ACOMPAÑAS A
PUTAS?
–No, Francisco.
–¿Por qué? ¡Aún es
temprano!
–¡Aún es temprano!–
pensaba Francisco, y una ebriedad de oro era el sol que flameaba en
su alma. Su alma que, entre la niebla, buscaba la salida del
laberinto tropezando con tétricos fantasmas y CON EL FRÍO AZUL DE
LA LUNA (–¡Que no tío!)
–No insistas.
–¿Por qué? ¡Aún es
temprano!
Aún es temprano: A veces creía
ver un ángel familiar entre la niebla, sonriendo, como aire helado.
Y entonces su alma ardía como un bosque y su espíritu se abismaba
al fondo de un estremecimiento purpúreo: –Eres como la Palas
Atenea... ¡Más guapa!
(Sueños pisoteados y melancolía
que se transforman en alegría TENEBROSA E INCANDESCENTE).
Horas tristes y oscuras de la
adolescencia. Horas lúgubres y dementes: Si es su marido me suicido.
Odio ciego, cólera espléndida
y vertical en el abismo-banderas al viento de su corazón NEGRO
(¡EUFÓRICO!)
101- EL GRUPO TUVO ÉXITO:
Francisco abandonó sus
estudios.
Luego: Giras, peleas (¡ZASS!
¡CUIDADO! ¡PLAFF! ¡ME HAN HERIDO! ¡QUE TE JODAN!), denuncias,
conciertos (¡QUE NO DECAIGA!) en directo, etc. Luego: “Tempestad y
Peligro”: Voz y guitarra: Francisco Fröbel. Percusión: Salvador
Blättner. Bajo: Juan Ignacio Rochowanski.
Y luego (MÚSICA ENFERMA E
INSONDABLE) conoció a Vicky.
–Hola, ¿sabes quién soy?
–Sí, eres Francisco.
Llovía tras las vidrieras de la
Catedral. Francisco y Vicky se sentaron atrás, en el suelo, apoyados
en una columna.
–¿Crees en Dios, Francisco?
–No lo sé.
Más tarde, los dos se
encontraban en casa de Vicky. Ella preparó café. Por allí andaba
Ghirlandaio, el gatito. Llovía tras las vidrieras de la Catedral.
Ebrios de deseo (–Hola, ¿sabes
quién soy?) nocturnos se abrazaban (–Sí, eres Francisco) en la
sombría alcoba. Máscaras de carnaval en las paredes y una caja
vacía. Paredes descoloridas de un amarillo enfermo...
Sí. De no haber conocido a
Vicky (Te quiero) la vida de Francisco Fröbel probablemente hubiera
discurrido de forma muy distinta.
102- BAJO LA LONA DEL GRAN
CIRCO.
No creía en nada. no aspiraba a
nada.
DAME LA MANO, CATALINA. HACE UN
DÍA HERMOSO.
Se puso a estudiar Bellas Artes
como podía haber estudiado otra cosa.
MIRA: EN EL JARDÍN SE PUDREN
LAS AMAPOLAS.
Si se decidió por esta carrera
fue porque había que estudiar poco.
EN LOS SEPULCROS SOLITARIOS HAY
RESTOS ÓSEOS.
Al poco de comenzar los estudios
comprobó que, en efecto, la gente era “super-guay”: HIZO MUCHAS
AMISTADES.
MIRA: EN EL JARDÍN SE PUDREN
LAS AMISTADES.
No había que saber dibujar ni
pintar para aprobar.
¡MIRA, CATALINA!: LAS CAMPANAS
YA TOCAN A MUERTE.
No le interesaba nada
especialmente.
EN MI CEREBRO VACÍO HAY RESTOS
DE NADA.
Excepto una cosa: “Tempestad y
Peligro”.
¡MIRA, CATALINA!: LAS AVES DE
PASO.
Conoció al Doctor Guzmán en la
Gran Exposición de Arte. Y al poco tiempo Catalina escribió en su
diario: ¡Jo! Creo que me he enamorado.
DAME LA MANO, CATALINA: HACE UN
DÍA HERMOSO PARA ACARICIAR TU CUERPO JOVEN DE TERCIOPELO.
Su relación con el Doctor
Guzmán fue muy satisfactoria desde el primer momento.
YO, EL DOCTOR GUZMÁN, TE DESEO.
TE DESEO, CATALINA, CON TODA LA PECAMINOSIDAD MORBOSA QUE ME ES
PROPIA.
Tenía el Doctor Guzmán un
Mayordomo muy estirado y antipático.
YO, EL MAYORDOMO, TE DESEO. TE
DESEO, CATALINA, CON TODA LA PECAMINOSIDAD MORBOSA QUE ME ES PROPIA.
El castillo tenía muchísimas
habitaciones.
EN LA PUTRIDEZ DE MI ALMA SIENTO
GOZES INFAMES. DAME TU CUERPO UNA VEZ MÁS, CATALINA. DAME TU CARNE Y
DEJA QUE YO, EL DOCTOR GUZMÁN, ULTRAJE UNA VEZ MÁS UN ALMA
INOCENTE. SOY UN DOCTOR EBRIO DE DESEO: DENÚDATE SOBRE NUESTRO
INFAME LECHO DE... ¿AMOR? (¡JA, JA, JA, JA!) POBRE CATALINA: ¿POR
QUÉ TE ENTREGAS A UN CADÁVER? ¿NO SABES QUE LO QUE TÚ CREES LECHO
DE AMOR NO ES MÁS QUE UNA FRÍA TUMBA?
ERES SÓLO UNA NIÑA: TE DESEO.
EN LA PUTRIDEZ DE MI ALMA SIENTO GOCES INFAMES, CATALINA: CON TODA LA
PECAMINOSIDAD MORBOSA Y REPUGNANTE QUE ME ES PROPIA.
CATALINA: DULCE MUCHACHA DE
CEREBRO VACÍO: ¿NO SABES QUE DUERMES CON EL DOCTOR DE LA NOCHE?
POBRE NIÑA: ¿NO VES QUE MIS
PALABRAS ESTÁN IMPREGNADAS DE VENENO? ¿NO VES QUE ESTOY ASESINANDO
TU JUVENTUD CON MI ODIO CIEGO?
Sí. El castillo tenía muchas
habitaciones.
El castillo donde vivía el
Doctor Guzmán tenía pasillos larguísimos.
¡MIRA, CATALINA!: LAS AVES DE
PASO: HACIA LA MUERTE.
Y una biblioteca con tantos
libros que no se podían ni contar.
EN LIBROS TENEBROSOS MI ALMA
INFANTIL ENCONTRÓ LA MUERTE. MI ALMA BEBIÓ AGUAS CENAGOSAS.
TU CUERPO, CATALINA, SE DESHACE
BLANCO ENTRE MIS NEGRAS MANOS DE DOCTOR CRIMINAL.
(MI ALMA BEBIÓ AGUAS CENAGOSAS)
¡SOY FELIZ!
(HACE FALTA MUCHO ODIO PARA
ALCANZAR LA FELICIDAD, CATALINA)
¡MIRA!: EN TU JARDÍN,
CATALINA, SE PUDREN LAS AMAPOLAS.
(¡HACE UN DÍA TAN HERMOSO!)
(...)
(–¡Jo! Yo flipo):
En el castillo (Que estaba
RODEADO POR UN BOSQUE).
En el castillo (Que estaba
RODEADO POR UN BOSQUE) Catalina nunca quiso instalarse. Tampoco habló
nunca a sus tres mejores amigas (que vivían con ella en un piso de
estudiantes) del Doctor Guzmán.
AL PRINCIPIO, GUZMÁN NO HABLABA
NUNCA DE COSAS IMPORTANTES. Sólo decía bromas (–Mi profesor de
metafísica tenía cabeza de bombilla) para hacerle reír a ella.
Pero luego empezó a hablar de
cosas (...) que a Catalina le resultaban, según sus propias
palabras, “un poco coñazo”.
Y Catalina no entendía nada y
se aburría (¡Jo! ¡Me aburro!) mucho.
Pero no importaba. Porque otras
veces (las más) Guzmán era muy simpático y divertido: –Mi
profesor de metafísica tenía cabeza de bombilla.
Como el adolescente necesita
asimilar el material ambiental para formar un mundo interior propio,
poco a poco Catalina fue aprendiendo algunas cosas de Guzmán.
Aprendió, por ejemplo, que Marx
(...) era malo. Y que Nietzsche (...) dijo cosas muy bien dichas.
Aprendió también que Kant era
uno gracias al cual luego aparecieron los románticos.
MI ALMA BEBIÓ AGUAS CENAGOSAS
EN TENEBROSOS LIBROS.
Y que los románticos, en
realidad, no tenían que regalar flores para serlo.
Aprendió también que Satanás
(...) era como un rebelde.
¿NO SABES QUE DUERMES CON EL
DOCTOR DE LA NOCHE?
Lo que Catalina no podía
aceptar era que Caín tampoco fuera malo.
EN LA PUTRIDEZ DE MI ALMA SIENTO
GOCES INFAMES.
Y poco a poco el cerebro de
Catalina empezó a poblarse de ideas del Doctor Guzmán.
¿NO VES QUE ESTOY ASESINANDO TU
JUVENTUD CON MI ODIO CIEGO?
Guzmán era muy gracioso. Se le
ocurrían cosas muy divertidas: En cierta ocasión contó a Catalina
que él había tenido muchas vidas y que se acordaba de todas.
¿POR QUÉ TE ENTREGAS A UN
CADÁVER? ¿NO SABES QUE LO QUE TÚ CREES LECHO DE AMOR NO ES MÁS
QUE UNA FRÍA TUMBA?
En una de estas vidas pasadas
murió a causa de un marido celoso.
–EN LA PUTRIDEZ DE MI ALMA
SIENTO GOCES INFAMES– PENSÓ EL DOCTOR GUZMÁN.
Un día ocurrió algo muy
extraño. Catalina caminaba hacia la Facultad de Bellas Artes por una
calle solitaria. Entonces un perro, que parecía rabioso, la atacó.
Catalina, aterrorizada, gritó: –¡Doctor Guzmán, sálvame! Y
entonces ocurrió algo muy extraño: El rabioso perro de mirada
homicida se tranquilizó al instante. –El Doctor Guzmán me ha
salvado– pensó Catalina mientras acariciaba tan (ahora) mansa
bestia. Más tarde pensó: –No, sólo fue una coincidencia; el
Doctor Guzmán no tiene poderes mágicos: ¡PRIMER MISTERIO EN LA
VIDA DE CATALINA!
Otro día, ella se encontraba
con Guzmán en el castillo cuando el Doctor (alguien le llamó por
teléfono) se ausentó (–Espérame aquí si quieres, en menos de
una hora estoy de regreso, guapísima) del castillo. Y Catalina se
quedó allí sola: En la biblioteca (lujosa estancia) del Doctor
Guzmán: Libros (tantos que no se podían ni contar), un sofá
tapizado (terciopelo granate), la chimenea (lacada en azul muy
suave), el amplio ventanal... Aquel día Catalina llevaba un jersey
de lana multicolor y un chal.
Y una gorra a cuadros.
Y una falda larga:
Mezcla de varios estampados
de colores
ALEGRES.
Se sentía alegre
y animosa
y le dio por
INVESTIGAR.
Y curioseando
por aquí y por allá
DIO CON ALGO SORPRENDENTE ¡UNA
PUERTA SECRETA! CON MUCHO MIEDO ENTRÓ POR ELLA CON MUCHO MIEDO MUY
DESPACIO CAMINÓ POR EL LARGO PASILLO CON MUCHO MIEDO LLEGÓ A UNA
PEQUEÑA HABITACIÓN LLENA DE... ¡PERROS DISECADOS! ¡CIENTOS DE
PERROS DISECADOS! BUENO... POR LO MENOS VEINTE PERROS DISECADOS Y
TODOS LLEVABAN UNA PEQUEÑA PLACA CON SU NOMBRE Y LA FECHA EN QUE
FUERON DISECADOS POR EJEMPLO: LEAL DISECADO EL 4 DE MAYO DE 1970 EL
QUE MÁS LE LLAMÓ LA ATENCIÓN DE TODOS AQUELLOS PERROS DISECADOS SE
LLAMABA “LUCERO”: DISECADO EL 1 DE ENERO DE 1800 ¡JO! ¿POR QUÉ
LE LLAMÓ LA ATENCIÓN? POR LO BELLO
Y LO SUBLIME
que era. Cuando el Doctor
Guzmán.
regresó ella no le dijo.
nada de su descubrimiento.
LUEGO DÍAS DESPUÉS HABLANDO
CON GUZMÁN ELLA SACÓ EL TEMA DE LOS PERROS: PUES A MÍ ME GUSTAN
POCO LOS PERROS COMENTÓ CATALINA ENTONCES GUZMÁN EMPEZÓ A HABLAR
DE PERROS Y DIJO: YO TUVE UN PERRO AL QUE QUERÍA MUCHO SE LLAMABA
LUCERO ¡QUÉ ME DICES! ¡AH! ¡ASOMBROSO! ¡OH! ¡CARACOLES! PENSÓ
CATALINA.
¿Cómo pudo tener Guzmán
(¡SEGUNDO MISTERIO EN LA VIDA DE CATALINA!) un perro en el siglo
XIX?
No dijo nada.
Al Doctor Guzmán.
Pero durante.
Los siguientes días.
No pensó.
En otra cosa:
–¿Quién es Guzmán que ha
vivido en otras épocas?– pensó Catalina.
–¿ES QUE NO SABES QUE DUERMES
CON EL DOCTOR DE LA NOCHE?– PENSÓ GUZMÁN.
–¿Quién es Guzmán que tiene
poderes mágicos?– pensó Catalina.
–¿ES QUE NO SABES QUE DUERMES
CON EL DOCTOR DE LA NOCHE?– PENSÓ GUZMÁN.
Pasaron los días.
Le gustaba
pasear
sola.
Y UN DÍA PASEANDO, PASEANDO,
LLEGÓ HASTA LA PUERTA DEL CEMENTERIO DE LA GRAN CIUDAD.
(¡MIRA CATALINA!: LAS AVES DE
PASO: HACIA LA MUERTE.)
–¿Eres real o eres un ángel?–
dijo salvador Blättner CON TODA LA PECAMINOSIDAD MORBOSA
Y REPUGNANTE
QUE LE ERA PROPIA.
103- PASARON LOS DÍAS... LOS
DÍAS...
Y llegó el verano.
Catalina paseaba sola. Por el
Gran Bosque (que rodeaba el castillo donde vivía el Doctor Guzmán).
De pronto: Catalina escuchó
risas cercanas. Y ruido como de agua.
Se acercó sigilosamente y,
escondida tras arbustos y ramajes para no ser vista, observó la
siguiente escena: En el río, que cruzaba el Gran Bosque, hombres y
mujeres desnudos se bañaban.
Hombres y mujeres desnudos
reían, corrían, tocaban la guitarra (desnudos sobre la yerba)...
104- DESNUDOS SOBRE LO VERDE.
Desnudos dorados sobre lo verde.
Azul la queja suave del agua en el frescor del bosque. Aroma húmedo.
Y el sonido indolente de una guitarra.
Catalina espió las risas y los
colores. El azul espejo de desnudos dorados sobre lo verde.
Catalina espió, escuchó gritos
alegres (vida salvaje).
Catalina espió, escuchó, miró
ardientes purpúreos desnudos (¿Celebración antigua?)
Catalina (Más adelante veremos
que se equivocaba) vio algo mágico y puro: inocencia recobrada de
una edad dorada (Perdida y mítica)
Más adelante veremos que se
equivocaba.
–Deben
de ser hippies– pensó mientras se acercaba para observar mejor la
escena (Muy sigilosamente, pues tenía miedo a ser descubierta).
Entonces descubrió algo que la
dejó perpleja: Nadaba en el río Juan Ignacio Rochowanski. Perseguía
mujeres entre los árboles Francisco Fröbel. Tocaba la guitarra...
¡Salvador Blättner!
Desnudo tocaba Salvador Blättner
(-¡Jo, yo flipo!) cuando, súbitamente, abandonó su guitarra para
abrazar a una mujer desnuda.
–¡Jo, yo flipo!– pensó
Catalina.
Ebrios de deseo, bajo los
dorados rayos del sol, se abrazaron los enamorados sobre lo verde
húmedo. Salvajes se abrazaron enlazados desnudos: Quejidos que se
fundieron con el sonido indolente del agua. En el frescor del bosque.
Catalina pensó (¡Jo, yo
flipo!) que ya había visto lo suficiente. Como además tenía miedo:
DE SER DESCUBIERTA: decidió alejarse, muy sigilosamente, de allí.
De buena gana hubiera regresado
Catalina al bosque al día siguiente. Pero
105- PARA EL DÍA SIGUIENTE
TENÍA OTROS PLANES:
A las ocho de la mañana partió
en tren con el Doctor Guzmán: HACIA VENECIA.
106- GUZMÁN Y CATALINA EN
VENECIA.
Y para ser más precisos:
¡VENECIA!
No resultaba difícil reconocer
las famosas góndolas, las callejas ruinosas que el sol abrasaba, el
agua negra y fría.
La bella miseria reflejada en el
mar.
Los amantes apasionados.
La añoranza aristocrática de
los poetas.
Y por doquiera, los negros
palos, las lúgubres góndolas negras, las sombras quebradas de los
pájaros que removían las aguas doradas...
Así pues, por el bajo puente
pasó, encorvado, un gondolero.
Agua azul, pútrida piedra que
se derretía, una barca, solitario silencioso delirio. Y las ratas
bajo la sombra tardía.
Y el dulce ensueño, la queja
febril de las barcas que crujían, los templos plateados, los
reflejos en el agua pausada (violines purpúreos que ardían, fiebre
blanca, risas y espejos, incienso y delirio). Y EL MISTERIO TRAS LAS
CORTINAS.
Sí: Venecia poseía un murmullo
propio que declinaba (cáliz y abismo). Porque, no obstante las
apariencias, Venecia no era un delicado manjar para frívolos
decadentes, sino EL CHIRRIDO DE UN GATO FANTASMAL, LA MADERA QUE SE
PUDRÍA EN LO NEGRO, UN SUSURRO TRISTE, UNA BARCA QUE DESCENDÍA
INSEGURA...
Había, en suma, dos Venecias:
La ABSOLUTA, donde la VIDA y la MUERTE chapoteaban en el canal. Y la
que contemplaban los turistas (gentío horripilante que estremecía).
La primera murmuraba bajo el
puente, CIERTAMENTE.
Aquel día...
El Doctor Guzmán y Catalina
caminaban por la Plaza de San Marcos cuando:
–¡Eh, Guzmán!
–Oye, Guzmán, aquel tío te
está llamando.
–¿Eh?, pero si juraría que
es... ¡El Doctor Pelayo!
Guzmán acababa de encontrar,
casualmente (?), a un viejo amigo (Hacía años que no veía al bueno
del Doctor Pelayo).
Después de las presentaciones
de rigor los tres decidieron tomar algo en el café Florian (Risas y
espejos. Violines...) A Catalina esto le pareció muy bien. Le
gustaban mucho estos cafés anticuados de la Plaza de San Marcos y le
gustaba conocer gente nueva.
Y también: LAS CONVERSACIONES
DE LOS DOCTORES (No se enteraba de nada).
–Sí, Guzmán, es cierto que
se ha querido ver en (...) al heredero de (...) pero... (...) –De
aquí el eterno desequilibrio del sistema de (...) y lo inadecuado...
(...) –¡Claro! Lo útil se disuelve y pasa a segundo grado, por
más que... (...) –¡En efecto! Pero únicamente en cuanto
CAPACIDAD SENSIBLE QUE... (...) –Nos enfrentamos a una doble
contradicción: o bien renunciamos a... (...) –¡Lo que tú
quieras, Pelayo!, pero no me podrás negar que un proceso intelectual
de AGRUPACIÓN Y SÍNTESIS... (...) –¡Ya!, Pero la cuestión
consiste en saber si es posible...
Una hora después: –Empiezo a
estar harta– pensó Catalina.
–Vosotros seguid charlando
tranquilamente, yo voy a dar una vuelta y luego nos vemos en el
hotel, Guzmán.
–No. No me estáis aburriendo,
pero me apetece caminar sola.
Caminó sola.
Caminó sola sin rumbo: POR LAS
VIEJAS CALLES DE VENECIA (Las conocidas góndolas, el agua negra y
fría, la queja febril de las barcas solitarias, los templos
plateados reflejados en el mar...)
Y, por segunda vez en su vida,
contemplando las góndolas negras, el agua negra y fría, las barcas
solitarias, los templos plateados reflejados en el mar...
¡VOLVIÓ A PENSAR EN LA MUERTE!
La muerte: ¡Tierra, trágame!
La muerte: ¿No lo entiendes? La muerte: ¡Jo! ¡Qué mierda! La
muerte: Sueños pisoteados. La muerte: El mundo se estremece. La
muerte: ¿Por qué? La muerte: Reposar en calma, bajo la losa. La
muerte: Nubes desfiguradas incendian el cielo. La muerte: Dolor
tenebroso. La muerte: Que destruye los dulces sueños. La muerte:
Creo que voy a ponerme triste. La muerte implacable, la siniestra
muerte como un gondolero fantasmal y cruel que pasa, encorvado, por
el bajo puente. La muerte como la sombra quebrada de un pájaro en
las doradas aguas. La muerte como una ausencia infinita, como un
abismo de sombras, como un cuerpo putrefacto en el canal, como una
barca que duerme solitaria, como una canción que algún remero
entona a lo lejos: ETERNA Y MONÓTONA. Sí. Caminando sin rumbo por
las viejas calles de Venecia (Las conocidas góndolas, el agua negra
y fría, la queja febril de las barcas solitarias, los templos
plateados reflejados en el mar...) Catalina, por segunda vez en su
vida, pensó en la muerte.
Y, de pronto, empezó a
anochecer.
Entonces las callejas se
tornaron desconocidas y negras.
Callejas estrechísimas que no
llevaban a ninguna parte.
¿Por dónde se llegaba a las
calles principales? ¿Cómo salir de aquel laberinto?
La oscuridad creciente, como una
neblina que cubría todo, impedía distinguir con nitidez las formas,
que se mostraban irregulares, imprecisas...
Las quejas lúgubres de las
barcas desvaídas y solitarias, los negros palos verticales, los
gatos fantasmales que miraban desde la sombra, el crujir de las
maderas...
Todo producía en Catalina una
impresión espantosa.
Caminó deprisa, mirando con
miedo en derredor. La más sutil vibración de una sombra, un brillo
en el canal, un temblor misterioso en lo obscuro... Todo era
interpretado por ella como la amenaza de algo vaporosamente terrible,
sin nombre humano. Y la brisa, al soplar en su espalda,
transformábase en el aliento enfermizo y suave del asesino. Y fue
entonces cuando, en medio de aquel lúgubre, horrendo, espantoso
sendero, apareció Vicky.
107- APARECIÓ VICKY.
Apareció Vicky: Radiante,
brillante, flameante, refulgente para disipar la angustia.
–Hola encanto, pareces
asustada– dijo Vicky.
–Me he perdido– contestó
Catalina.
–ME HE PERDIDO. ¿SABES POR
DÓNDE SE VA AL HOTEL D’OR? (Preguntó Catalina)
Vicky lo sabía. Se prestó a
acompañarla.
–No es necesario, muchas
gracias (Pero ante la insistencia de Vicky, aceptó encantada).
Caminaron juntas (ya por calles
transitadas) hacia el Hotel D’or, y su conversación era animada.
108- POCO DESPUÉS:
–Mira, yo vivo aquí, en esta
casa. Esa ventana con cortinas azules en el tercer piso es mi
habitación– dijo Vicky.
Había manchas rojas, como de
sangre, sobre la pálida fachada (amarillenta) de la pequeña casa de
tres pisos (Entre fantasmal y angelical, casi de cuento: MELANCÓLICA)
que surgía, fantásticamente, de la lobreguez negra del agua: Que
pudría sus cimientos.
–¡¿No es un primor?!–
Exclamó Catalina.
–¿Subimos?– preguntó
Vicky.
–Es que es un poco tarde, me
esperan en el hotel y... ¡Vale, subo!
Subieron:
Máscaras venecianas decoraban
la estancia. Vicky sirvió unas copas de algo. Hablaron.
Largamente hablaron, intentando
detener con sus palabras el imparable curso del tiempo.
Y las máscaras (Inquietantes,
horripilantes, medrosas o enigmáticas) parecían escuchar, con
atención o disimulo, desde las sombras.
Sobre todo habló Vicky: Con voz
pausada. Intentando no dejar, en ningún momento, de sonreír.
Intentándolo: Sin éxito.
Sí. Vicky intentó aquella
noche, en todo momento, sonreír. Sin éxito. Y sus palabras, que
eran tristes y se extendían anhelantes en el silencio de la nocturna
habitación, venían de muy lejos (quizá de profundas regiones
sepulcrales) a sus temblorosos-hermosos labios.
Y así, en unas horas, Catalina
llegó a saber muchas cosas de Vicky;
Que vivía en la gran Ciudad
(Calles anchas, tráfico intenso, sueños pisoteados): –¡Qué
casualidad, tía!
–¿Cómo viviendo en la misma
ciudad no nos hemos visto nunca? De todas formas tu cara me suena,
Vicky.
Sí. En unas horas, Catalina
llegó a saber muchas cosas de Vicky. Que luego tenía también este
piso, aquí en Venecia (Donde pasaba las vacaciones).
Que era rica, pues era una
importante top-model (Casi como niñas de verdad-Labios rojos como
sangre)
–¡Claro! Si yo te he visto en
revistas. ¡Por algo me sonaba tanto tu cara!: ¡QUÉ ALUCINE, TÍA!
Que había sido novia, durante
mucho tiempo, de Francisco Fröbel (Voz y guitarra): ¡QUÉ ALUCINE,
TÍA!– Exclamó Catalina vivamente excitada.
–¿Sabes que yo me encontré
un día con Salvador Blättner (Percusión) en el Cementerio?
(–¿Eres real o eres un ángel?– dijo alguien– Fue una tarde de
otoño. Estuvimos charlando un montón de tiempo allí sentados en
una tumba (Dos mujeres enlutadas rezaban muy juntas, a lo lejos,
junto a una tumba. Silbaba entre las tumbas el viento frío. Entre
las blancas y tristes nubes fluía la luz...)
–¿Quieres que te diga una
cosa de Francisco Fröbel, Salvador y Juan Ignacio?: ¡NO ERAN MÁS
QUE PAYASOS!– Exclamó Vicky.
–Es duro decirlo así, tía–
continuó diciendo–, pero es la verdad. Me costó mucho llegar a
comprenderlo: Me costó aceptarlo (...) Reconocer que no sólo
Francisco, sino también Salvador y Juan Ignacio (...) ¡NO ERAN MÁS
QUE PAYASOS DE CIRCO!
–Creían que por haber leído-
continuó diciendo- cuatro mierdas de filosofías, creían que por
mezclar (muchas veces de mala manera) rock and roll con música
electroacústica (mal entendida) estaban en la cima del mundo, más
allá del bien y del mal...
–Creían hacer música–
continuó diciendo Vicky –para minorías selectas, pero sus discos
se vendían como rosquillas. ¡Hey, ya ha salido el último disco de
los Tempestad, tenemos que pillarlo como sea! gritaban los
universitarios sin cerebro. ¡Y hasta una vez salieron en los
cuarenta principales! (¡Tierra, trágame!)
–Para el pequeño y mezquino
mundo donde ellos se movían, para el submundo en el que se movían–
continuó diciendo –, donde nadie veía más allá de sus propias
narices, ellos eran LO MÁS (–¡Jobarse, tronco, estos tíos son lo
más!– Exclamó un universitario sin cerebro) Eran... ¿Cómo te
diría?... ¡Unos grandes revolucionarios! (Para el público de
universitarios sin cerebro que les escuchaban) Pero a la música de
verdad, a la MÚSICA CON MAYÚSCULAS, ¿Qué han aportado? Vale,
escuchas un disco de los Tempestad y flipas. Me refiero a uno de sus
mejores discos, porque algunos, como el “Metal chasqueado”, son
de pena, tía. Pues sí, escuchas un disco y dices: ¡Genial! Pero
genial para su mundo, para el pequeño y mezquino mundo donde ellos
se movían, para el submundo en el que se movían. Porque si comparas
lo que ellos hacen con lo que hizo, casi un siglo atrás, Schoenberg:
¿Dónde diablos está su genialidad? ¿Dónde, sobre todo, la
RADICALIDAD? Si fueran uno de esos grupos de rock que dicen: ¡Aquí
estamos nosotros con dos cojones, somos los mejores y la música
clásica que la escuche su tía, hacemos la música que nos gusta y
punto! (...) ¡Pues vale!
Pero ellos pretendían ser los
depositarios de una tradición milenaria por hacer aquella MUSIQUILLA
de pacotilla. Genial, sí, de acuerdo– dijo Vicky –, pero de
pacotilla.
Su música- continuó diciendo
Vicky –parece buena, pero NO TE CREAS. Algún día todo el mundo
(yo también, que ahora no puedo) verá que no lo es. ¿Sabes por
qué?: ¡Porque es FALSA! No sale del corazón. Ellos pretenden que
sí. Pero es falsa, es sólo una MÁSCARA. Una bonita MÁSCARA detrás
de la cual no hay nada. Tardé en descubrir que detrás de Francisco
Fröbel no había nada: Sólo un palurdo que había llegado a tener
ideas SUPER-CLARAS y SUPER-RARAS de una forma mimética, como un
lorito. ¿CUÁNTOS PALURDOS, COMO FRANCISCO FRÖBEL, SE HABRÁN
VUELTO GILIPOLLAS PERDIDOS POR LEER CUATRO PÁGINAS DE NIETZSCHE? Y
luego, como los otros, Francisco era un MACHISTA. ¡COMO TODOS LOS
PROGRES HIJOS DE LOS AÑOS SESENTA! Hablaba de liberación de la
mujer y era sólo un pretexto: Para acostarse con la primera incauta
que caía en sus ZARPAS. No seas celosa, me decía Francisco. Yo era
celosa y él no. ¿Sabes por qué? Muy sencillo: NO ME AMABA. Si me
hubiera amado hubiera sido celoso. ES CURIOSO: Hubo un día en que un
hombre me pareció un ángel, casi un dios. Me entregué a él como
el suicida se entrega a la muerte, y sin embargo... (...) Francisco
sigue existiendo. No ha cambiado: Ni física ni espiritualmente: ¡Es
el mismo! El mismo al que yo amé. Entonces pienso: YO SOY LA QUE HE
CAMBIADO. ¿Sabes por qué? PORQUE AHORA– dijo Vicky –FRANCISCO
FRÖBEL ME DA NÁUSEAS.
–Yo– dijo entonces Catalina
–, en estos momentos estoy enamorada del Doctor Guzmán, pero creo
que lo estoy porque yo quiero. O sea no sé si me explico: Estoy
enamorada de él, o sea sí, pero porque a mí, es decir, me da la
gana. Como un juego ¿sabes? Y el día que me dé la gana, ¿sabes?,
pues dejaré, ¿no?, de estar enamorada de él: ¿SABES?
–¿Crees de verdad lo que
acabas de decir?– preguntó Vicky.
–No (...) No lo creo (Hablaba
a lo tonto)– respondió Catalina.
Y LE DIO LA RISA.
Y LE DIO LA RISA: Pero
luego brotaron lágrimas de sus ojos: ¡SE ENCONTRABA TAN TRISTE DE
REPENTE!
Aquella
noche nació una fuerte amistad entre las dos mujeres. Mientras, en
la habitación del Hotel D’Or, el Doctor Guzmán releía un libro
de Heidegger.
Catalina no volvió a ver,
durante el resto de su estancia en Venecia, a Vicky. Un día quiso
hacerlo, pero le fue imposible encontrar su casa. –Perdone, ¿la
calle (...)? (Pero nadie conocía esa calle) La calle (...), en donde
vivía Vicky (–Estoy absolutamente segura de que la calle se
llamaba así) tampoco venía en los mapas de Venecia. Desistió: No
volvió a ver, durante su estancia en Venecia, a Vicky.
109- ALGUNOS APUNTES
FRAGMENTARIOS SOBRE LA CIUDAD DE VENECIA:
Por
lo dicho queda evidenciado: Huyen sofocados (Lóbrega noche)
Horripilantes murmullos (Larga barba y mueca sombría: El asesino)
Por camino inseguro huyen sofocados (Pero más miedo tierra adentro:
Cazadores esperan con guadañas) (...) Divergencias de opiniones,
pero de Paoluccio Anafesto (Dux o Dogo) nada sabemos excepto su
nombre (...) ...necesario copiar tan larga cita, ya que explica...
¿Podemos considerar su fundador a Carlomagno? (...) Rialto: del
latín rivus altus: canal profundo (...) Negros pájaros. El peligro
a media noche. Un cadáver putrefacto flota en la laguna (...) León
alado: San Marcos. Y el miedo a los piratas del Adriático (...)
¿Quién no ha oído hablar de Marco Polo? (Risas, mosaicos, cafés,
vendedores de recuerdos, restaurantes, Tiziano, tartuffi di mare,
vino della casa, festival de cine en el Lido, el carnaval, la
bienal...) pero de Paoluccio Anafesto (Dux o Dogo) nada sabemos
excepto su nombre. Goethe, el vidrio de Murano, V.Carpaccio,
Casanova, la “commedia dell’arte”, el puente de los suspiros...
¿Por qué el canto del gondolero bosqueja miedos y obsesiones de
muerte? Thomas
Mann, Nietzsche, Rousseau, Rilke, Goldoni (...) ¿Los
amantes apasionados? ¿Las ratas bajo la sombra tardía? Tal vez
dulce ensueño, la queja febril de las barcas que crujen, los templos
plateados, los reflejos en el agua pausada ...) Y el misterio tras
las cortinas. Porque, no obstante las apariencias, Venecia no era un
delicado manjar para frívolos decadentes, sino (Huyen sofocados:
Lóbrega noche) el chirrido de un gato fantasmal, la madera que se
pudre (Cazadores esperan con guadañas) en lo negro, un susurro
triste, una barca que desciende insegura (...) Hay, en suma, dos
Venecias (La primera murmura bajo el puente): Ciertamente.
110- UNA SORPRESITA (SOL
RADIANTE ALUMBRANDO)
Catalina no volvió a ver,
durante el resto de su estancia en Venecia, a Vicky. Un día quiso
hacerlo. Caminó durante horas por la ciudad. –Perdone, ¿la
calle...)? (Nadie conocía la calle): La calle donde vivía Vicky.
Tampoco venía en los mapas, pero como Catalina estaba absolutamente
segura de que la calle se llamaba así (–Otra cosa no tendré, pero
memoria...) continuó buscando: Caminó durante horas por la ciudad.
El ETERNO ENEMIGO DE LAS
TINIEBLAS (el SOL ARDIENTE) infernalmente vivo lucía, alumbrando
múltiples colores.
Caminó por callejas
desconocidas y luminosas. Callejas estrechísimas (SOL ARDIENTE
ALUMBRANDO) que no llevaban a ninguna parte. ¿Cómo sería capaz de
encontrar la calle (...), si nadie era capaz de informarla, en aquel
horrible laberinto?
El sol infernal, cada vez más
vivo, impedía distinguir con nitidez las formas, que se mostraban
irregulares, imprecisas...
Los gritos de los turistas
(gentío horripilante que estremecía), las barcas desvaídas y
solitarias, los palos verticales surgiendo del agua clara, los
gatitos con su dulce maullido, el crujir de la madera ardiente...
Catalina caminó deprisa,
sofocada, con pasos vacilantes, por desconocidas callejas; parándose,
de vez en cuando, a preguntar a alguien. –Perdón, ¿la calle
(...)? (Pero nadie conocía la calle)
Caminaba deprisa, mirando con
ansiedad alrededor.
Y fue entonces cuando,
inesperadamente, los vio a ellos:
–¡El Doctor Pelayo y el
mayordomo de Guzmán dándose de leches!– pensó Catalina con la
boca abierta.
En efecto; En medio de una
calleja perdida, sol radiante alumbrando, el Doctor Pelayo y el
Mayordomo de Guzmán luchaban (SUCESIÓN VERTIGINOSA DE GOLPES)
elegantemente vestidos (puños certeros, terribles directos),
concentrados en el combate (pelea brillante y noble), sin prestar
atención al público: Un grupo de curiosos venecianos.
–¡Jo, yo flipo!
En efecto: ¡ZASS! ¡CUIDADO!
¡PLAFF! ¡QUE NO DECAIGA!, sol radiante alumbrando, el Doctor
(¡PLAFF!) Pelayo y el Mayordomo (¡ZASS!) de Guzmán luchaban:
Sucesión vertiginosa de golpear-boxear-fallar-encajar para (Directo
con la derecha, con flexión de cintura) cara del adversario (Belleza
de la violencia) romper, partir: Fulminar (Esquivar), pegar, jugar
(Pugilistas veteranos) toda vez que ¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡PLAFF!
¡QUE NO DECAIGA! todo esfuerzo es poco cuando: Puñetazo limpio
(Opiniones divididas), fuerte pegada, meritoria labor (Tipo
científico) de evitar los golpes del adversario, de desplazar (Juego
de puños: ¡ZASS!) las piernas para (Hombre peligroso) puñetazos
contundentes, con preparación técnica, fieles (Enseñanzas
recibidas) a una aristocracia ardiente (Espíritu combativo) y fría,
buscando el momento oportuno (¡CUIDADO!) conmocionar, vértigo
ocasionar, reír incluso... ¡DISFRUTAR!; ¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡PLAFF!
¡QUE NO DECAIGA! (Sol radiante alumbrando. Un grupo de curiosos
venecianos). Y ellos dos, elegantemente vestidos (Puños certeros,
terribles directos), concentrados en (espectáculo intrépido y
noble, cabellos en desorden) sacudir: Ráfagas de puños como
relámpagos entrecortados por una cierta dificultad para respirar
(Sol radiante alumbrando: Elegantemente vestidos), para maniobrar
(Gancho con la derecha en el estómago), para (Esfuerzos
desesperados, vigor y rabia) con valor (Derechazo en corto al mentón)
perseverar.
–¡Jo, yo flipo!
En
efecto: En medio de una calleja (¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡PLAFF! ¡QUE
NO DECAIGA!) perdida sol radiante: ¡Alumbrando!, el Doctor
(¡PLAFF PELAYO!) y el Mayordomo (¡ZASS DE GUZMÁN!) luchaban:
Sucesión delirante, frenética, audaz, poderosa, sincera, anhelante,
ambiciosa, incondicional, destructiva, indomable, agresiva,
brillante, turbulenta, atropellada-disciplinada, vigorosa-agitada,
enérgica-vertiginosa de golpear-boxear-fallar (¡FALLÉ!)-encajar
(¡ENCAJA ESTO!) para (Directo con la derecha:
¡PLAFF! ¡PLAFF! ¡PLAFF!: Con flexión de cintura) cara
del adversario (¡SÍ! ¡La violencia es bella y te aseguro que...!)
romper, partir: Fulminar (Esquivar), pegar, jugar (Se nota que son
pugilistas veteranos: 59 años el doctor Pelayo, 52 el mayordomo y
sin embargo: ¡EN PERFECTA FORMA FÍSICA!) Toda vez que una pasión
es un movimiento impetuoso del alma que nos arrastra (¡ZASS!
¡CUIDADO! ¡PLAFF! ¡QUE NO DECAIGA!), toda vez que miedo es una
turbación del ánimo, del alma ante un (¡CUIDADO!) peligro que nos
amenaza: ¡PLAFF!, toda vez que todo esfuerzo es poco (Pasión o
miedo) cuando: Puñetazo limpio (Sangre), fuerte pegada (Apetito
irascible), meritoria labor (Fortaleza-prudencia), tipo científico
de evitar: Los golpes: Del adversario: De desplazar juego de: Puños:
¡ZASS!: (Las piernas): para: (Hombre): peligroso PUÑETAZOS:
Contundentes: Con preparación: ¡TÉCNICA!, fieles enseñanzas:
Recibidas: A una: Aristocracia ardiente-espíritu combativo: Y fría.
Buscando el momento... ¡OPORTUNO!: ¡CUIDADO!: conmocionar-vértigo
ocasionar–reír
incluso-¡DISFRUTAR!–¡ZASS!–¡CUIDADO!–¡PLAFF!–¡QUE NO
DECAIGA
SOL RADIANTE ALUMBRANDO!-Un grupo de curiosos venecianos y ellos dos
elegantemente vestidos-puños certeros-terribles
directos-concentrados en (Espectáculo intrépido y: Noble) cabellos
desordenados sacudir: ¡SACUDIR!: ¡RÁFAGAS!: De puños como
relámpagos entrecortados por una cierta dificultad para respirar-sol
radiante alumbrando-elegantemente vestidos para maniobrar gancho con
la derecha en el estómago para esfuerzos desesperados vigor y rabia
con valor derechazo en corto al mentón perseverar.
–¡Jo, yo flipo!
En efecto: En medio de una
calleja ¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡PLAFF! ¡QUE NO DECAIGA!
En efecto: Perdida sol radiante alumbrando el Doctor plaff Pelayo y
el Mayordomo (¡ZASS DE GUZMÁN!) En efecto luchaban
sucesión delirante frenética audaz poderosa sincera anhelante
ambiciosa incondicional destructiva indomable agresiva brillante
turbulenta atropellada disciplinada vigorosa agitada enérgica
vertiginosa de golpear boxear fallar fallé encajar encaja esto para
directo con la derecha plaff plaff plaff con flexión de cintura cara
del adversario sí la violencia es bella y te aseguro que romper
partir fulminar esquivar pegar jugar se nota que son pugilistas
veteranos: Paso adelante. Se nota que son pugilistas veteranos: Paso
atrás. Se nota que son pugilistas veteranos: Eludiendo la derecha
del atacante. Se nota que son pugilistas veteranos: Rápido
movimiento del puño derecho. Se nota que son pugilistas veteranos en
perfecta forma física toda vez que una pasión es un movimiento
impetuoso del alma que nos arrastra zass cuidado plaff que no decaiga
toda vez que miedo es una turbación del ánimo DEL ALMA ante un
cuidado PELIGRO que nos amenaza plaff toda vez que TODO ESFUERZO ES
POCO pasión o miedo cuando: Puñetazo limpio: Sangre como fuego.
Puñetazo limpio: Superposición de golpes. Puñetazo limpio:
Yuxtaposición de impactos sobre una cara. Puñetazo limpio:
¡Tortazos como destellos! Puñetazo limpio: CEREMONIA TERRIBLE.
Puñetazo limpio: La violencia: ¿Qué es? ¿Cuándo se celebra su
fiesta? Puñetazo limpio: Fuerte pegada. Puñetazo limpio: Apetito
irascible. Puñetazo limpio: Meritoria labor. Puñetazo limpio:
Fortaleza-prudencia. Puñetazo limpio: Tipo científico de evitar los
golpes del adversario, de desplazar juego de puños (Puñetazo
limpio) Puñetazo limpio, en efecto: ¿Espectáculo intrépido y
noble?: ¡Jo, yo flipo! (¿Será amistosa la pelea?)
–¿Será amistosa la pelea?–
pensó Catalina.
Pero, poco interesada en aquel
deporte (?), no esperó a ver la conclusión del combate (?) Desistió
también, pues ya estaba cansada, de seguir buscando la calle (...).
No volvió a ver, durante el resto de su estancia en Venecia, a
Vicky.
11- EN EL HOTEL D’OR.
CONVERSACIÓN ENTRE GUZMÁN Y CATALINA.
–¿Sabes a quién vi ayer
cuando salí a pasear sola?
–(...)
–Pues a tu Mayordomo.
–A ese imposible, pues se
encuentra en la Gran Ciudad. Precisamente ayer mientras tú saliste a
pasear sola, estuve hablando con él por teléfono.
–¡Pues eso es imposible,
jobarse! Yo le vi aquí en Venecia y además... ¿Sabes con quién
estaba boxeando?
–¿Boxeando?
–Sí, estaba boxeando con el
Doctor Pelayo.
–Bueno, creo que ya está bien
de tomarme el pelo, guapa.
–¡No te tomo el pelo, Guzmán,
jobarse! Yo... ¡Bah, olvídalo! (Igual el sol me afectó a la cabeza
y vi visiones, igual no eran ellos, aunque...)
112- AL REGRESAR A LA GRAN
CIUDAD.
Al regresar a la Gran Ciudad
Risas Festejos Danzar Disputar Estremecer (Calles anchas, TRÁFICO
INTENSO), tras su estancia en Venecia los amadores apasionados
(CIERTAMENTE), Catalina se enteró, por los periódicos y la
televisión, de algo que (LÚGUBRES SOMBRAS) precipitó su alma joven
(Allí estaba Catalina, paralizada) a los indefinidos abismos
subterráneos del miedo: Vicky, la conocida top-model, se había
suicidado en su residencia (en la Gran Ciudad)... ¡La misma noche en
que Catalina se encontró con ella en Venecia!: Indefinidos,
misteriosos abismos subterráneos del miedo. Temor de lo
incomprensible, de lo imposible: ¿Cómo pudo Vicky suicidarse en la
Gran Ciudad Risas Festejar Danzar Disputar Estremecer (Calles anchas,
TRÁFICO INTENSO) mientras charlaba con ella en Venecia: ¡AL MISMO
TIEMPO!? –Me estoy volviendo loca– pensó Catalina horrorizada,
angustiada LA TÉTRICA MUERTE COMO NIEVE GALOPÓ POR SU ALMA AQUELLA
TARDE. Ardía frío sudor la cabeza respiración entrecortada. Y sus
lágrimas lúgubres. Indefinidos, misteriosos abismos entrecortados
del miedo. -¡Es que no entiendo nada, jo! Ella estaba conmigo, luego
no pudo suicidarse en otra ciudad al mismo tiempo, o acaso... ¿La
chica con quién hablé era realmente Vicky la famosa top-model? ¡Sí!
(CIERTAMENTE) Claro que era ella: RADIANTE, BRILLANTE, FLAMEANTE,
REFULGENTE (–Hola encanto, pareces asustada– dijo Vicky): Aquí
está su foto en los periódicos. Es ella, sí (CIERTAMENTE). ¡La
misma con la que hablé toda la noche! SUBIERON. MÁSCARAS VENECIANAS
DECORABAN LA ESTANCIA. VICKY SIRVIÓ UNAS COPAS DE ALGO. HABLARON. ¿Y
si hablé con un fantasma? Pero los fantasmas– pensó Catalina
–no... ¿Existen?
113- TODO SOBRE EL SUICIDIO
DE VICKY.
El acontecimiento que ha
revestido mayor importancia (CIERTAMENTE) estos últimos días ha
sido, SIN DUDA ALGUNA, el suicidio de Vicky: La turbadora,
sofisticada y romántica top-model (Vicky era el amor, o eso pensaba
Francisco, pero...). El entierro (gentío horripilante que estremece)
fue un éxito: Cientos de curiosos acudieron: ¡Gran expectación!
(Reportajes en las revistas del
corazón!
Chismes: Un ídolo desaparecido.
Una fotografía de la popular, joven y encantadora Vicky (En la
página anterior)
Arriba: Sufrimiento, risas y
dolor.
Abajo, a la izquierda: Con un
característico modelo Otoño-Invierno (TALLE CEÑIDO. GENEROSO
ESCOTE) Sin embargo...
Muere la célebre Vicky:
Sugestiva (Sobre estas líneas) en traje de baño. A la derecha: Con
tirabuzones.
(Los primeros días en que
Francisco empezó a salir con Vicky llovía constantemente) El
entierro (SOL ARDIENTE ALUMBRANDO) fue un éxito: CIENTOS DE
CURIOSOS. GENTÍO HORRIPILANTE QUE ESTREMECE. Sin embargo...
Ha muerto en plena juventud, en
plena, turbadora y romántica (A la derecha: Con tirabuzones)
belleza, en pleno (GENTÍO HORRIPILANTE QUE ESTREMECE. SOL RADIANTE
ALUMBRANDO) éxito.
Ha muerto la célebre Vicky en
el apogeo (ARRIBA) de su belleza: Gran noticia para los ECOS DE
SOCIEDAD: El acontecimiento que ha revestido mayor importancia
(CIERTAMENTE) estos últimos días (SIN DUDA ALGUNA)
Sin duda alguna. Posiblemente la
modelo de más renombre mundial de todos los tiempos, la indiscutible
número uno del planeta, la depositaria de tantas turbadoras
ilusiones adolescentes: ABAJO, A LA IZQUIERDA (Talle ceñido.
Generoso escote)
¡¡TODO SOBRE SU TERRIBLE
MUERTE!!
Todo sobre la (DUELO POPULAR)
ilustre top-model Vicky.
114- CUANDO FRANCISCO SE
ENTERÓ DE LA MUERTE DE VICKY
Aniquilado cayó al suelo
dramáticamente de rodillas (Se encontraba solo en su habitación)
como embriagado DESTRUIDO (APLASTADO) por el dolor. Pero de pronto
pensó: ¿Qué estoy haciendo dramáticamente de rodillas (Se
encontraba solo en su habitación) como embriagado DESTRUIDO
(APLASTADO) por el dolor? En realidad... no estoy desesperado. ¡En
realidad estoy TAN CONTENTO! No siento ningún dolor (Ni el más
mínimo, ciertamente) por la muerte de Vicky.
¡EN EFECTO!: Francisco Fröbel
(Voz y guitarra) no se engañaba: No sentía el más mínimo dolor
por la muerte de Vicky. ¡AÚN MÁS!: Francisco se sentía
feliz, MÁS FELIZ QUE NUNCA. La muerte de Vicky le había quitado un
gran peso. Por fin era libre de los recuerdos de Vicky, que tanto le
atormentaron. Ahora pensaba en ella y no había angustia. Ya no la
echaba de menos. –¡Pero su en realidad yo nunca estuve enamorado
de ÉSA!– pensó.
Sí. Cuando Francisco se enteró
de la muerte de Vicky aniquilado cayó al suelo dramáticamente de
rodillas (Se encontraba solo en la habitación) como embriagado
DESTRUIDO (APLASTADO) por el dolor. Pero...
Cuando se levantó ya respiraba
un aire más puro.
–¡Pero si en realidad yo
nunca estuve enamorado de ÉSA!– pensó. Y, con la cabellera en
desorden, rió intensamente: Carcajada INFERNAL Y FANÁTICA que
resonó INFORME PROLONGADA (¡JA, JA, JA, JA!) como un hacha
fantástica para destruir todas las nostalgias. Y de las subterráneas
regiones de su alma brotó, cerrando todas las heridas y abriendo
todos los caminos, la ALEGRÍA:
–¡En realidad estoy TAN
CONTENTO! (CIERTAMENTE)
115- CANTO A VICKY (POR
FRANCISCO FRÖBEL):
Oh, Vicky: Nunca podré
reprocharte tu suicidio, pues al quitarte la vida me la has dado.
¡Sí!: ¡Tu MUERTE, hermosa Vicky, me ha dado la VIDA! ¡Desde que
me dejaste (Oh, Vicky) mi vida fue un tormento, pues la más cruel
desesperación (Y ANGUSTIA) se apoderó de mi (¿POR QUÉ ME DEJASTE?
¡OH!) pobre alma. ¡Cuántas veces me hice esta pregunta!: ¿POR QUÉ
ME DEJÓ VICKY? ¿POR QUÉ ME DEJÓ LA MALDITA VICKY? ¡Te creías
muy lista, TÍA! (Ése era tu problema): ¡TE CREÍAS MUY LISTA! Pues
cuando yo decía “Tal filósofo dijo esto” tú decías MENTIRA
ESO LO DIJO OTRO FILÓSOFO DISTINTO (Pero... ¿Me estás diciendo a
la cara que yo no tengo ni puta idea de filosofía, TÍA?) Nunca
podré reprocharte tu suicidio. ¡LEÍAS DEMASIADO! Cuando descubrí
que te sabías la CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA DE KANT de memoria:
¡CASI ME DA ALGO! ¡Yo nunca pude pasar de la tercera página!:
Nunca podré reprocharte tu suicidio, ¡PUES AL QUITARTE LA VIDA ME
HAS DADO LA ALEGRÍA! La alegría, TÍA, de saber que nunca estuve
enamorado de ti. La alegría de poder gritar por fin: ¡SOY FELIZ!
Sí, Vicky: Para que mi grito,
como un hacha fantástica, destruya todas las nostalgias: Sobre tu
cadáver, con toda la VIOLENCIA INFERNAL Y FANÁTICA que me es
propia, quiero gritar: ¡¡SOY FELIZ!! (¿Cómo podría reprocharte
tu suicidio?)
116- EN AQUEL TIEMPO
Francisco, Salvador y Juan
Ignacio vivían juntos.
En aquel tiempo: Cuando regresó
a casa se encontraba muy cansado. Se sentó en el diván y pensó que
no sería capaz de levantarse de allí en toda la tarde. En aquel
tiempo...
Luego: Invitaciones para el
concierto de Arnold Schoenberg en la Catedral. Francisco pidió para
él dos invitaciones pero... ¿Aceptaría Vicky? (Al fin y al cabo
sólo había hablado con ella un par de veces)
EL CORAZÓN le latía con
increíble fuerza cuando marcó el número de Vicky EMOCIÓN ALIENTO
ENTRECORTADO.
–SÍ, ERES FRANCISCO.
(Pero...)
–¿Quieres que te diga una
cosa de Francisco Fröbel y los demás?: ¡No eran más que unos
payasos!– exclamó Vicky.
–Porque si comparas lo que
ellos hacen con lo que hizo, casi un siglo atrás, Schoenberg: ¿Dónde
diablos está su genialidad? ¿Dónde, sobre todo, la radicalidad?
(Afuera empezaba a llover) Dentro de la Catedral todos los asientos
estaban ocupados.
–Pero ellos pretendían ser
los depositarios de una tradición milenaria por hacer aquella
musiquilla de pacotilla.
Su música parece buena, pero no
te creas.
(Francisco estaba preocupado por
Vicky) Y cada poco tiempo le preguntaba si estaba cansada.
Acabó el concierto y la
multitud abandonó la Catedral.
–¿Cuántos palurdos, como
Francisco Fröbel, se habrán vuelto gilipollas perdidos por leer
cuatro páginas de Nietzsche? Y luego, como todos los demás,
Francisco era un machista: ¡COMO TODOS LOS PROGRES!
(Prácticamente solos en el
Templo quedaron Francisco y Vicky)
Hermosa catedral: Tenebrosa el
alma anhelante de Francisco afligías y consolabas con tu grito
armónico y vertical (azul)
Catedral azul y fría: había
fuego en tu interior (Afuera llovía)
Prácticamente solos en el
Templo quedaron Francisco (EL PROGRE, EL GILIPOLLAS, EL MACHISTA, EL
HIPPIE) y Vicky. Sí, COMO TODOS LOS PROGRES FRANCISCO ERA UN
MACHISTA: Hablaba de liberación de la mujer (COMO TODOS LOS PROGRES,
LOS GILIPOLLAS, LOS MACHISTAS, LOS HIPIES) y todo era sólo un
pretexto para acostarse con la primera incauta que caía en sus
ZARPAS.
(Afuera llovía) PRÁCTICAMENTE
solos en el templo quedaron Francisco y Vicky. Entonces Francisco (EL
PROGRE, EL GILIPOLLAS, EL MACHISTA, EL HIPPIE) encendió una vela a
un santo.
–¿Crees en Dios, Francisco?
–No lo sé.
–¿Me invitas a un café?
–¡Claro que sí, Vicky!
(Tomaron unas cervezas) En un bar con. Una decoración de. Colores
estridentes (También. Una ración de “ensaladilla. A la
española”.) Vicky habló a.
Francisco de sus.
Visitas a.
Málaga, de primitivas
ceremonias, de. Sus padres. De su hermana y de. Toda su parentela
luego. Hablaron. De camareros de camareras. De la última moda de
japoneses. De música VICKY TENÍA EL PELO NEGRÍSIMO. Es curioso:
hubo un día en el que un hombre (PROGRE, GILIPOLLAS, MACHISTA,
HIPIE) me pareció un ÁNGEL, casi un DIOS. Me entregaba a él como
el suicida se entrega a la muerte, y sin embargo... (...) Francisco
sigue existiendo. No ha cambiado: Ni física ni espiritualmente: es
el mismo, el mismo al que yo amé. Entonces pienso que soy yo la que
he cambiado (YO, VICKY LA GUAPA, LA LISTA, LA MEJOR) ¿Sabes por qué?
PORQUE AHORA– DIJO VICKY
–FRANCISCO FRÖBEL ME DA NÁUSEAS.
PORQUE AHORA- DIJO FRANCISCO
–SOY FELIZ (Cuando se levantó ya respiraba un aire más puro)
–¡Pero si en realidad yo
nunca estuve enamorado de ÉSA!
-¿Crees de verdad lo que acabas
de decir, encanto?
(Más tarde, los dos se
encontraban en casa de Vicky) Ella preparó. CAFÉ. Por allí andaba.
GHIRLANDAIO el. Gatito. Que aquella noche estaba algo. Violento y.
AGRESIVO (¡RIIIINNGG!) (...)
Los primeros días en que
Francisco empezó a salir con Vicky llovía constantemente. Estaba
feliz APENAS COMÍA APENAS DORMÍA.
–Pero si en realidad yo nunca
estuve enamorado de ÉSA.
Lloviendo a chaparrón y sin
paraguas EL MUNDO ES ASQUEROSO PERO. Me gusta.
–¡Estoy enamorado de tí,
Vicky!
–¿Estás de broma?
–Sí, estoy de broma. EN
REALIDAD YO NUNCA ESTUVE ENAMORADO DE ÉSA: VICKY LA CREÍDA, LA
TRAGALIBROS, LA RETRÓGRADA DEL PELO NEGRÍSIMO.
–Para besar no hay que pedir
permiso, Francisco.
–Te quiero.
–Qué bien tocas. En realidad
nunca me pareciste demasiado feliz.
–En realidad nunca estuve
enamorado de ÉSA DEL PELO NEGRÍSIMO.
–Me das náuseas, Francisco.
–Soy feliz, Vicky. ¿Cómo
podría reprocharte tu suicidio?
117- ¿QUÉ ACARICIAS ENTRE
TUS SUAVES MANOS, VICKY?
¿Qué acaricias, dulce criatura
melancólica, entre tus manos suaves? ¿Qué estrechas contra tu
pecho mientras en tu rostro sonámbulo refleja el alma una humildad
como de santidad embriagada? Dulce criatura melancólica: Tú eres el
silencio que precede a la muerte, tu rostro pensativo y pálido
(hermoso) es sólo una máscara venenosa que oculta las turbias aguas
del dolor. ¿Qué acaricias entre tus suaves manos, Vicky? Las
cuerdas del alma se estremecen con tu rostro de otoño. Una música
enferma e insondable ensombrece el alma.
¿Qué acaricias entre tus
suaves manos? ¿Un corazón? Sí. Abandonaste precipitadamente el
cadáver de Francisco para poseer su corazón. Y ahora...
–¡Mentira! Abandoné a
Francisco porque me daba náuseas, porque le odiaba.
Abandonaste precipitadamente el
cadáver de Francisco para poseer su corazón, y ahora, dulce Vicky
de rostro pensativo y pálido (hermoso) y pelo negrísimo ACARICIAS
TU TESORO CON (¡Mentira!) MANOS SUAVES. Y lo estrechas suspirando
contra tu pecho desnudo que se estremece: –¡Mentira!
Mentira: En realidad yo nunca
estuve enamorada de ÉSE.
118- EL MISTERIO VICKY.
Pero entonces, ¿quién fue en
realidad Vicky? Su reciente suicidio ha hecho correr ya muchos ríos
de tinta y ahora... ¡Descubrimiento sorprendente! Oculta tras el
pseudónimo de Águeda Schoenberg, Vicky (La famosa top-model) había
publicado complejos y sesudos libros de FILOSOFÍA (Que habían
llamado la atención de los EXPERTOS): ¿Quién fue en REALIDAD
Vicky?
119- PERO ENTONCES, ¿QUIÉN
FUE
en realidad Vicky? Su reciente
ACONTECIMIENTO SUICIDIO QUE HA REVESTIDO (Ciertamente) ESTOS ÚLTIMOS
DÍAS CAPITAL IMPORTANCIA ha hecho correr ya muchos ríos (SIN DUDA
ALGUNA) de tinta y ahora...
¡Descubrimiento (Sobre estas
líneas) sorprendente!
Oculta tras el pseudónimo
(Abajo, a la izquierda) de Águeda Schoenberg, Vicky (La famosa
top-model, posiblemente la de más renombre mundial) había publicado
complejos ((...) La disolución de las ideas ético-metafísicas...)
y sesudos ((...) La materia áurea del oro es también...) libros de
filosofía que habían llamado la atención de los expertos: ¿Quién
fue en realidad la turbadora, sofisticada y romántica Vicky? (A la
derecha: Con tirabuzones)
120- INCÓGNITAS EN LA VIDA
DE CATALINA:
A: El perro que se volvió manso
como un corderito.
B: Los perros disecados.
C: El misterio de Vicky.
D: El Mayordomo que no podía
estar allí.
121- SALVADOR CONTINUABA
yendo al Cementerio con la
esperanza de encontrar de nuevo a Catalina. Porque estaba enamorado
de ella.
122- A CATALINA TAMBIÉN LE
GUSTABA
pasear, a veces, por el
Cementerio (Pero el caso es que hasta ahora nunca habían
coincidido): Nunca habían vuelto a encontrarse en el Cementerio
desde su PRIMER Y FAMOSO ENCUENTRO. Un día...
Catalina paseaba por el
Cementerio. Silbaba entre las tumbas el viento. FRÍO. Otoño.
LÍVIDAS TUMBAS CON SUS CRUCES. Lívidas apenas. Un murmullo (En la
calma de la tarde). Catalina caminaba por el Cementerio casi
desierto. El cielo tenía un color pálido. Y TRISTE. Los grandes y
rígidos cipreses tenían la helada melancolía de algo. DULCE
PERDIDO (PARA SIEMPRE). El Cementerio: En la tarde de otoño. Las
(...) viejas (...) tumbas. Flores amarillas. Azules. Y rojas (Casi
todas de plástico) Dos mujeres (...) enlutadas rezaban muy (...) a
lo lejos, junto (...) TUMBA: Eran como (...) luminoso y blanco. Y las
(...) caídas. PÁJAROS. Una mujer CESTA LEJOS TUMBAS. Entre (...)
...de piedra oscura. Otro, a la izquierda, se (...) por el que...
DE PRONTO ENTRE LAS BLANCAS Y
TRISTES NUBES FLUYÓ LA LUZ DEL SOL CATALINA ESTABA AHORA SENTADA
SOBRE UNA TUMBA BAJO LOS RAMAJES CUYAS SOMBRAS EXTRAÑAS TEMBLABAN
CALMA SERENIDAD FERVOROSA CATALINA ALLÍ SENTADA
piensa en Vicky.
¿Por qué te suicidaste, Vicky?
¿Hablé contigo o con un
fantasma, Vicky?
Nubes desfiguradas incendian el
cielo, Vicky.
Creo que voy a ponerme triste,
Vicky.
¿Reposas en calma bajo la losa,
Vicky?
¿Por qué, Vicky?
Sí. Sentada sobre una tumba,
bajo los ramajes cuyas sombras temblaban, Catalina pensaba en Vicky.
Y fue entonces cuando se quedó dormida.
CUANDO, ASUSTADA, BRUSCAMENTE
(SU CORAZÓN LATÍA MUY DE PRISA) DESPERTÓ
ya no estaba en el Cementerio
ya no era de día
ERA DE NOCHE
(Tengo mucho miedo) ¿DÓNDE
ESTOY?
Se encontraba en el jardín del
castillo de Guzmán.
Pero... ¿CÓMO HE VENIDO A
PARAR AQUí? Hace un momento me encontraba en el Cementerio... ¿CÓMO
HA ANOCHECIDO TAN PRONTO?
–¿Cómo he venido a parar
aquí?
Catalina caminó TEMBLABA sola
por el gran jardín del castillo de Guzmán.
TENGO MIEDO y de pronto escuchó
voces cercanas. Y ruidos extraños y lúgubres.
Se acercó sigilosamente y,
escondida tras arbustos y ramajes para no ser vista (Tengo mucho
miedo), observó la siguiente escena:
Guzmán, su Mayordomo y el
Doctor Pelayo estaban allí. Y con ellos unos encapuchados
(Lentamente caminaban cargando sobre sus hombros SOMBRAS DE PERROS o
tal vez PERROS INMÓVILES SIN PÁRPADOS o quizá LOS RESTOS CASI
HUMANOS DE UN SACRIFICIO. En cualquier caso PERROS ABSORTOS Y NEGROS
(SOMBRAS).
–¿Perros disecados?– pensó
Catalina.
Quizá. O mejor la SOMBRA DE UNA
SOMBRA.
Sombras de sombras de perros
cargaban sobre sus hombros los encapuchados negros fantasmales:
Guzmán, su Mayordomo y el Doctor Pelayo también estaban allí.
El Doctor Guzmán daba órdenes
a los encapuchados (EXTRAÑAS ÓRDENES).
El Doctor Pelayo y el Mayordomo
luchaban.
El Doctor Pelayo y el Mayordomo
eran el Doctor Guzmán.
El Doctor Guzmán era el Doctor
Pelayo y el Mayordomo en lucha: RAZÓN Y PASIÓN EN LUCHA.
Catalina consiguió escapar de
allí sin ser vista.
123- ROMANTICISMO.
Un árbol que asustaba (Lo veía
siempre Francisco Fröbel desde la ventana de su casa). Negro árbol
de pena y miedo. Árbol de otoño. Doliente árbol de horror: ¿POR
QUÉ ME DEJÓ VICKY? ¿POR QUÉ ME DEJÓ LA MALDITA VICKY? Árbol
gélido desnudo. Pájaros negros como monjes, sin alma, tus pacíficos
compañeros. DESDE QUE ME DEJASTE (OH, VICKY) MI VIDA FUE UN
TORMENTO. Tus ramas se quebraban como una corona de espinas sobre el
sangrante cielo de la tarde. Árbol horrible tratando de abrazar las
nubes desfiguradas. Ramas como danza borracha petrificada, hogar de
cuervos que sus negras alas batían. OH, VICKY: NUNCA PODRÉ
REPROCHARTE TU SUICIDIO, PUES AL QUITARTE LA VIDA ME LA HAS DADO.
¿Pedías, árbol negro, misericordia o amenazabas con tus ramas
desgarradas tenebrosas? ¡SÍ! TU MUERTE, HERMOSA VICKY, ME HA DADO
LA VIDA! Negro árbol: Amante del viento fragoroso y salvaje del
invierno. Árbol doliente: SOBRE TU CADÁVER, CON TODA LA VIOLENCIA
INFERNAL Y FANÁTICA QUE ME ES PROPIA, QUIERO GRITAR: ¡¡SOY FELIZ!!
(Infinita angustia en la más lóbrega noche). ¿Contra quién (¡¡SOY
FELIZ!!) te rebelas, Francisco Fröbel? ¿A quién va dirigido (¡¡SOY
FELIZ!!) tu grito sublime? ¿A quién quieres igualarte gritando
¡¡SOY FELIZ!!? ¿Qué sueño, qué locura monstruosa hace que te
revuelvas agitado (¡¡SOY FELIZ!!) en vez de esperar, en calma, tu
muerte? Negro Francisco, nunca podrás desprenderte del suelo en que
naciste: TU DESTINO. Nunca por más que, doliente, con horror, con
sufrimiento, agites gélidas ramas hacia el cielo sangrante y
misterioso de la tarde GRITANDO: ¡¡SOY FELIZ!!
¡¡NUNCA, FRANCISCO, NUNCA!!
¡El lugar de tu nacimiento será el lugar de tu sepultura.
Mientras, cuervos como monjes,
sin alma, tus pacíficos compañeros de viaje. Y acaso...
Los que llevarán lejos, muy
lejos, tu mensaje indescifrable: ¡¡SOY FELIZ!!
124- CATALINA EN LA FERIA DEL
LIBRO VIEJO Y DE OCASIÓN.
Descubrió el libro “SOBRE EL
DOCTOR GUZMÁN” en la Feria del Libro Viejo y de Ocasión, que
tenía lugar todos los años en la Gran Ciudad, donde ella estudiaba
(es un decir) y vivía (en un piso de estudiantes). Toda la mañana
estuvo recorriendo los puestos. –No hay ningún libro que me
interese– pensó.
Y de pronto descubrió el libro:
“SOBRE EL DOCTOR GUZMÁN” (No sabía yo que Guzmán fuera tan
famoso e importante).
–Deme este libro, por favor.
Más tarde, sola en su
habitación, Catalina se enteró de la vida de Guzmán. Aunque
difusamente, pues el libro le pareció muy obscuro y no entendió
muchas cosas.
125-BIOGRAFÍA DEL DOCTOR
GUZMÁN TAL COMO LA ENTENDIÓ (DIFUSAMENTE) CATALINA:
Había nacido en un pueblecito
algo cenagoso de la REGIÓN NEGRA en el año (...) en el seno de una
familia atormentada.
En el año (...) comenzó Guzmán
a ganarse la vida: Extraña muerte de su padre. Grandes aptitudes
desde muy joven para la filosofía. Se inscribió luego en cierto
centro. Química. Patología. Desaliento. Desesperación. Fascinación
por oscuras y secretas ciencias. Fascinación por terribles banderas.
Cárcel. Huída: PEREGRINACIÓN.
Su primer artículo científico:
RECONOCIMIENTO.
Estancia de tres meses en (...)
De nuevo: Cárcel. Estudio de
oscuras ciencias. Libertad: PEREGRINACIÓN.
Continúa la fascinación por
terribles banderas.
Su segundo artículo científico:
ESCÁNDALO Y POLÉMICA (Desaliento). Este segundo artículo trazaba
las bases de algo tenebroso, enraizando con tradiciones populares y
viejas leyendas. En otras palabras: Abría una vía, nueva y lúgubre,
para acceder al MUNDO: Una vía nueva que era como un brebaje viejo y
mágico. O como la materialización de una angustiosa pesadilla
(¿Espíritu de ciertos antepasados?)
ESCÁNDALO Y POLÉMICA.
Desaliento: PEREGRINACIÓN.
Luego: LA GUERRA:
Violentos incidentes.
En medios políticos y
económicos se subraya (...)
Demasiadas víctimas.
Luchas tribales.
Divisiones étnicas y
religiosas.
Tierra quemada: destruida en
gran parte la cosecha de cereales.
Destruidas las provisiones para
el invierno.
El gobierno rechazó la oferta y
abrió el camino del enfrentamiento.
El coste humano dependerá en
gran parte de (...)
El éxito y eficacia de la
acción.
Las estrategias y los equipos de
combate.
La supremacía aérea.
Los gravísimos disturbios.
El número de víctimas mortales
ronda... (...)
Los heridos son más de... (...)
(Muchos de ellos en estado
crítico).
Viene a esta doble página los
tiroteos y la evacuación de los heridos.
Luisito (Sobre estas líneas),
que lleva chándal con capucha roja, yace muerto en el suelo de la
Gran Ciudad, víctima de la SUPREMACÍA AÉREA.
(A la hora del recreo una bomba
destrozó sus cuerpos).
Sí. LA GUERRA: Donde el Doctor
(el capitán) Guzmán murió. ERA PRIMAVERA:
Ya es primavera, mi capitán.
¿Mi capitán?
¡Capitán, capitán, mi
capitán!
El capitán estaba muerto.
Muerto el odio.
Muerto el deseo.
Muertos los inaccesibles ojos
hogueras cielos destellos tenebrosos abismos cristales fulgurantes
del capitán.
Muerto cielo interior.
Muerto nubes afiladas.
Muerto allá sollozos signos
distracciones.
Muerto océano miserable crujido
amor rumor en fiesta.
Sangre en el borde roto de la
boca del capitán silencio lamentos melodía.
¡Capitán, capitán, mi
capitán!
(Pienso que la belleza de
Catalina es lasciva y purpúrea y siento ya su nocturno y dulce
aliento por anticipado. Siento un crepitar de balas en mi interior. O
como si alguien dinamitara un ferrocarril en mi corazón).
¡Capitán, capitán, mi
capitán!
El capitán nadó durante toda
la noche. Era el único superviviente.
Averiado el motor, se vieron
obligados a aterrizar en la selva.
(Tiene tu cuerpo, selva, cruel
coraza
que impide traspasar tu verde
muro
cuando respira sangre el cielo
oscuro
y confusión de muerte y de
amenaza.
Insomnio de espirales sin
aliento
en busca van dos almas con
anhelo
de un precipicio abismo hacia
otro cielo
como niños que buscan su
alimento.
Y el cielo rojo sangra, y
violento
nos obliga a volar a baja altura
aun temiendo chocar con la
espesura.
Y aun temiendo chocar con la
espesura
vemos ahora una selva más
hermosa
pero más tenebrosa y más
oscura.
Donde el color se funde con la
sombra,
donde la lluvia lucha con la
lumbre,
y el horror, que ha llegado ya a
su cumbre,
con tan densa belleza nos
asombra.
Persiste el agua sobre el hierro
ardiente,
y el piloto se lanza como fiera
buscando entre la niebla
madriguera
y aterrizando en tierra
bruscamente.
Bruscamente aterriza entre el
ramaje,
y la selva terrible a la que
amas
resquebraja su cuerpo con sus
ramas.
Era primavera.
En mis brazos: ¡el cuerpo del
piloto!
Y en mi alma un glaciar ¡Fin
del viaje!
Salvé la vida yo. Se murió el
otro.)
Prosigo errante y febril a
través de esta vegetación monstruosa. Miedo, heridas, conmociones,
brumas, aves, sangre, delirio, dragón invisible,
moribundo en este ardiente
firmamento helado.
–¡Hans Klaus!
–¡Presente!
–¡Peter Klaus!
–¡Presente!
–¡Albrecht Klaus!
–¡Presente!
¡Willien
Klaus!
-(...)
-¡Willien Klaus!
–¡Ha muerto, mi capitán!
El capitán estaba muerto.
Muerto cuando la ratatatata
ametralladora incendió de líquido fuego el pecho azul del capitán.
Oro, nieve renacida, cristales
dulces lloran por el cuerpo deshecho del capitán.
El capitán: Hombre de gran
cultura.
Podía decir:
¡Atentos reclutas! ¡Firmes!...
¡AR!
O también:
¡Atentos reclutas! ¡A
cubrirse!... ¡AR!
O incluso:
¡Atentos reclutas! ¡De frente,
paso li...GERO!
Ya las praderas se recogen en
cálices azules,
ya se resquebrajan tus cabellos
de hierro,
tus ojos volcanes cortantes, tus
ojos luces rubias
transparentes como cicatrices
latigazos.
Ya los cielos dibujan, capitán,
en discontinua línea estelar, la estridente silueta de tu voz espada
milenaria.
Ya los atletas, saltando
ágilmente entre las ruinas, proclaman LA RESURRECCIÓN DE TUS
DESPOJOS.
¡Capitán, capitán, mi
capitán!
Capitán, capitán... ¡Mi
capitán!
(-¡Jo! No sabía que Guzmán
fuera tan famoso que le hubieran dedicado poesías y todo)... (...)
SÍ. SOLA EN SU HABITACIÓN,
Catalina se enteró de la vida de Guzmán. Aunque difusamente, pues
el libro le pareció muy obscuro y no entendió muchas cosas.
–Guzmán, tengo mucho miedo.
–¿Por qué?
–Porque no sé si estoy
despierta o estoy soñando.
–¿Qué te importa, si eres
feliz?
–Pero es que en un libro, que
compré el otro día, ponía que tú habías muerto en no sé qué
guerra.
–Los libros dicen muchas
tonterías.
–Yo te quiero. Nunca podré
querer a otro hombre. Pero tengo miedo.
(...) Porque todo es muy raro y
no entiendo nada de lo que ocurre. Los encapuchados del otro día en
el jardín, por ejemplo...
–Eran unos amigos que se
habían disfrazado.
–¿Para qué?
–Para reírse.
–¿Para reírse de quién?
–De todo y de todos. ¡DEL
MUNDO ENTERO!
–Guzmán: TENGO MUCHO MIEDO.
126-
UNA REVISTA DE ROCK HABLA DEL
CONCIERTO
DE “TEMPESTAD Y PELIGRO”, QUE TENDRÁ LUGAR EN LA GRAN CIUDAD:
Si tus oídos son sensibles
cómprate unos tapones. No te pierdas (TALENTOSO GRUPO) sus
decibelios MESIÁNICOS TENEBROSOS (Ríos infernales). Tendrás TEMOR,
BRUSCA EXCITACIÓN, HIPNOSIS... ¡¡MIEDO!!
¡GRAN EXPECTACIÓN! (¿Estarán
a la altura de las circunstancias?)
¡GRAN EXPECTACIÓN!: Los
nuevos “Tempestad y Peligro” regresan (TOCARÁN EN LA GRAN
CIUDAD).
Digo “NUEVOS” porque Juan
Ignacio Rochowanski (Bajo) ya no está en el grupo.
Le sustituye YAKIN YAMA
(Japonés).
J.P., el prestigioso crítico
musical, habló con YAKIN YAMA, el nuevo componente de “TEMPESTAD Y
PELIGRO”.
J.P.: –¿Por qué abandonó
Juan Ignacio el grupo?
YAKIN YAMA: –Se metió monje.
J.P.: –Te estás quedando
conmigo, tío. Y te recuerdo que hoy no es mi cumpleaños.
YAKIN YAMA: (JA, JA, JA, JA, JA)
En serio. Se metió MONJE (Se ríe). Al principio los otros TAMPOCO
PODÍAN CRERLO. Se metió MONJE por varias razones: LA PRIMERA:
Estaba (más risas) harto de la competencia, de... ¿Sabes qué te
digo?: ¡TANTA JODIDA MIERDA UNDERGROUND! Sí. Creo que el rock
empezaba a darle mucho por culo. Por eso se metió monje, creo.
Tanta luz, tanto efecto visual,
tanta espectacularidad... ¿Sabes? No es tan raro que acabara, TRAS
SU CONVERSIÓN AL CRISTIANISMO (Súbita conversión, ciertamente),
metiéndose MONJE.
J.P.: –Todo esto es lo más
estúpido que he oído en mi vida.
YAKIN YAMA: –Yo creo, sin
embargo, que la postura de Juan Ignacio es de las más sensatas que
he visto en mi vida. Y da la casualidad de que son los críticos como
tú los ESTÚPIDOS porque no entienden NO ENTENDÉIS una JODIDA
MIERDA de nada.
J.P.: –¡No te pases, tío!
Recuerda que no es mi cumpleaños y... (¡¡CUIDADO!! ¡¡PLAFF!!)
NOTICIA: EL PRESTIGIOSOS CRÍTICO
MUSICAL J.P. AGREDIDO POR EL NUEVO COMPONENTE DE “TEMPESTAD Y
PELIGRO”. POR UN MOMENTO SE PENSÓ QUE HABRÍA QUE SUSPENDER EL
CONCIERTO.
127- JUAN IGNACIO ROCHOWANSKI
FUE
un niño enfermizo y de carácter
retraído. A los veinticuatro años entró en el grupo “Tempestad y
Peligro”, cuyo líder, Francisco Fröbel, procedía de los
desaparecidos “The Happy Generation”.
Luego: Giras, peleas (¡ZASS!
¡CUIDADO! ¡PLAFF! ¡ME HAN HERIDO! ¡QUE TE JODAN!), denuncias
conciertos (¡QUE NO DECAIGA, TÍOS!) en directo, etc.
(LA POSTURA DE JUAN IGNACIO ES
DE LAS MÁS SENSATAS QUE HE VISTO EN MI VIDA).
–¡Es esencialmente inmoral!–
exclamó Juan Ignacio, y continuó diciendo: –Nocturno amigo, es
esencialmente inmoral todo ese ¡BAWG! ¡PAW! ¡TCHHHH! ¡PZZRAT!
(YO, JUAN IGNACIO ROCHOWANSKI, CREO AHORA EN LA EXISTENCIA DE UNA
REALIDAD SOBRENATURAL, REVELADA EN LA PALABRA DE DIOS) –¡Eso es
amargo como una negra blasfemia!– interrumpió, ironizó, exclamó,
gritó Juan Ignacio –, y puedes meterte por el... (YO, JUAN IGNACIO
ROCHOWANSKI, CREO AHORA EN LA EXISTENCIA DE UNA REALIDAD SOBRENATURAL
en la melancolía de una tarde purpúrea REVELADA EN LA PALABRA sí,
sí, de acuerdo DE DIOS) Porque Dios está en todas partes: En las
sucias cortinas, en los cráneos calcinados de los animales con
largos cuernos por las paredes, en las pequeñas cómodas de madera,
en los libros y papeles en desorden, en una guitarra eléctrica sobre
la cama deshecha... (TRAS LA VENTANA: EL TRÁFICO INTENSO, LAS CALLES
ANCHAS, LAS NUBES DESFIGURADAS...) Con gesto vanidoso y cruel sonreía
yo: Juan Ignacio. AHORA CREO EN LA EXISTENCIA DE UNA REALIDAD
SOBRENATURAL, REVELADA EN LA PALABRA DE DIOS. Ahora puedo escuchar la
llamada de Dios en los labios podridos de los acróbatas ebrios.
(AFUERA, TRAS LA VENTANA, EL
TRÁFICO INTENSO).
YAKIN YAMA: Yo creo, sin
embargo, que la postura de Juan Ignacio es de las más sensatas que
he visto en mi vida.
–¿Puedo yo dominar mis
emociones?– preguntó Juan Ignacio.
–¿Cómo puedes creer que el
alma se divide en tres partes?– preguntó Juan Ignacio.
–No te jactes– dijo Juan
Ignacio.
–Odio la prensa musical–
dijo Juan Ignacio.
(SÍ. CREO QUE EL ROCK EMPEZABA
A DARLE MUCHO POR CULO. POR ESO SE METIÓ MONJE, CREO.)
–¿Dónde van los suicidas
tras la muerte?– preguntó Juan Ignacio.
(AL REGRESAR A LA GRAN CIUDAD
RISAS FESTEJAR DANZAR DISPUTAR ESTREMECER calles anchas, tráfico
intenso, tras su estancia en Venecia los amantes apasionados
CIERTAMENTE, Catalina se enteró, por los periódicos y la
televisión, de algo que LÚGUBRES SOMBRAS precipitó su alma joven
ALLÍ ESTABA CATALINA PARALIZADA a los indefinidos abismos
subterráneos del miedo: Vicky. la conocida top-model, SE HABÍA
SUICIDADO EN SU RESIDENCIA EN LA GRAN CIUDAD.)
–¿Puedo yo dominar mis
emociones?– piensa Juan Ignacio.
–¿Puedo yo dominar mis
emociones? Porque, hace unos días, casi se me saltan las lágrimas
releyendo “Heidi”, de Juana Spyri. ¿Qué pensarían mis amigos
si supieran esto?
(SÍ. CREO QUE EL ROCK EMPEZABA
A DARLE MUCHO POR CULO. POR ESO SE METIÓ MONJE, CREO.)
–Yo, Juan Ignacio Rochowanski,
un tipo duro, CREO AHORA EN LA EXISTENCIA DE UNA REALIDAD
SOBRENATURAL, REVELADA EN LA PALABRA DE DIOS.
Sí: Yo he sentido la llamada de
Dios en mi alma (hogar humilde). Quizá porque el racionalismo
escolástico no satisface a la juventud. O quizá porque, tras las
negras horas, una muchacha (BERLÍN) sonreía pálida entre las
negras flores.
(APARTA, OH SEÑOR, ESTE VIENTO
FANTASMAL Y TRUCULENTO QUE SILBA EN MI ALMA DE HIERRO)
–Ah, bueno, entonces nada–
contestó Heidi.
(Lluvia tras los cristales.)
–Y quizá, pienso a veces, en
el caso de que mis dos amigos se convirtieran también al
cristianismo, sería posible formar un grupo de ROCK CRISTIANO para
cantar a Dios: CANCIONES ORACIONES, ¿POR QUÉ NO?
128- EN UNA REVISTA DE ROCK
UNA PROSTITUTA HABLA SOBRE EL GRUPO “TEMPESTAD Y PELIGRO”:
Dice que fue contratada para una
“excursión” al río: DESNUDOS SOBRE LO VERDE.
Desnudos sobre lo verde. Azul la
queja suave del agua en el frescor del bosque. Aroma húmedo. Y el
sonido indolente de una guitarra. Catalina espió, escuchó, miró
ardientes purpúreos desnudos: ¿Celebración antigua?
NO. Sólo hombres de ALMA SUCIA
y PROSTITUTAS CONTRATADAS.
(PERDONA, OH SEÑOR, MIS
PECADOS)
Perdona, oh Señor, todos los
pecados (Desnudos dorados sobre lo verde) que emponzoñaron mi alma
de hierro: CATALINA VIO ALGO MÁGICO Y PURO. SE EQUIVOCABA: Sólo
eran hombres de ALMA SUCIA y PROSTITUTAS CONTRATADAS.
–Deben de ser hippies– pensó
Catalina mientras se acercaba para observar mejor la escena.
EN EFECTO. Catalina no se
equivocaba: ERAN HIPPIES. HIPPIES DE ALMA SUCIA. Y PROSTITUTAS
CONTRATADAS (PERDONA, OH SEÑOR, A TU SIERVO JUAN IGNACIO
ROCHOWANSKI)
-¡Jo, yo flipo!- pensó
Catalina.
129- EL CONCIERTO (¡POR
FIN!) DE “TEMPESTAD Y PELIGRO” (DONDE ACUDIÓ CATALINA CON SUS
AMIGAS DEL PISO).
Más
de 2.000 personas. ¡EXPECTACIÓN INUSITADA! Gentío horripilante (El
ser humano: ¿Animal MASA CHIMPANCÉ violento por naturaleza?) que
(¡ZASS! ¡CUIDADO! ¡PLAFF! ¡ME HAN HERIDO! ¡QUE TE JODAN!)
estremece: ¡Creo que han cambiado de bajista!
Más de 2.000 personas.
¡EXPECTACIÓN INUSITADA! (¡YA SALEN!). Confusión, infierno de
aullidos, rostros como máscaras, CEREBROS-CORAZONES vacíos
IRGUIÉNDOSE EN UN CLAMOR NO-HUMANO: ¡YA SALEN! ¡YA ESTÁN AQUÍ!:
“TEMPESTAD Y PELIGRO” (Voz y guitarra: Francisco Fröbel.
Percusión: Salvador Blättner. Bajo: Yakin Yama) ¡HAN CAMBIADO DE
BAJISTA!
¡YA ESTÁN AQUÍ! Expectación
confusión de rostros como máscaras cerebros vacíos CLAMOR
NO-HUMANO para tal vez MASA CHIMPANCÉ olvidar: No sufrir: ALUCINAR.
¡YA ESTÁN AQUÍ!: Variada
mezcla de sonidos, violencia LADRIDOS para quemar destruir enmudecer
no pensar. MÚSICA-ALIMENTO para (abismo-luces- RUIDO-TERROR)
tinieblas muerte anticipar: GEMIDOS APAGAR.
¡YA ESTÁN AQUÍ! (VUELTA A LOS
ESCENARIOS). Focos laterales iluminando abrasando ojos sombras MÚSICA
NEGRA DESTROZADA corazones desgarrados de los componentes del grupo:
Dioses por una noche INFIERNO HORROR IMPLACABLE cabelleras rojas o
verdes (montaje de luces) y el humo del martirio: ¡HAN CAMBIADO DE
BAJISTA!
¡YA ESTÁN AQUÍ! MÚSICA
ALIMENTO (Percusión-exhibición-distorsión-desesperación) PARA
JÓVENES VIOLENTOS UNIVERSITARIOS PIJOS CIUDADANOS PRÓSPEROS DEL
MAÑANA. ¡YA ESTÁN AQUÍ!: ROCK, VIOLENCIA, FUERZA MOTRIZ DE LA
EVOLUCIÓN NO-HUMANA de animales como hombres de capacidad cerebral
invariable: ¡HAN CAMBIADO DE BAJISTA! !Han cambiado de ¡ZASS!
¡CUIDADO! ¡PLAFF! bajista y MÍRALOS CÓMO ESTREMECEN (CLAMOR DE
MÁS DE 2.000 PERSONAS) a las jóvenes adolescentes incendiadas por
la PASIÓN-DESEO-ANHELO DE MARES-TEMPESTADES DE LIBERTAD (Quizá las
futuras esposas de los ciudadanos-funcionarios del mañana).
130- CASI LA TOTALIDAD DE LOS
JÓVENES
(Unas 2.000 personas) que se
congregaron ayer en el concierto de “Tempestad y Peligro” eran
UNIVERSITARIOS (Como ocurre siempre). Y es que los “TEMPESTAD Y
PELIGRO” son MÚSICA ALTERNATIVA PARA GENTE ALTERNATIVA (Risas).
131- GUZMÁN, TENGO MIEDO.
–¿Por qué?
–Porque no sé si estoy
despierta o estoy soñando.
–¿Qué te importa si eres
feliz?
–Pero es que en un libro, que
compré el otro día, ponía que tú habías muerto en no sé qué
guerra.
–Los libros dicen muchas
tonterías.
–Guzmán.
–¿Qué?
–Tengo mucho miedo.
132- UNA INTERESANTE
EXCURSIÓN.
Otoño.
Una interesante excursión. Muy temprano, hacia las afueras, a través
de la Gran Ciudad, ella caminaba. Negras árboles con sus amarillas
hojas de otoño. Un murmullo apenas vespertino y frío y tinieblas
nocturnas que persistían. Figuras lentas y dispersas. Catalina
Kupferbergen caminaba hacia las afueras, a través de la Gran Ciudad
casi desierta. El cielo tenía un color sucio y triste. Los grandes y
rígidos edificios de la Gran Ciudad tenían el color del otoño.
Florida por el oro de las primeras luces despertaba la ciudad de su
sueño fantasmal, crujía bajo la bóveda celeste. Borrosos, velados
edificios. Catalina Kupferbergen caminaba sola, a través de la Gran
Ciudad hacia las afueras.
133- LAS AFUERAS.
Los negros postes de la luz. Sus
cables, renglones del cielo. Casa calladas, pequeñas y
enternecedoras. Casas amarillas, azules y rojas. Dos mujeres
enlutadas caminaban a lo lejos muy juntas, como dos manchas sobre un
fondo luminosos. Las gotas de rocío sobre la hierba verde y las
hojas caídas. Una farola aún encendida y los jardincillos y el
alegre jolgorio de los pájaros. Flameaba el sol de otoño cuando
Catalina Kupferbergen caminaba por las afueras de la Gran Ciudad.
Atrás quedaba la Gran Ciudad.
Sólo árboles de
134- RAMAS ONDULADAS
junto al sendero. Dulce frescor
del día que comienza. Una mujer, con una gran cesta, caminaba a lo
lejos. Entre la fronda, apenas se asomaba una casita de tejado rojo y
oscuras chimeneas. Otra casita, a la izquierda, se camuflaba entre la
verde vegetación y las verdes ramas de los árboles con su verde
tejado. Goteaba el dulce rocío y susurraban las ramas de los árboles
una melodía triste. Viejo sendero melancólico y en calma por el que
Catalina Kupferbergen caminaba.
Sembrados. Campos amarillos,
dorados, que se fundían con la luz. Las montañas azuladas en la
lejanía. Un carro azul. Casas azules y dispersas. Dos hombres
descargaban un carro, a lo lejos. Aves salvajes. Viejo sendero
polvoriento por el que Catalina Kupgferbergen caminaba.
En el BOSQUE SOLITARIO, al
mediodía, fluía la luz entre los árboles. Entre las difuminadas
ramas doradas. Catalina Kupferbergen estaba sentada, apoyada contra
un árbol, bajo los ramajes cuyas sombras extrañas temblaban.
Una serenidad fervorosa.
De incienso la siesta también
se mecía, especialmente en sus azules, con el dorado del luminoso
espejo del agua y los felices pájaros que cruzaban el bosque de los
árboles entrelazados, para retener el dulce hastío de una mentira
de oro (¡Qué paz después del concierto del otro día!- pensó
Catalina) entre las nubes, que con infantil ternura a la
voluptuosidad del mediodía daba desfallecimientos y guirnaldas.
Formas caprichosas (–¡Qué paz después del concierto del otro
día!– pensó Catalina) de las nubes que se extasiaban en una
música mágica de difusa melodía confusa que se fundía en el
verdor húmedo de la somnolencia.
Sí. Sentada sobre la hierba,
apoyada contra un árbol, bajo los ramajes cuyas sombras extrañas
temblaban, Catalina pensó: ¡Qué paz después del concierto del
otro día!
135- Y, BRUSCAMENTE,
una voz la sacó de su
ensimismamiento.
–¿Eres real o eres un ángel?–
dijo Salvador Blättner.
–Pe... pero... ¡Salvador!
¡Creí que no volveríamos a encontrarnos nunca!
–Yo también tenía ganas de
volver a verte... he pensado tanto en ti... ¡TE HE BUSCADO POR TODAS
PARTES!
–El otro día estuve en tu
concierto. ¡Estuvisteis geniales!
–¡Te quiero, Catalina!
–¿Por qué?
–No sé. Porque ESTÁS BUENA
supongo.
–Pero yo sólo puedo querer al
Doctor Guzmán.
–¿Quién es ése?
–¡Un tío de alucine! Tiene
un castillo cerca de aquí, en el bosque.
–¡Estás loca, tía! En este
bosque nunca ha habido ningún castillo.
–¡Tú sí que estás loco!
¡Sígueme! Te llevaré hasta el castillo y te presentaré al Doctor
Guzmán.
Pero, misteriosamente, Catalina
no pudo encontrar el castillo de Guzmán. Había desaparecido.
Catalina
lloraba: –Pe... pero ¿Cómo es posible? No lo he soñado. ¡El
castillo existe! ¡Y Guzmán!
–Lo has soñado todo,
Catalina: Olvídalo. Olvídate de ese Guzmán y su castillo (QUIZÁ
NUNCA EXISTIERON).
–¡No, no puedo olvidar! Yo
quiero a Guzmán y nunca podré querer a otro. Y si Guzmán es un
fantasma me da igual. Prefiero querer a un Guzmán inexistente que a
cualquier otro de carne y hueso.
–¿Y yo?
–A ti nunca te podré querer,
Salvador. Además me he enterado de que eres un hippie corrupto. ¿Te
crees que no leo las revistas?
–Entonces no me dejas otra
salida– dijo Salvador. Y sacó un revólver del bolsillo de su
chaqueta.
De incienso la siesta (¡NO,
SALVADOR, NO!) también se (¡BANG! ¡BANG!) mecía, especialmente en
sus azules, con el dorado del luminosos espejo del agua (y la sangre)
y los felices pájaros que cruzaban el bosque de los árboles
enlazados (Y LA MUERTE), para retener el dulce hastío de un cuerpo
joven sin vida, que con infantil ternura a la voluptuosidad del
mediodía daba desfallecimientos y guirnaldas. Formas caprichosas
(¡La he matado, Dios mío, la he matado!) de las nubes que se
extasiaban en una música (¡BANG! ¡BANG!) mágica de difusa melodía
confusa que se hundía en el verdor húmedo de la somnolencia.
SOMNOLENCIA: EN EL BOSQUE
SOLITARIO, AL ATARDECER, ENCONTRARON LOS CADÁVERES DE DOS JÓVENES.
136- EN UNA PEQUEÑA
HABITACIÓN.
En la pequeña habitación había
un profundo silencio. Junto a la cama, un cofre negro cerrado tenía
aspecto de féretro infantil. Nadie planchaba sobre la mesa roja.
Máscaras de carnaval en las paredes y una caja vacía. Paredes
descoloridas (profundo silencio) de un amarillo enfermo. Muy cerca
del cofre negro y la cama deshecha: La mesa roja (Nadie planchaba).
Nadie contemplaba los viejos objetos. Objetos oscuros y mudos
perdidos para siempre en la tiniebla.
137- DEL DIARIO DE VICKY:
Me costó mucho fingir mi
muerte.
No murió nadie por mí:
Simplemente no murió nadie.
Tuve que sobornar a un juez, a
un abogado, a siete policías, a un detective, a un electricista y a
una señora de la limpieza: ¡Pero lo conseguí! Conseguí fingir mi
suicidio, mi muerte.
ME COSTÓ MUCHO FINGIR MI
MUERTE.
Y AHORA SIGO VIVA Y SOY LIBRE:
Libre de los periodistas (Gentío horripilante que estremece) que me
acechaban día y noche.
Murió Vicky la top-model.
Nació Vicky la filósofa, LA
PENSADORA: CONDENADA (ESO SÍ, A VIVIR CON EL PELO TEÑIDO Y GAFAS
OSCURAS.
Condenada a vivir en la CIUDAD
PERDIDA, donde es difícil que alguien me reconozca.
138- EN EL GRAN MUSEO DE ARTE
ANTIGUO.
Conoció al Doctor Guzmán en el
Gran Museo de Arte Antiguo, que se encontraba en la zona vieja de la
CIUDAD PERDIDA.
VICKY ERA UNA APASIONADA AMANTE
DEL ARTE ANTIGUO.
Toda la mañana estuvo
recorriendo las salas (Abriendo su alma A LA BELLEZA)
–Abro mi alma a verdades
eternas– pensó Vicky, y de pronto le vio a él: GUZMÁN.
El Doctor Guzmán la deslumbró.
Vicky tembló. En su corazón bramó una tempestad que anunció, con
toda la violencia, el AMOR. Sintió que la primavera regresaba, y la
ternura herida: Como si una muñeca sonriera pálida entre las negras
flores. ¿Y por qué razón? Porque se había enamorado a primera
vista. ¡Tal fue la importancia de unos ojos!
El viento truculento y fantasmal
de la pasión la empujó: –Tengo que hablar con él a cualquier
precio– pensó.
El
Doctor Guzmán estaba solo y miraba un cuadro. Vicky sintió un
crepitar de balas en su interior (Abro mi alma a verdades eternas). O
como si Lawrence de Arabia dinamitara su férreo corazón. –¡Mata
lo inferior dentro de ti!– pensó Vicky, y se acercó a él.
–Permítame que le diga,
caballero, que ese cuadro que mira con tanta atención es sin duda
(...)
–Sus ojos, señorita,
reconcilian a Heráclito con Parménides– dijo entonces Guzmán a
Vicky por decir algo.
Vicky rió entonces. Rió
también Guzmán.
Media hora después, en una
cafetería, Vicky y el Doctor Guzmán charlaban animadamente.
El amor...
¿Qué es?
¿CUÁNDO SE CELEBRA SU FIESTA?
(FIN)